jueves, 20 de septiembre de 2012

La vida y el símbolo - Parte I

Uno de los temas más controversiales y por los que mas se han hecho famosos a nivel mediático los testigos de Jehová, es el asunto de su negativa a las transfusiones de sangre. Para un Adventista el no ser comprendido con respecto a su postura sobre el sábado representa una persecución, el testigo de Jehová también considera una prueba de lealtad cristiana ser leal a su postura en relación a la sangre. En esta serie de consideraciones deseamos compartir el auténtico punto de vista bíblico.

Cómo señalé en alguna ocasión, está demostrado que cada Sangre es única a nivel genético y molecular en relación al individuo y que por lo tanto, efectivamente la Sangre es un Símbolo apropiado de la Vida. De hecho, muchas culturas extra-bíblicas también consideran a la sangre un elemento “especial” que “conecta” con la vida. Con respecto, al aspecto sanitario, la Biblia ha demostrado estar adelantada milenios a la opinión cambiante de la Ciencia, y las investigaciones recientes sobre la Sangre y las infecciones son una prueba a favor de esto. Muchos médicos en todo el mundo están reconsiderando su opinión de si la Sangre es realmente ventajosa en ciertas operaciones programadas. El tema que sigue a continuación, de ninguna manera quiere dar a entender, que el uso de la sangre no implique un serio grado de riesgo. Además, cada cristiano debería hacer todo lo posible (a grado razonable) para que antes de una operación programada se pudiese evitar el uso innecesario de la Sangre.

No obstante, independiente de las cuestiones sanitarias e incluso metafísicas que pudiese tener la sangre, hay un gran dilema que finalmente es el quid central de todo el asunto. Cualesquier explicación compleja, todo intento por intentar zanjar esto asunto no debe alejarse del dilema central que aquí expondremos.

Aunque para algunos, los riesgos de morir debido a una no transfusión se han disminuido o no se considera un factor de vida o muerte, lo cierto es que ¡muchos en estado grave han muerto por no realizarse una transfusión! La revista ¡Despertad! contiene numerosos testimonios de jóvenes “mártires” que fallecieron al no aceptar transfusiones, pese a que estaban a punto de morir. Sus muertes han sido mencionadas como verdaderos ejemplos de integridad cristiana. Algunos de estos casos han llegado a tribunales, los cuales han tomado en cuenta la libertad del paciente para decidir. Otros jueces han obligado a realizar la transfusión. La Organización reconoce que muchos han muerto por evitar la Sangre. Esto no debe olvidarse, ya que recientemente se ha dado a entender que en ciertas situaciones las transfusiones no garantizan la vida. Esto es relativo y corresponde al campo de la Medicina determinar si un tratamiento es más eficaz que otro para prolongar la vida. También en caso de un accidente grave o en un países sin recursos financieros para tener complejas maquinas expandidoras, el asunto se torna literalmente de vida o muerte.

Ahora bien, en estos casos de vida o muerte, éste es el punto central de la cuestión:

La Vida humana es Sagrada. Matarla o desatenderla con riesgo de muerte es un delito contra la Santidad de la Vida. La Vida de un Ser Humano es Sagrada. Por otro lado, la Sangre simboliza la Santidad de la Vida. Hacer mal uso de la Sangre es inadecuado.

Sin embargo, al colocar en la balanza la Vida misma y real y el Símbolo de ésa Vida, ¿Qué es más importante? ¿El símbolo o la vida real, más compleja e inteligente creada a la imagen de Dios? ¿Sería correcto desatender la Vida más compleja y real (realidad humana de la Santidad de la Vida), por evitar utilizar el Símbolo que pueda ayudar en Salvar al Objeto Real?

Tenemos claro que la Vida Humana es Sagrada y Santa. Es quizás más Santa que la Sangre porque el hombre es un Ser mucho más complejo que la Sangre carente de personalidad e inteligencia humana. No olvidemos que estamos hablando de la Santidad de la Vida. Y la Vida humana es más valiosa que la Sangre suelta. El verdadero respeto por la Santidad de la Vida exige comprender eso. Una persona, un niño y una mujer son infinitamente superiores a un litro de sangre. ¿Lo podemos negar?

