Uno de los temas más
controversiales y por los que mas se han hecho famosos a nivel mediático los
testigos de Jehová, es el asunto de su negativa a las transfusiones de sangre.
Para un Adventista el no ser comprendido con respecto a su postura sobre el
sábado representa una persecución, el testigo de Jehová también considera una
prueba de lealtad cristiana ser leal a su postura en relación a la sangre. En esta serie de consideraciones deseamos compartir el auténtico punto de vista bíblico.
Cómo señalé en alguna ocasión, está demostrado que cada Sangre es única a nivel genético y molecular en
relación al individuo y que por lo tanto, efectivamente la Sangre es un Símbolo
apropiado de la Vida. De hecho, muchas culturas extra-bíblicas también
consideran a la sangre un elemento “especial” que “conecta” con la vida. Con
respecto, al aspecto sanitario, la Biblia ha demostrado estar adelantada
milenios a la opinión cambiante de la Ciencia, y las investigaciones recientes
sobre la Sangre y las infecciones son una prueba a favor de esto. Muchos médicos
en todo el mundo están reconsiderando su opinión de si la Sangre es realmente
ventajosa en ciertas operaciones programadas. El tema que sigue a continuación, de ninguna manera
quiere dar a entender, que el uso de la sangre no implique un serio grado de
riesgo. Además, cada cristiano debería hacer todo lo posible (a grado razonable) para que antes de
una operación programada se pudiese evitar el uso innecesario de la
Sangre.
No obstante, independiente de
las cuestiones sanitarias e incluso metafísicas que pudiese tener la sangre, hay
un gran dilema que finalmente es el quid central de todo el asunto. Cualesquier
explicación compleja, todo intento por
intentar zanjar esto asunto no debe alejarse del dilema central que aquí
expondremos.
Aunque para algunos, los
riesgos de morir debido a una no transfusión se han disminuido o no se considera
un factor de vida o muerte, lo cierto es que ¡muchos en estado grave han muerto
por no realizarse una transfusión! La revista ¡Despertad! contiene numerosos
testimonios de jóvenes “mártires” que fallecieron al no aceptar transfusiones,
pese a que estaban a punto de morir. Sus muertes han sido mencionadas como
verdaderos ejemplos de integridad cristiana. Algunos de estos casos han llegado
a tribunales, los cuales han tomado en cuenta la libertad del paciente para
decidir. Otros jueces han obligado a realizar la transfusión. La Organización
reconoce que muchos han muerto por evitar la Sangre. Esto no debe olvidarse, ya
que recientemente se ha dado a entender que en ciertas situaciones las
transfusiones no garantizan la vida. Esto es relativo y corresponde al campo de
la Medicina determinar si un tratamiento es más eficaz que otro para prolongar
la vida. También en caso de un accidente grave o en un países sin recursos
financieros para tener complejas maquinas expandidoras, el asunto se torna
literalmente de vida o muerte.
Ahora bien, en estos casos de
vida o muerte, éste es el punto central de la cuestión:
La Vida humana es Sagrada.
Matarla o desatenderla con riesgo de muerte es un delito contra la Santidad de
la Vida. La Vida de un Ser Humano es Sagrada. Por otro lado, la Sangre simboliza
la Santidad de la Vida. Hacer mal uso de la Sangre es inadecuado.
Sin embargo, al colocar en la
balanza la Vida misma y real y el Símbolo de ésa Vida, ¿Qué es más importante?
¿El símbolo o la vida real, más compleja e inteligente creada a la imagen de
Dios? ¿Sería correcto desatender la Vida
más compleja y real (realidad humana de la Santidad de la Vida), por evitar utilizar el Símbolo que pueda
ayudar en Salvar al Objeto Real?
Tenemos claro que la Vida
Humana es Sagrada y Santa. Es quizás más Santa que la Sangre porque el hombre es
un Ser mucho más complejo que la Sangre carente de personalidad e inteligencia
humana. No olvidemos que estamos hablando de la Santidad de la Vida. Y la Vida
humana es más valiosa que la Sangre suelta. El verdadero respeto por la Santidad
de la Vida exige comprender eso. Una persona, un niño y una mujer son
infinitamente superiores a un litro de sangre. ¿Lo podemos negar?
