1- La Biblia al ser una colección de libros está compuesta
por varios géneros literarios. Hay libros históricos, poéticos, filosóficos,
epístolas personales, narraciones testimoniales subjetivas, escritos proféticos
y apocalípticos.
2- Durante mucho se ha confundido el género profético con el
apocalíptico. El apocalíptico posee elementos de profecía, pero
fundamentalmente es una saga simbólica llena de métáforas visuales con un
fuerte mensaje hacia la época y consejos sobre la actitud de los fieles a Dios.
3-No es que la narración apocalíptica con "voces,
truenos y granizo" sea falsa. El problema es que no hemos entendido el
objetivo metafórico de la lección moral que está envuelta bajo el simbolismo de
éste género literario. Nuestro error es utilizar dichos símbolos como
descripciones futuristas de sucesos cósmicos literales.
4- Sin embargo, también el género apocalíptico indujo en la época de su redacción a la
esperanza de una intervención directa de Dios en los asuntos humanos para
eliminar a los malvados (liberarlos de la opresión de una potencia), mientras que los profetas intentan mediante el
arrepentimiento la conversión de las personas.
5-Hay una abundante literatura apocalíptica, incluso mayor
que los libros de la Biblia y que procede de épocas anteriores. Esa literatura
incluye términos iguales a los insertados
en las narraciones del N.T como "reino milenario, fuego y azufre, luchas de
ángeles y demonios, bestias salvajes", etc. En el siglo I no existía
discriminación alguna entre ésta literatura (hoy llamada apócrifa) y la que hoy se llama
arbitrariamente canónica. Ambas circulaban de forma libre y ámbas gozaban de
cierta aceptación, hasta el grado que Judas cita del libro de Enoc.
6-En el Nuevo Testamento hay muchas inserciones de frases o
paráfrasis del género apocalíptico en medio de las narraciones. Esto se debe a
la creencia de los primeros cristianos que presenciarían el Día de Jehová y la
Parausía. Pablo y Pedro son enfáticos al describir que “el fin de todas las
cosas se ha acercado”, "el tiempo que queda está reducido", que "no todos nos dormiremos en la muerte", etc. Pero no
olvidemos que las epístolas son cartas personales de su percepción sobre el
Evangelio sobre situaciones particulares, y no catálogos de fe o dogmas
oficiales para todas las Iglesias. Pablo mismo actúa de forma distinta, se
adapta a los judíos de forma opuesta que a los gentiles.
7-En la narración de los Evangelios notamos algunas de éstas
inserciones apocalípticas. Una de ellas es que Jesús afirma regresar antes que
se predique el circuito de todas las ciudades de Israel (Mateo 10). En las investigaciones
pasadas (entradas anteriores) hemos visto como carecemos de comparación entre
las Biblia modernas con los Manuscritos antiguos, sobre todo con los capítulos
10, 13 y 24 de Mateo, los cuales precisamente tienen connotaciones
“apocalípticas”.
8- De todas formas, es posible que la inserción es anterior
al siglo II. Kern nos dice que “este trozo de literatura ha de atribuirse, sin
duda alguna, no a Jesús, sino a un cristiano judío que vivió hacia el fin del
período apostólico y que, en vista de la inminente catástrofe del templo y de
la santa ciudad, dedicó a los cristianos y a los judíos las revelaciones, los
consejos, y el consuelo de Jesús, e hizo esto evidentemente de una sola vez y
por escrito, no oralmente”. Este autor considera evidente que esta composición
data de aun antes del sitio de Jerusalén, y en esto discrepa con varios
críticos que sostienen puntos de vista similares a los suyos pero que sostienen
que el pasaje pertenece a un período posterior a la destrucción de la capital
judía. Kern defiende la instrucción profética verdadera de Jesús hacia los
cristianos de “huir a las montañas” como algo real, pero discrepa en que este
mismo profeta Jesús haya errado en asociar esa tribulación judía con la Parausía de
Cristo. ¡A esa misma conclusión ha llegado el autor de éste blog y otros como
Carl Olof Jhonsons y Raymond Franz, sin siquiera analizar el Libro de
Urantia!
9- Cuando leemos Mateo 24 notamos como “Tote” (entonces)
introduce la secuencia que “después de la tribulación de esos días el sol será
(…) y entonces aparecerá la Señal del Hijo del Hombre…”. Notamos que no hay una
discriminación en el relato textual de la tribulación judía de 70 con la
Parausía. Han sido las Religiones modernas las que han tenido que interpretar otra
cosa que textualmente no está escrita, pero eso nos mostraría que Jesús
confundió a sus apóstoles y les ilusionó con que su Parausía estaría ligada a
la destrucción de Jerusalén y el término de su generación. Obviamente todos los
lectores de Mateo y Lucas del siglo I
llegarían a esa conclusión errada.
10-Por lo tanto, y para
los que creemos en la coherencia y veracidad del Maestro,
es evidente que algunos dichos genuinos de Jesús han sido mezclados con
la apreciación de un posterior redactor.
Una opción razonable es que los evangelistas añadieron (sin querer) a
las palabras de nuestro Señor algunas cosas que él no dijo. En el proceso de
transmitir oralmente los muchos dichos de Jesús, ciertas ideas incongruentes se
mezclaron con ellos, y se unieron tan estrechamente con ellos que, cuando los
dichos se escribieron por primera vez, fue imposible separar la verdadera forma
original de sus adiciones. El resultado es que no tenemos un informe exacto y textual
de lo que Jesús dijo en la ocasión a la
que se alude. Esto es posible ya que los apóstoles aún creían que verían la
Parausía antes del término del siglo I y alguna creencia personal influyó en
esta inserción. Además, una comparación entre los evangelistas corrobora la
hipótesis, ya que hay muchas diferencias entre ellos. Por ejemplo, Marcos y
Lucas no mencionan la explicación apocalíptica del trigo y la mala hierba.
11- A lo anterior es posible añadir que los dichos de Jesús
también fueron confundidos por los compiladores de nuestros evangelios, y que
secciones enteras han sido insertadas fuera de su propia conexión. Mateo
registra en 24:17, 23, 27, 28, 37, 40, 41 lo que Lucas refiere a una ocasión
diferente (compárese con Lucas 17:20-37). Compárese también Mat. 24:43-51 con
Lucas 12:39-46.
12- Los evangelios no pierden su valor trascendental por
estas inserciones o paráfrasis de los compiladores posteriores. Su esencia y
perfume general del mensaje de Jesús sigue en pie y ha sido inmensamente
valioso. No obstante, con respecto a las supuestas frases proféticas o apocalípticas
de Jesús en torno a su Parausía debemos ser cautelosos, ya que todo nos sugiere
una interpretación de los dichos de Jesús, y estas interpretaciones fueron dejadas por escrito, algo
similar a lo que ocurre con los Evangelios Apócrifos y discursos enteros
atribuidos a Jesús.