Admitiendo que, en la mayoría de los casos, las transfusiones de la sangre sean de poco valor o incluso dañinas, no obstante en un porcentaje de casos la sangre es el único medio posible de mantener la vida hasta que se puede utilizar otro tratamiento, como por ejemplo, una hemorragia interna masiva que no pueda ser detenida inmediatamente. Me parece que en este tipo de casos dejar que una persona muera por mantener el símbolo de la vida es una contradicción en sí misma así como el hecho de colocar más importancia sobre el símbolo que en la realidad que simboliza.

Cómo señaló en una oportunidad una persona que escribió al Cuerpo Gobernante, colocar la importancia de la sangre como símbolo por encima de la vida misma es semejante a que un hombre le dé más importancia a su anillo de bodas (símbolo de su estado matrimonial) que a su matrimonio mismo, o que a su esposa. Sería como una situación en que, encarado con la alternativa de tener que sacrificar o a su esposa o al anillo de bodas, optara a favor de salvar al anillo de bodas. Ante ésta lógica demoledora, el C.G por supuesto, guardó silencio.

Observemos como el razonamiento de que el símbolo es más valioso que el objeto real fue condenado por Jesús:

16 ”¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: ‘Si alguien jura por el templo, no es nada; pero si alguien jura por el oro del templo, queda obligado’. 17 ¡Necios y ciegos! ¿Cuál, de hecho, es mayor?: ¿el oro, o el templo que ha santificado el oro? 18 También: ‘Si alguien jura por el altar, no es nada; pero si alguien jura por la dádiva que está sobre él, queda obligado’. 19 ¡Ciegos! ¿Cuál, de hecho, es mayor?: ¿la dádiva, o el altar que santifica la dádiva? 20 Por lo tanto, el que jura por el altar jura por él y por todas las cosas que están sobre él; 21 y el que jura por el templo jura por él y por el que en él habita; 22 y el que jura por el cielo jura por el trono de Dios y por el que está sentado sobre él. – Mateo 23: 16-23


¿Cuál es mayor? ¿la sangre o la vida humana que santifica a la sangre?

Sin comentarios....

Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer.

Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre. Y en cuanto a ustedes, sean fructíferos y lleguen a ser muchos, hagan que la tierra enjambre de ustedes y lleguen a ser muchos en ella”.-Gen. 9: 4, 6, 7

Dios claramente prohíbe el comer sangre a los humanos. Y también notamos, que Jehová enfatiza que finalmente la vida humana con su sangre en el interior es la realmente sagrada. “Porque a la imagen de Dios hizo él al hombre”. No es la sangre separada la que realmente es superior a la vida humana. De hecho, el condena que alguien derrame la sangre del hombre y le de muerte. “Cualquiera que derrame la sangre del hombre”. ¿Podría ser considerado un acto de derramamiento de Sangre el dejar que la persona se desangre y muera? ¿Qué debería primar finalmente ante esta situación? ¿La Vida o el Símbolo?

El mandato a Noé es considerado universal, y rige antes de la Ley Mosaica. Si eso es así ¿no es cierto que debería ser igualmente aplicable el mandato de "ser fructíferos y llenar la tierra" y de " hacer que la tierra enjambre de ustedes y hacerse muchos sobre ella"? ¿Cómo podría ser esto posible si se tienen que morir los “hijos” que deberían poblar la Tierra? Algunos, como sabemos, incluso han visto morir a sus hijos como resultado de una interpretación inexacta sobre la Vida y el Símbolo.

En casos similares, ¿fue Jehová irrazonable con la Ley que les dio a los Israelitas sobre comer Sangre?