Admitiendo que, en la mayoría
de los casos, las transfusiones de la sangre sean de poco valor o incluso
dañinas, no obstante en un porcentaje de casos la sangre es el único medio
posible de mantener la vida hasta que se puede utilizar otro tratamiento, como
por ejemplo, una hemorragia interna masiva que no pueda ser detenida
inmediatamente. Me parece que en este tipo de casos dejar que una persona muera
por mantener el símbolo de la vida es una contradicción en sí misma así como el
hecho de colocar más importancia sobre
el símbolo que en la realidad que simboliza.
Cómo señaló en una oportunidad
una persona que escribió al Cuerpo
Gobernante, colocar la importancia de la sangre como símbolo por encima de la
vida misma es semejante a que un hombre le dé más importancia a su anillo de
bodas (símbolo de su estado matrimonial) que a su matrimonio mismo, o que a su
esposa. Sería como una situación en que, encarado con la alternativa de tener
que sacrificar o a su esposa o al anillo de bodas, optara a favor de salvar al
anillo de bodas. Ante ésta lógica demoledora, el C.G por supuesto, guardó
silencio.
Observemos como el razonamiento de que el
símbolo es más valioso que el objeto real fue condenado por Jesús:
16 ”¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen:
‘Si alguien jura por el templo, no es nada; pero si alguien jura por el oro del
templo, queda obligado’. 17 ¡Necios y ciegos! ¿Cuál, de
hecho, es mayor?: ¿el oro, o el templo que ha santificado el oro?
18 También: ‘Si alguien jura por el altar, no es nada; pero si
alguien jura por la dádiva que está sobre él, queda obligado’.
19 ¡Ciegos! ¿Cuál, de hecho, es mayor?: ¿la dádiva, o el
altar que santifica la dádiva? 20 Por lo tanto, el que
jura por el altar jura por él y por todas las cosas que están sobre él;
21 y el que jura por el templo jura por él y por el que en él
habita; 22 y el que jura por el cielo jura por el trono de
Dios y por el que está sentado sobre él. – Mateo 23: 16-23
¿Cuál es mayor? ¿la sangre o la
vida humana que santifica a la sangre?
Sin comentarios....
Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer.
Cualquiera que derrame la sangre del
hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al
hombre. Y en cuanto a ustedes, sean fructíferos y lleguen a ser muchos, hagan que la
tierra enjambre de ustedes y lleguen a ser muchos en ella”.-Gen. 9: 4, 6,
7
Dios claramente prohíbe el comer sangre a los humanos. Y también notamos, que Jehová enfatiza que
finalmente la vida humana con su sangre en el interior es la realmente
sagrada. “Porque a la imagen de Dios
hizo él al hombre”. No es la sangre
separada la que realmente es superior a la vida humana. De hecho, el condena que
alguien derrame la sangre del hombre y le de muerte. “Cualquiera que derrame la sangre del
hombre”. ¿Podría ser considerado un
acto de derramamiento de Sangre el dejar que la persona se desangre y muera?
¿Qué debería primar finalmente ante esta situación? ¿La Vida o el Símbolo?
El mandato a Noé es considerado
universal, y rige antes de la Ley Mosaica. Si eso es así ¿no es cierto que
debería ser igualmente aplicable el mandato de "ser fructíferos y llenar la
tierra" y de " hacer que la tierra enjambre de ustedes y hacerse muchos sobre
ella"? ¿Cómo podría ser esto posible si se tienen que morir los “hijos” que
deberían poblar la Tierra? Algunos, como sabemos, incluso han visto morir a sus hijos como
resultado de una interpretación inexacta sobre la Vida y el Símbolo.
En casos similares, ¿fue Jehová
irrazonable con la Ley que les dio a los Israelitas sobre comer Sangre?
13 ”’En
cuanto a cualquier hombre de los hijos de Israel o algún residente forastero que
esté residiendo como forastero en medio de ustedes que al cazar prenda una bestia salvaje o un
ave que pueda comerse, en tal caso tiene que derramar la sangre de esta y
cubrirla con polvo. 14 Porque el alma de toda clase de
carne es su sangre en virtud del alma en ella. En consecuencia dije yo a los
hijos de Israel: “No deben comer la sangre de ninguna clase de carne, porque el
alma de toda clase de carne es su sangre. Cualquiera que la coma será cortado”.
