Con respecto a la doctrina de la infalibilidad de las escrituras,
El libro de Urantia enseña que todas las cosas que pasan a través de las mentes
y manos de los hombres llegan a ser en mayor o menor grado humanas y que ningún
libro, incluido El libro de Urantia, contiene la Verdad Final. Las revelaciones
de la verdad, como la Biblia y El libro de Urantia, proceden de Dios, pero
ninguna revelación se acerca a la del mismo Padre, la cual si sería la completa.
Más aún, Dios no detuvo su revelación de si mismo a sus hijos terrenales en la
primera centuria de nuestra era. Deberíamos honrar las escrituras sagradas de
todas las religiones, pero sin cometer el error de cuasi-idolatría de hacer de
ellas objeto virtual de adoración; algo que Dios nunca intentó hacer. Dios es la
fuente de la verdad, no lo es un libro, la tinta sobre el papel, ya sea la
Biblia, El libro de Urantia o cualquier otro escrito. Las realidades puede ser
hecha viva en la medida que tiene conciencia en nuestra mente. Un libro puede
ser una fiel representación de las más altas realidades, pero él no es la
realidad misma; de otra manera, la verdad no puede ser un libro. El mapa de ruta
no es el camino. - Carlos Zapata
Se necesita una gran visión para comprender estas cuestiones y no caer en los extremos del fanatismo fundamentalista y el ateísmo descreido. Muchos lectores caen en esos extremos y se han apresurado a creer que el Libro de Urantia fomenta ser infalible. No es así. Lo que sí aceptamos es la Revelación gradual y progresiva. La Biblia (tal como se mostró en la entrada anterior) tiene muchos errores y datos contradictorios o confusos. La simple comparación entre distintos escritores muestra que el punto de vista de ellos como testigos de un hecho influía bastante en la narración de los asuntos. Por lo tanto, es la descripción de los sucesos cronológicos e históricos bíblicos lo que puede ser inexacto. Pero su mensaje espiritual trasciende y debe ser respetado. El libro de Urantia y la Biblia están completamente de acuerdo en la defensa de
las realidades espirituales de esperanza, fe, amor, gracia, vida eterna y todas
las demás significativas enseñanzas espirituales.
Idealizar a la naturaleza (tal como se mostró en una entrada anterior) es un error, así como idealizar las Escrituras. Ambas obras son incompletas y están sujetas a un espacio tiempo imperfecto. Son tesoros en vasos de barro. Dios acepta y dignifica la imperfección mucho más de lo que imaginamos, hasta el grado de depositar en los seres humanos imperfectos los asuntos del reino.
El hombre tiende a ver extremos. O todo es blanco, o todo es negro. Pero la realidad, la totalidad implica ver todas las partes, y saber que en todo hay algo de verdad.