13 ”’En cuanto a cualquier hombre de los hijos de Israel o algún residente forastero que esté residiendo como forastero en medio de ustedes que al cazar prenda una bestia salvaje o un ave que pueda comerse, en tal caso tiene que derramar la sangre de esta y cubrirla con polvo. 14 Porque el alma de toda clase de carne es su sangre en virtud del alma en ella. En consecuencia dije yo a los hijos de Israel: “No deben comer la sangre de ninguna clase de carne, porque el alma de toda clase de carne es su sangre. Cualquiera que la coma será cortado”. 15 En cuanto a cualquier alma que coma un cuerpo [ya] muerto o algo desgarrado por fiera, sea un natural o un residente forastero, en tal caso tiene que lavar sus prendas de vestir y bañarse en agua y ser inmundo hasta el atardecer; y tendrá que ser limpio. 16 Pero si no las lava y no baña su carne, entonces tendrá que responder por su error’”. – Levítico 17:15

¿Pudiera ser que la prohibición bíblica tocante a la sangre aplicara solamente a la sangre de una víctima matada por el hombre, y no a la carne de algún animal que hubiera muerto por mismo y no hubiera sido desangrado, ni a la sangre de algún animal o algún ser humano que estuviera vivo?

La Watchtower reconoció lo siguiente: “Hay quienes han razonado de esa manera, y han señalado a algunos versículos bíblicos que aparentemente apoyan ese punto de vista. Así, han sostenido que no sería incorrecto aceptar una transfusión de sangre de un donante vivo. Tal razonamiento pudiera parecer válido”. Sin embargo, en relación al texto de Levítico citado, la Sociedad trata de explicar que la situación se refiere a una persona a la cual se le hubiese escondido la evidencia de que el animal hubiese sido desangrado. Entonces, dicha persona comía sangre sin saberlo. Sin embargo, el texto no dice eso en absoluto. Está claramente hablando en el contexto de cacerías de animales.

Otros de forma más clara han explicado que esto realmente era una excepción a la Ley de la Sangre. Jehová hizo una excepción a su propia Ley en caso de animales que murieran por causa natural o que fueran muertas por alguna bestia. Por ejemplo, supongamos que un pastor perdió una oveja a causa de un lobo, pero el lobo sólo mató a la oveja pero no la devoró; en ese caso, Jehová permitía que el animal sirviera de alimento para la familia del pastor, pues obviamente era imposible desangrar al animal apropiadamente y cubrir la sangre con polvo. Esto se permitía siempre y cuando el pastor lavara sus ropas de vestir y después se bañara. Si hacía esto, él no era considerado culpable. Sin embargo, si el hombre no lavaba sus ropas entonces se le hallaba culpable ante Dios.

Por lo tanto, podemos decir que Dios se mostró razonable al hacer una excepción en este caso, pues Él no ponía el valor de la vida del animal por encima de las necesidades de la gente. Jesús mismo actuó de manera similar cuando reconoció el valor de una vida humana sobre la de cualquier otro animal, pues dijo: "Ustedes valen más que muchos gorriones." Aún así, al permitir el consumo de un animal que no hubiera sido desangrado debidamente, -suponiendo que ya no pudiera desangrarse el cuerpo del animal muerto-, Dios requería que la persona reconociera su deuda ante el Dador de la Vida por medio de bañarse. Lejos de debilitar la Ley de Dios esta provisión que requería que se desangrara el animal fortaleció la obligación de los Hebreos de reconocer que sólo Jehová era el dueño de todo y esto le daba derecho a Dios de tener autoridad sobre todo tipo de alma. Pero a los Israelitas se les enseñaba el punto de vista correcto sobre el balance de la Vida y el Símbolo. En estos casos, claramente puesto que era un asunto accidental que escapaba al cazador de la presa, la Ley hacía ésta excepción en vista del bien común de la vida de la familia.
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Si esto es el caso, ¿no podría haber claramente una excepción cuando en urgencias y en situaciones fuera del control personal de la persona, su vida estuviese en riesgo?

Yo creo, y tan firmemente como lo hacen los Testigos de Jehová, que si se le presenta la situación de tener que hacerlo, un cristiano verdadero debe estar preparado para dar su vida por su fe en Dios. Pero dar la vida de uno cuando Dios en realidad no lo requiere o no lo desea, no me parece que sea de valor alguno. Hechos de los Apóstoles no dice que el cristiano tenga que dar su vida por abstenerse de sangre. Eso es ir más allá de lo Escrito en la Palabra de Dios.