15 En cuanto a cualquier alma que coma un cuerpo [ya] muerto o algo
desgarrado por fiera, sea un natural o un residente forastero, en tal caso
tiene que lavar sus prendas de vestir y bañarse en agua y ser inmundo hasta el
atardecer; y tendrá que ser limpio. 16 Pero si no las lava y
no baña su carne, entonces tendrá que responder por su error’”. – Levítico 17:15
¿Pudiera ser que la prohibición bíblica tocante a la sangre aplicara solamente a la sangre de una víctima matada por el hombre, y no a la carne de algún animal que hubiera muerto por sí mismo y no hubiera sido desangrado, ni a la sangre de algún animal o algún ser humano que estuviera vivo?
La Watchtower reconoció lo
siguiente: “Hay quienes han razonado de esa manera, y han señalado a algunos
versículos bíblicos que aparentemente apoyan ese punto de vista. Así, han
sostenido que no sería incorrecto aceptar una transfusión de sangre de un
donante vivo. Tal razonamiento pudiera parecer válido”. Sin embargo, en relación
al texto de Levítico citado, la Sociedad trata de explicar que la situación se
refiere a una persona a la cual se le hubiese escondido la evidencia de que el
animal hubiese sido desangrado. Entonces, dicha persona comía sangre sin saberlo. Sin embargo, el texto no dice
eso en absoluto. Está claramente hablando en el contexto de cacerías de
animales.
Otros de forma más clara han explicado que esto realmente era
una excepción a la Ley de la Sangre. Jehová hizo una
excepción a su propia Ley en caso de animales que murieran por causa natural o
que fueran muertas por alguna bestia. Por ejemplo, supongamos que un pastor
perdió una oveja a causa de un lobo, pero el lobo sólo mató a la oveja pero no
la devoró; en ese caso, Jehová permitía que el animal sirviera de alimento para
la familia del pastor, pues obviamente era imposible desangrar al animal
apropiadamente y cubrir la sangre con polvo. Esto se permitía siempre y cuando
el pastor lavara sus ropas de vestir y después se bañara. Si hacía esto, él no
era considerado culpable. Sin embargo, si el hombre no lavaba sus ropas entonces
se le hallaba culpable ante Dios.
Por lo tanto, podemos decir que Dios
se mostró razonable al hacer
una excepción en este caso, pues Él no
ponía el valor de la vida del animal por encima de las necesidades de la
gente. Jesús mismo actuó de manera similar cuando reconoció el valor de una
vida humana sobre la de cualquier otro animal, pues dijo: "Ustedes valen más
que muchos gorriones." Aún así, al permitir el consumo de un animal que no
hubiera sido desangrado debidamente, -suponiendo que ya no pudiera desangrarse
el cuerpo del animal muerto-, Dios requería que la persona reconociera su deuda
ante el Dador de la Vida por medio de bañarse. Lejos de debilitar la Ley de Dios
esta provisión que requería que se desangrara el animal fortaleció la obligación
de los Hebreos de reconocer que sólo Jehová era el dueño de todo y esto le daba
derecho a Dios de tener autoridad sobre todo tipo de alma. Pero a los Israelitas
se les enseñaba el punto de vista correcto sobre el balance de la Vida y el
Símbolo. En estos casos, claramente puesto que era un asunto accidental que
escapaba al cazador de la presa, la Ley hacía ésta excepción en vista del bien
común de la vida de la familia.
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Si esto es el caso, ¿no podría haber
claramente una excepción cuando en urgencias y en situaciones fuera del control
personal de la persona, su vida estuviese en riesgo?
Yo creo, y tan firmemente como
lo hacen los Testigos de Jehová, que si se le presenta la situación de tener que
hacerlo, un cristiano verdadero debe estar preparado para dar su vida por su fe
en Dios. Pero dar la vida de uno cuando Dios en realidad no lo requiere o no lo
desea, no me parece que sea de valor alguno. Hechos de los Apóstoles no dice que
el cristiano tenga que dar su vida por abstenerse de sangre. Eso es ir más allá
de lo Escrito en la Palabra de Dios.
Consideraciones científicas
Al principio del artículo se ha dejado muy claro que los cristianos deberían
hacer todo lo humanamente posible por evitar la sangre de forma innecesaria. En
operaciones programadas y asuntos que puedan manejarse con antelación,
claramente debería existir un planificación adecuada para que el paciente pueda
evitar éste asunto. Sin embargo, en situaciones de desiciones rápidas de vida o
muerte, una verdadera comprensión de la Santidad de la Vida exige darle más
valor al objeto real que al símbolo de ese objeto. Al respecto, la Sociedad Watchtower debería replantearse éste asunto ya que tiene repercusiones trágicas en la vida de muchas personas.
