"El problema del pecado no es autoexistente en el mundo finito. El hecho de la finitez no es malo ni pecaminoso. Un Creador infinito hizo al mundo finito —es la obra de sus Hijos divinos— y por lo tanto debe ser bueno. Es el mal uso, la distorsión y la perversión de lo finito lo que da origen al mal y al pecado". 111:6.3
"Éste es el problema: si el hombre que goza de libre albedrío está dotado de poderes de creatividad en su fuero interior, debemos reconocer entonces que la creatividad de libre albedrío comprende el potencial de la destructividad por el libre albedrío. Y cuando la creatividad se torna destructividad, os enfrentáis con la devastación del mal y del pecado: la opresión, la guerra y la destrucción. El mal es una parcialidad de la creatividad que tiende hacia la desintegración y destrucción final. Todo conflicto es malo en cuanto inhibe la función creadora de la vida interior —es una especie de guerra civil en la personalidad". 111:4.11
Las citas anteriores del Libro de Urantia nos aclaran que:
1- El mal no está creado por Dios ni tampoco es parte de un sistema creado por los Seres Espirituales que gobiernan los universos.
2- Mientras los hombres tengan libre albedrio y creatividad poseen la potencialidad para tomar desiciones opuestas al bien.
“En todo el universo, cada unidad se considera una parte del todo. La supervivencia de la parte depende de la cooperación con el plan y el propósito del todo, el deseo sincero y la disposición perfecta de hacer la divina voluntad del Padre. El único mundo evolutivo sin error (la posibilidad de un juicio necio) sería un mundo sin inteligencia libre. En el universo de Havona hay mil millones de mundos perfectos con sus habitantes perfectos, pero el hombre evolutivo debe ser falible si ha de ser libre. La inteligencia libre e inexperta no puede de ninguna manera, al principio, ser uniformemente sabia. La posibilidad de un juicio erróneo (el mal) se convierte en pecado sólo cuando la voluntad humana apoya conscientemente y adopta a sabiendas un juicio deliberadamente inmoral.” (52.1) 3:5.15
De ésta descripción de Urantia, obtenemos este razonamiento:
La inteligencia libre inexperta no puede ser automaticamente ni uniformemente sabia. Los seres en progreso o crecimiento adquieren la sabiduría mediante un desarrollo gradual y elecciones. La posibilidad de que el hombre sea falible siempre estará presente mientras tenga libre albedrío. Ningún ser humano tiene toda la sabiduría e información, el hombre es inexperto y aún está en progreso.
Esto podría ser parecido al ejemplo de los niños pequeños. Un bebé es puro y no ha cometido errores. Pero el bebé no tiene sabiduría ni ha realizado elecciones. La sabiduría y el conocimiento lo irá adquiriendo gradualmente. Al ser un adolescente correrá riesgos. Si llega a la edad adulta, podrá llevar la sabiduría del recorrido. Adán inició una senda semejante en la Tierra. Pero fracasó en los comienzos.
La naturaleza es la perfección dividida por la incompletitud
“La naturaleza es la perfección del Paraíso dividida por la índole incompleta, la maldad y el pecado de los universos inconclusos. Este cociente expresa pues lo perfecto y lo parcial, lo eterno y lo temporal. La evolución continuada modifica la naturaleza al aumentar el contenido de perfección paradisiaca y al disminuir el contenido del mal, el error y la desarmonía de la realidad relativa.” (57.1) 4:2.4
El libro de Urantia nos comenta que los universos exteriores al universo central y perfecto de Havona, son aún universos inconclusos. Esto es una verdad científica. Los astros y la misma Tierra están sujetos a constantes cambios, desde erupciones solares, movimientos telúricos del planeta, nebulosas y cuerpos aún en proceso de ajuste. Los temblores, tormentas marinas y llamaradas solares son muy antiguas.
Es un error idealizar a la naturaleza cómo algo estático y mecánico. El tiempo pasa cada día y las cosas materiales están sujetas a esos cambios, incluyendo la vida y la muerte en todas las cosas.
“Dios no está personalmente presente en la naturaleza ni en cualesquiera de las fuerzas de la naturaleza, porque el fenómeno de la naturaleza es la sobreimposición de las imperfecciones de la evolución progresiva y, a veces, de las consecuencias de rebeliones insurreccionales sobre los cimientos paradisiacos de la ley universal de Dios. Tal como aparece en un mundo como Urantia, la naturaleza no puede ser nunca la expresión adecuada ni la representación verdadera ni el fiel retrato de un Dios omnisapiente e infinito.” (57.2) 4:2.5
Idealizar a la naturaleza equivale darle la importancia que Dios tiene. Esto generó cultos a la Madre Naturaleza o la idea de que Dios está obligado a intervenir en cada acción de la naturaleza, incluyendo la muerte. Pero Dios no es la naturaleza. Muchas veces los creacionistas olvidan comentar que aparte de la belleza, organización y simetría que tiene la naturaleza, también existen las imperfecciones, accidentes y cambios en un universo de transformación e inconcluso.
Hasta las rebeliones han tenido repercusión en una naturaleza inconclusa y han aumentado el grado de sufrimiento:
“Y la naturaleza está desfigurada, su hermoso rostro marcado, sus rasgos marchitos por la rebelión, la mala conducta, los malos pensamientos de miríadas de criaturas que son parte de la naturaleza, pero que han contribuido a su desfiguración en el tiempo. No, la naturaleza no es Dios. La naturaleza no es objeto de adoración.” (57.5) 4:2.8
Dos factores convergen. Lo incompleto de la naturaleza y la rebelión que ha añadido más daño. Pero el universo seguirá progresando hasta llegar a la Era de Luz y Vida, y después alcanzar la perfección. Se nos dice que el Universo central de Havona solo es perfecto. También aquel nivel de realidad corresponde a la Primera Edad Universal. ¿Habrán tenido un pasado como nosotros los nativos de Havona? No lo sabemos y no está revelado. ¿Es la creación una onda de expansión creativa y de ajuste en camino a la perfección a medida que avanzamos en los anillos hacia el espacio exterior?
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Nosotros (los Siete Superuniversos que orbitan en torno a Havona) estamos en la Segunda Edad Universal, y parece que el destino final de los Siete Superuniversos es volverse semejantes a Havona, logrando una casi sincronía con éste. Havona y su perfección se expandiría y nos alcanzaría a nosotros. El trabajo de los Hijos Creadores como Miguel consiste en guiar a sus universos a dicha etapa magnífica en dónde la madurez de la realidad habrá eliminado los residuos de lo irreal, el pecado y el mal de las otroras criaturas inmaduras.