Consideraciones científicas

Al principio del  artículo se ha dejado muy claro que los cristianos deberían hacer todo lo humanamente posible por evitar la sangre de forma innecesaria. En operaciones programadas y asuntos que puedan manejarse con antelación, claramente debería existir un planificación adecuada para que el paciente pueda evitar éste asunto. Sin embargo, en situaciones de desiciones rápidas de vida o muerte, una verdadera comprensión de la Santidad de la Vida exige darle más valor al objeto real que al símbolo de ese objeto.  Al respecto, la Sociedad Watchtower debería replantearse éste asunto ya que tiene repercusiones trágicas en la vida de muchas personas.
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 Jehová mismo fué razonable con ésto, porque tal como estudiamos, en casos en que ciertos animales eran muertos bajo situaciones fuera del control personal del hombre, Dios permitia comer la carne y la sangre. Jehová claramente transmitía que cuando las cosas no obedecen a la voluntad propia, y eran asuntos producto del resultado externo, la Ley no era aplicada de forma irrazonable, sobre todo si la vida humana era puesta en un nivel inferior. Si esto Jehová lo aplicó con la propia Ley de la Sangre, ¿no podría haber una comprensión más madura con respecto a situaciones de urgencia y fuera del control personal de la gente?

Empezando en los últimos años de la década de 1940, la organización de los testigos, en un principio, declaró una prohibición absoluta de la sangre de cualquier manera o forma, ya fuese completa o fraccionada. A partir de 1961 se expulsó de las congregaciones de los testigos de Jehová a cualquiera que pasara por alto este requisito.  Luego, con el paso de los años, se añadieron nuevos preceptos, entrando cada vez más y más en aspectos técnicos del tema. La Sociedad tuvo que reconocer que la Biblia solo habla de “Sangre” y no entra en detalles sobre los componentes principales o fracciones menores.
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Ahora la Organización clasifica en categorías los elementos sanguíneos como componentes "mayores" o "menores". ¿Habla la Biblia de componentes mayores o menores? ¿Cuándo le ha concedido Dios la autoridad a hombre alguno para que haga tal división? ¿Sobre qué base cierto porcentaje del total o lo que sea cuál es el punto divisor en el porcentaje separando "mayor" de "menor"? ¿O lo hacen sobre la base de la importancia vital de la función que cada componente tiene? Y si es así, ¿cómo evalúan y determinan la importancia relativa de tal función?
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La misma Sociedad ha reconocido que la prohibición Bíblica solo corresponde a Sangre completa, y por ende, el resto debería quedar a criterio. Sin embargo, se insiste en que los componentes “mayores” están prohibidos para los testigos. Cuando se le ha hecho la pregunta de por qué no ha prohibido el uso de todos los componentes sanguíneos, la Sociedad Wachtower ha explicado sus cambios de política, como el permitir el uso de las fracciones de sangre citadas, por medio de decir que éstas son usadas en "cantidades muy pequeñas" y que esto coloca su uso dentro del campo de la conciencia personal.' Sin embargo, cuando se examina el asunto de cerca, uno encuentra evidencia que indica, una gran contradicción que desmorona la prohibición de los componentes mayores.
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Las declaraciones en contra del uso de la "sangre completa," tan enérgicamente expresadas por la Sociedad Wacth Tower, suenan muy impresionantes a muchos Testigos. Aunque las transfusiones de sangre completa fueron muy comunes en las décadas del 1950 y del 1960, éstas no obstante, son poco frecuentes hoy en día. En la mayoría de los casos, al paciente se le administra únicamente el componente sanguíneo que necesita. Información provista por la Cruz Roja de Atlanta el 22 de enero de 1990 reveló que sólo el 6 por ciento de toda la sangre donada va a los hospitales como sangre completa el 94 por ciento restante se divide en sus componentes.