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Jehová mismo fué razonable
con ésto, porque tal como estudiamos, en casos en que
ciertos animales eran muertos bajo situaciones fuera del control personal del
hombre, Dios permitia comer la carne y la sangre. Jehová claramente transmitía
que cuando las cosas no obedecen a la voluntad propia, y eran asuntos producto
del resultado externo, la Ley no era aplicada de forma irrazonable, sobre todo
si la vida humana era puesta en un nivel inferior. Si esto Jehová lo aplicó con
la propia Ley de la Sangre, ¿no podría haber una comprensión más madura con
respecto a situaciones de urgencia y fuera del control personal de la
gente?
Empezando en los últimos años de la década de 1940, la organización de los testigos, en un principio, declaró una prohibición absoluta de la sangre de cualquier manera o forma, ya fuese completa o fraccionada. A partir de 1961 se expulsó de las congregaciones de los testigos de Jehová a cualquiera que pasara por alto este requisito. Luego, con el paso de los años, se añadieron nuevos preceptos, entrando cada vez más y más en aspectos técnicos del tema. La Sociedad tuvo que reconocer que la Biblia solo habla de “Sangre” y no entra en detalles sobre los componentes principales o fracciones menores.
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Ahora la Organización clasifica en categorías los elementos sanguíneos como componentes "mayores" o "menores". ¿Habla la Biblia de componentes mayores o menores? ¿Cuándo le ha concedido Dios la autoridad a hombre alguno para que haga tal división? ¿Sobre qué base cierto porcentaje del total o lo que sea cuál es el punto divisor en el porcentaje separando "mayor" de "menor"? ¿O lo hacen sobre la base de la importancia vital de la función que cada componente tiene? Y si es así, ¿cómo evalúan y determinan la importancia relativa de tal función?
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La misma Sociedad ha reconocido que la prohibición Bíblica solo corresponde a Sangre completa, y por ende, el resto debería quedar a criterio. Sin embargo, se insiste en que los componentes “mayores” están prohibidos para los testigos. Cuando se le ha hecho la pregunta de por qué no ha prohibido el uso de todos los componentes sanguíneos, la Sociedad Wachtower ha explicado sus cambios de política, como el permitir el uso de las fracciones de sangre citadas, por medio de decir que éstas son usadas en "cantidades muy pequeñas" y que esto coloca su uso dentro del campo de la conciencia personal.' Sin embargo, cuando se examina el asunto de cerca, uno encuentra evidencia que indica, una gran contradicción que desmorona la prohibición de los componentes mayores.
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Las declaraciones en contra del uso de la "sangre completa," tan enérgicamente expresadas por la Sociedad Wacth Tower, suenan muy impresionantes a muchos Testigos. Aunque las transfusiones de sangre completa fueron muy comunes en las décadas del 1950 y del 1960, éstas no obstante, son poco frecuentes hoy en día. En la mayoría de los casos, al paciente se le administra únicamente el componente sanguíneo que necesita. Información provista por la Cruz Roja de Atlanta el 22 de enero de 1990 reveló que sólo el 6 por ciento de toda la sangre donada va a los hospitales como sangre completa el 94 por ciento restante se divide en sus componentes.
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La mayor parte de la sangre se separa en un número determinado de componentes (plasma, leucocitos, eritrocitos [glóbulos rojos], etc.) en el período de tiempo en que se hace la donación. Estos componentes son almacenados para su uso posterior. La mayor parte de ellos serán enviados a centros hospitalarios. Por consiguiente, en la gran mayoría de los casos, cuando un Testigo se encara a una transfusión, la cuestión a la cual tiene que hacer frente no es a una transfusión de sangre completa, sino a la transfusión de alguno de sus componentes.