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La mayor parte de la sangre se separa en un número determinado de componentes (plasma, leucocitos, eritrocitos [glóbulos rojos], etc.) en el período de tiempo en que se hace la donación. Estos componentes son almacenados para su uso posterior. La mayor parte de ellos serán enviados a centros hospitalarios. Por consiguiente, en la gran mayoría de los casos, cuando un Testigo se encara a una transfusión, la cuestión a la cual tiene que hacer frente no es a una transfusión de sangre completa, sino a la transfusión de alguno de sus componentes.
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Lo extraño e incongruente sobre el uso de los componentes sanguíneos aceptables y no aceptables, está claramente ilustrada en la norma de la Sociedad en cuanto al plasma. Como se podrá ver en alguna ilustración tomada de la revista ¡Despertad!, el plasma compone aproximadamente el 55 por ciento del volumen sanguíneo. Teniendo en cuenta su volumen, la sociedad Watch Tower lo clasifica en la lista de "componentes mayores." No obstante, el plasma está compuesto en un 93 por ciento simplemente de agua. ¿Cuáles son los componentes del 7 por ciento restante? Los principales son: albúmina, globulinas (de las cuales las irununoglobulinas son los componentes más esenciales), fibrinógenos y factores coagulantes (utilizados en las preparaciones hemofílicas). ¡Y estos son los mismos componentes que la organización alista como permisibles para sus miembros! Aunque el plasma mismo está prohibido, no obstante sus componentes principales son permitidos-a condición de que sean introducidos en el cuerpo por separado. Como dijo cierta persona, esto es como si el médico le dijese al paciente que en adelante ya no podría comer bocadillo con jamón y queso, pero que podría hacerlo si tomaba el bocadillo y separaba el jamón, el queso y el pan y se los comía por separado y no como bocadillo. *
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Nota: Es interesante, que el agua, de la cual está compuesto el plasma en su mayor parte, libremente "circula dentro y fuera de la corriente sanguínea con gran rapidez' y se mezcla con el agua de las células del cuerpo, y los fluídos extracelulares. Así que nunca es un componente constante de la corriente sanguínea. (The New Encyclopedia Britanica, Macropadia, VoLl5 (1987). páginas 129,131.
Los leucocitos, o "glóbulos blancos," también están prohibidos por la Organización. En realidad, el término "glóbulos blancos" es algo equívoco, en particular si uno los asocia con "glóbulos rojos." Esto es así, porque de hecho la mayoría de los leucocitos en el cuerpo humano están fuera del sistema circulatorio sanguíneo. El cuerpo, normalmente, contiene alrededor de 2 a 3 kilos de leucocitos, y sólo del 2 al 3 por ciento de esta cantidad están dentro del sistema sanguíneo. El 97 o 98 por ciento está esparcido a través del tejido corporal, formando su sistema defensivo (o inmunológico).
The New Encyclopedia Britannica, Macropoedia, Vol. 15 (1987), página 135,señala que "La mayor parte de los leucocitos está fuera de la circulación, y los pocos que están en el torrente sanguíneo están en tránsito de un lugar a otro." Así pues, el clasificarlos como "componentes mayores de la sangre" es como decir que los pasajeros de un tren constituyen o son una parte integral del personal de servicio del tren. El Dr. C. Guyton, en el libro The Texbook of Medical Physiology, (7th ed., Saunders Company, Filadelfia), página 52, explica que la principal razón del porqué están los leucocitos presentes en la sangre "es simplemente para ser transportados desde la médula espinal o el tejido linfoide a las áreas del cuerpo donde sean necesitados." Esto significa que una persona que reciba el transplante de un órgano recibirá simultáneamente más leucocitos del exterior que si hubiese aceptado una transfusión de sangre. Puesto que la organización Watch Tower ahora permite los trasplantes de órganos, la posición inflexible en contra de los leucocitos (a la misma vez que permite otros componentes de la sangre), no tiene sentido. Esta posición, ciertamente, no puede ser defendida con la lógica, el raciocinio o con base moral o Bíblica alguna, sino sólo con razonamientos humanos. Asímismo, también carece de base razonable la separación arbitraria de la sangre en componentes "mayores y menores". Como hemos visto la organización prohibe el plasma --aunque éste se compone principalmente de agua-- a causa de su volumen (55% del volumen sanguíneo), no obstante, también ¡prohibe los leucocitos, los cuales, según el gráfico de ¡Despertad! componen menos del uno por ciento de la sangre!