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Lo extraño e incongruente sobre el uso de los componentes sanguíneos aceptables y no aceptables, está claramente ilustrada en la norma de la Sociedad en cuanto al plasma. Como se podrá ver en alguna ilustración tomada de la revista ¡Despertad!, el plasma compone aproximadamente el 55 por ciento del volumen sanguíneo. Teniendo en cuenta su volumen, la sociedad Watch Tower lo clasifica en la lista de "componentes mayores." No obstante, el plasma está compuesto en un 93 por ciento simplemente de agua. ¿Cuáles son los componentes del 7 por ciento restante? Los principales son: albúmina, globulinas (de las cuales las irununoglobulinas son los componentes más esenciales), fibrinógenos y factores coagulantes (utilizados en las preparaciones hemofílicas). ¡Y estos son los mismos componentes que la organización alista como permisibles para sus miembros! Aunque el plasma mismo está prohibido, no obstante sus componentes principales son permitidos-a condición de que sean introducidos en el cuerpo por separado. Como dijo cierta persona, esto es como si el médico le dijese al paciente que en adelante ya no podría comer bocadillo con jamón y queso, pero que podría hacerlo si tomaba el bocadillo y separaba el jamón, el queso y el pan y se los comía por separado y no como bocadillo. *
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Empezando en los últimos años de la década de 1940, la organización de los testigos, en un principio, declaró una prohibición absoluta de la sangre de cualquier manera o forma, ya fuese completa o fraccionada. A partir de 1961 se expulsó de las congregaciones de los testigos de Jehová a cualquiera que pasara por alto este requisito. Luego, con el paso de los años, se añadieron nuevos preceptos, entrando cada vez más y más en aspectos técnicos del tema. La Sociedad tuvo que reconocer que la Biblia solo habla de “Sangre” y no entra en detalles sobre los componentes principales o fracciones menores.
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Ahora la Organización clasifica en categorías los elementos sanguíneos como componentes "mayores" o "menores". ¿Habla la Biblia de componentes mayores o menores? ¿Cuándo le ha concedido Dios la autoridad a hombre alguno para que haga tal división? ¿Sobre qué base cierto porcentaje del total o lo que sea cuál es el punto divisor en el porcentaje separando "mayor" de "menor"? ¿O lo hacen sobre la base de la importancia vital de la función que cada componente tiene? Y si es así, ¿cómo evalúan y determinan la importancia relativa de tal función?
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La misma Sociedad ha reconocido que la prohibición Bíblica solo corresponde a Sangre completa, y por ende, el resto debería quedar a criterio. Sin embargo, se insiste en que los componentes “mayores” están prohibidos para los testigos. Cuando se le ha hecho la pregunta de por qué no ha prohibido el uso de todos los componentes sanguíneos, la Sociedad Wachtower ha explicado sus cambios de política, como el permitir el uso de las fracciones de sangre citadas, por medio de decir que éstas son usadas en "cantidades muy pequeñas" y que esto coloca su uso dentro del campo de la conciencia personal.' Sin embargo, cuando se examina el asunto de cerca, uno encuentra evidencia que indica, una gran contradicción que desmorona la prohibición de los componentes mayores.
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Las declaraciones en contra del uso de la "sangre completa," tan enérgicamente expresadas por la Sociedad Wacth Tower, suenan muy impresionantes a muchos Testigos. Aunque las transfusiones de sangre completa fueron muy comunes en las décadas del 1950 y del 1960, éstas no obstante, son poco frecuentes hoy en día. En la mayoría de los casos, al paciente se le administra únicamente el componente sanguíneo que necesita. Información provista por la Cruz Roja de Atlanta el 22 de enero de 1990 reveló que sólo el 6 por ciento de toda la sangre donada va a los hospitales como sangre completa el 94 por ciento restante se divide en sus componentes.
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La mayor parte de la sangre se separa en un número determinado de componentes (plasma, leucocitos, eritrocitos [glóbulos rojos], etc.) en el período de tiempo en que se hace la donación. Estos componentes son almacenados para su uso posterior. La mayor parte de ellos serán enviados a centros hospitalarios. Por consiguiente, en la gran mayoría de los casos, cuando un Testigo se encara a una transfusión, la cuestión a la cual tiene que hacer frente no es a una transfusión de sangre completa, sino a la transfusión de alguno de sus componentes.
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Lo extraño e incongruente sobre el uso de los componentes sanguíneos aceptables y no aceptables, está claramente ilustrada en la norma de la Sociedad en cuanto al plasma. Como se podrá ver en alguna ilustración tomada de la revista ¡Despertad!, el plasma compone aproximadamente el 55 por ciento del volumen sanguíneo. Teniendo en cuenta su volumen, la sociedad Watch Tower lo clasifica en la lista de "componentes mayores." No obstante, el plasma está compuesto en un 93 por ciento simplemente de agua. ¿Cuáles son los componentes del 7 por ciento restante? Los principales son: albúmina, globulinas (de las cuales las irununoglobulinas son los componentes más esenciales), fibrinógenos y factores coagulantes (utilizados en las preparaciones hemofílicas). ¡Y estos son los mismos componentes que la organización alista como permisibles para sus miembros! Aunque el plasma mismo está prohibido, no obstante sus componentes principales son permitidos-a condición de que sean introducidos en el cuerpo por separado. Como dijo cierta persona, esto es como si el médico le dijese al paciente que en adelante ya no podría comer bocadillo con jamón y queso, pero que podría hacerlo si tomaba el bocadillo y separaba el jamón, el queso y el pan y se los comía por separado y no como bocadillo. *
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Nota: Es interesante, que el agua, de la cual está
compuesto el plasma en su mayor parte, libremente "circula dentro y fuera de la
corriente sanguínea con gran rapidez' y se mezcla con el agua de las células del
cuerpo, y los fluídos extracelulares. Así que nunca es un componente constante
de la corriente sanguínea. (The New Encyclopedia Britanica, Macropadia,
VoLl5 (1987). páginas 129,131.
Los leucocitos, o "glóbulos
blancos," también están prohibidos por la Organización. En realidad, el término
"glóbulos blancos" es algo equívoco, en particular si uno los asocia con
"glóbulos rojos." Esto es así, porque de hecho la mayoría de los leucocitos en
el cuerpo humano están fuera del sistema circulatorio sanguíneo.
El cuerpo, normalmente, contiene alrededor de 2 a 3 kilos de leucocitos, y sólo
del 2 al 3 por ciento de esta cantidad están dentro del sistema sanguíneo. El 97
o 98 por ciento está esparcido a través del tejido corporal, formando su sistema
defensivo (o inmunológico).
The New Encyclopedia
Britannica, Macropoedia, Vol. 15 (1987), página 135,señala que "La mayor
parte de los leucocitos está fuera de la circulación, y los pocos que están en
el torrente sanguíneo están en tránsito de un lugar a otro." Así pues, el
clasificarlos como "componentes mayores de la sangre" es como decir que los
pasajeros de un tren constituyen o son una parte integral del personal de
servicio del tren. El Dr. C. Guyton, en el libro The Texbook of Medical
Physiology, (7th ed., Saunders Company, Filadelfia), página 52, explica que
la principal razón del porqué están los leucocitos presentes en la sangre "es
simplemente para ser transportados desde la médula espinal o el tejido linfoide
a las áreas del cuerpo donde sean necesitados." Esto significa que una persona
que reciba el transplante de un órgano recibirá simultáneamente más
leucocitos del exterior que si hubiese aceptado una transfusión de
sangre. Puesto que la organización Watch Tower ahora permite los
trasplantes de órganos, la posición inflexible en contra de los leucocitos (a la
misma vez que permite otros componentes de la sangre), no tiene sentido. Esta
posición, ciertamente, no puede ser defendida con la lógica, el raciocinio o con
base moral o Bíblica alguna, sino sólo con razonamientos humanos. Asímismo,
también carece de base razonable la separación arbitraria de la sangre en
componentes "mayores y menores". Como hemos visto la organización prohibe el
plasma --aunque éste se compone principalmente de agua-- a causa de su volumen
(55% del volumen sanguíneo), no obstante, también ¡prohibe los leucocitos, los
cuales, según el gráfico de ¡Despertad! componen menos del
uno por ciento de la sangre!
La falta de lógica al mantener esta posición
se puede ver en el hecho de que, teniendo la misma cantidad, la leche humana
contiene más leucocitos que la sangre. La sangre contiene alrededor de 4.000 a
11.000 leucocitos por milímetro cúbico, mientras que la leche materna durante
los primeros meses de lactancia puede llegar a contener hasta 50.000 leucocitos
por milímetro cúbico. ¡Esto es de cinco a doce veces más que la cantidad que hay
en la sangre!
Estos puntos merecen ser pensados y
que se medite en ellos seriamente, puesto que los cristianos no están bajo el
código de la ley sino bajo la "ley real del amor" y la "ley de la fe." ¿Es
mostrar aprecio por el valor inapreciable de la vida el administrar normas
arbitrarias que dictan lo que se tiene que hacer en momentos cruciales? ¿Es una
manifestación de amor a Dios o al prójimo el hacer esto sin tener un mandato
preciso de la Palabra de Dios para apoyar tal cosa?