La falta de lógica al mantener esta posición se puede ver en el hecho de que, teniendo la misma cantidad, la leche humana contiene más leucocitos que la sangre. La sangre contiene alrededor de 4.000 a 11.000 leucocitos por milímetro cúbico, mientras que la leche materna durante los primeros meses de lactancia puede llegar a contener hasta 50.000 leucocitos por milímetro cúbico. ¡Esto es de cinco a doce veces más que la cantidad que hay en la sangre!
Estos puntos merecen ser pensados y que se medite en ellos seriamente, puesto que los cristianos no están bajo el código de la ley sino bajo la "ley real del amor" y la "ley de la fe." ¿Es mostrar aprecio por el valor inapreciable de la vida el administrar normas arbitrarias que dictan lo que se tiene que hacer en momentos cruciales? ¿Es una manifestación de amor a Dios o al prójimo el hacer esto sin tener un mandato preciso de la Palabra de Dios para apoyar tal cosa?
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Sin duda, el texto que se usa principalmente en la exposición contra la Sangre es el de Hechos 15:28, 29. Estos versículos contienen la decisión de un concilio reunido en Jerusalén e incluyen las palabras "que se abstengan de cosas sacrificadas a los ídolos y de sangre y de cosas estranguladas y de fornicación." Pero la Biblia no habla de fracciones menores o mayores, componentes principales o secundarios. Esa es una lógica similar a la usada con los trasplantes que por cierto fue desechada, ya que la Biblia no habla de los trasplantes de forma directa. De igual manera, la Biblia no habla de forma directa del Plasma el cual es un 93 por ciento simple agua, y el resto compuesto por fracciones menores que ¡si son permitidas bajo conciencia! ¿Cuál es la lógica?
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¿Por qué se prohibe la transfusión de glóbulos blancos, mientras que se permite el uso de la albúmina, dado que la albúmina constituye un porcentaje mayor del volumen de la sangre, mientras que la leche y el transplante de órganos están llenos de glóbulos blancos?
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Puesto que la postura de la Sociedad Watchtower es que el usar medicamentos que contengan fracciones de sangre es un asunto de conciencia personal, de la misma forma no podrían prohibirse los llamados componentes “mayores o menores”, los cuales son realmente a fin de cuentas las llamadas “transfusiones modernas”.
El que no se explique bien estos asuntos a millones, el que no se diga que realmente en la mayoría de los casos ya no se transfunde “sangre completa”, realmente es negar información para que cada persona tenga derecho a escoger.
Nota: Cómo se realiza el proceso de las transfusiones
Tras haberse donado, la bolsa de sangre se somete al proceso de tipaje de la sangre, a través del cual se identifica el grupo sanguíneo del donante. Tras una primera clasificación, la bolsa pasa al laboratorio de fraccionamiento, y allí se somete a un proceso de centrifugado, que permite la separación de cada uno de sus componentes (plasma, glóbulos rojos y plaquetas).
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Los laboratorios de serología e inmunología serán los últimos recorridos realizados por la sangre. Es aquí donde la sangre es analizada para descartar enfermedades. A partir de allí, la sangre estará en disposición de ayudar a un posible receptor en la forma de los hemoderivados. Por ejemplo, el Plasma y derivados son requeridos en pacientes con quemaduras graves, enfermos hemofílicos, hepatopatías, etcétera. Se puede conservar durante un año ya que puede ser congelado. Tras varios procedimientos químicos se pueden extraer a partir de él gammaglobulinas, albúmina o Factor VIII (éste último aplicado en pacientes hemofílicos para la coagulación).
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Esto muestra que en la gran mayoría no se hace una transfusión con la misma sangre donada de la persona original, y son los componentes separados los que son transferidos. Muchos ignoran éstos puntos sobre las transfusiones corrientes.