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Sin duda, el texto que se usa principalmente en la exposición contra la Sangre es el de Hechos 15:28, 29. Estos versículos contienen la decisión de un concilio reunido en Jerusalén e incluyen las palabras "que se abstengan de cosas sacrificadas a los ídolos y de sangre y de cosas estranguladas y de fornicación." Pero la Biblia no habla de fracciones menores o mayores, componentes principales o secundarios. Esa es una lógica similar a la usada con los trasplantes que por cierto fue desechada, ya que la Biblia no habla de los trasplantes de forma directa. De igual manera, la Biblia no habla de forma directa del Plasma el cual es un 93 por ciento simple agua, y el resto compuesto por fracciones menores que ¡si son permitidas bajo conciencia! ¿Cuál es la lógica?
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¿Por qué se prohibe la transfusión de glóbulos blancos, mientras que se permite el uso de la albúmina, dado que la albúmina constituye un porcentaje mayor del volumen de la sangre, mientras que la leche y el transplante de órganos están llenos de glóbulos blancos?
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Sin duda, el texto que se usa principalmente en la exposición contra la Sangre es el de Hechos 15:28, 29. Estos versículos contienen la decisión de un concilio reunido en Jerusalén e incluyen las palabras "que se abstengan de cosas sacrificadas a los ídolos y de sangre y de cosas estranguladas y de fornicación." Pero la Biblia no habla de fracciones menores o mayores, componentes principales o secundarios. Esa es una lógica similar a la usada con los trasplantes que por cierto fue desechada, ya que la Biblia no habla de los trasplantes de forma directa. De igual manera, la Biblia no habla de forma directa del Plasma el cual es un 93 por ciento simple agua, y el resto compuesto por fracciones menores que ¡si son permitidas bajo conciencia! ¿Cuál es la lógica?
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¿Por qué se prohibe la transfusión de glóbulos blancos, mientras que se permite el uso de la albúmina, dado que la albúmina constituye un porcentaje mayor del volumen de la sangre, mientras que la leche y el transplante de órganos están llenos de glóbulos blancos?
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Puesto que la postura de la Sociedad
Watchtower es que el usar medicamentos que contengan fracciones de sangre es un
asunto de conciencia personal, de la misma forma no podrían prohibirse los
llamados componentes “mayores o menores”, los cuales son realmente a fin de
cuentas las llamadas “transfusiones modernas”.
El que no se explique bien estos asuntos a
millones, el que no se diga que realmente en la mayoría de los casos ya no se
transfunde “sangre completa”, realmente es negar información para que cada
persona tenga derecho a escoger.
Nota: Cómo se realiza el proceso de las transfusiones
Tras haberse donado, la bolsa de sangre se
somete al proceso de tipaje de la sangre, a través del cual se identifica el
grupo sanguíneo del donante. Tras una primera clasificación, la bolsa pasa al
laboratorio de fraccionamiento, y allí se somete a un proceso de centrifugado,
que permite la separación de cada uno de sus componentes (plasma,
glóbulos rojos y plaquetas).
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Los laboratorios de serología e inmunología serán los últimos recorridos realizados por la sangre. Es aquí donde la sangre es analizada para descartar enfermedades. A partir de allí, la sangre estará en disposición de ayudar a un posible receptor en la forma de los hemoderivados. Por ejemplo, el Plasma y derivados son requeridos en pacientes con quemaduras graves, enfermos hemofílicos, hepatopatías, etcétera. Se puede conservar durante un año ya que puede ser congelado. Tras varios procedimientos químicos se pueden extraer a partir de él gammaglobulinas, albúmina o Factor VIII (éste último aplicado en pacientes hemofílicos para la coagulación).
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Los laboratorios de serología e inmunología serán los últimos recorridos realizados por la sangre. Es aquí donde la sangre es analizada para descartar enfermedades. A partir de allí, la sangre estará en disposición de ayudar a un posible receptor en la forma de los hemoderivados. Por ejemplo, el Plasma y derivados son requeridos en pacientes con quemaduras graves, enfermos hemofílicos, hepatopatías, etcétera. Se puede conservar durante un año ya que puede ser congelado. Tras varios procedimientos químicos se pueden extraer a partir de él gammaglobulinas, albúmina o Factor VIII (éste último aplicado en pacientes hemofílicos para la coagulación).
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Esto muestra que en la gran mayoría no se hace una transfusión con la misma sangre donada de la persona original, y son los componentes separados los que son transferidos. Muchos ignoran éstos puntos sobre las transfusiones corrientes.