sábado, 29 de diciembre de 2012

La Vida Eterna



Ponce de Leon
Ponce de León
 ¿Qué es la Vida Eterna?

En 1513 el explorador Juan Ponce de León comenzó a buscar por años la "fuente de la eterna juventud". Aunque descubrió Florida, perdió varios años de su vida tras ese elixir de la vida eterna.

En el siglo XIX varios vendedores ambulantes viajaban por Estados Unidos ofreciendo dicho jarabe de la eterna juventud. Miles fueron estafados por esos expertos embaucadores.


¡Despertad! 22 de noviembre de 1984, página 32, P.V.P. 30 Ptas
En 1920 J. Rutherford publica un libro e inicia una campaña llamada "Millones que ahora viven no morirán jamás". se calculaba que en el año 1925 se cumpliría el gran Jubileo de la humanidad y ocurriría el inicio del cumplimiento de las diferentes profecías bíblicas sobre el reinado milenario de Jesucristo. Se interpretaban las palabras de Jesús en Juan 8:15 ("...si alguno guardare mis palabras no verá jamás la muerte"), en el sentido de que millones de personas sobrevivirían al cambio mundial y no morirían jamás. Toda esa generación ya está muerta. Sin embargo, en las décadas siguientes se volvió a enfatizar la expresión "muchos que ahora viven no morirán jamás", etc.


Conviene por lo tanto, hacer un análisis del verdadero significado de la expresión "Vida Eterna" y que tan mal se ha utilizado durante siglos.

¿Qué significa la "Vida Eterna"?

A menudo cuando se lee Juan 17:3 se da a entender que la Vida Eterna es consecuencia de primero adquirir conocimiento de Dios. Se dice a las personas que para vivir para siempre en una Tierra paradisíaca han de obtener conocimiento. Se explica que la Vida Eterna es posterior o consecuencia futura de adquirir ese Conocimiento.  Sin embargo, las palabras de Jesús encierran un significado más trascendental y profundo.

En oración a su Padre, Jesucristo dijo: "Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a quien tú has enviado, Jesucristo." (Juan 17:3, NBJ). La Traducción del Nuevo Mundo también dice:
.
"Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo".


Jesús mismo explica lo que es o significa la Vida Eterna. Jesús no está diciendo cómo se obtiene la Vida Eterna, más bien nos está dando una definición de lo que es la Vida Eterna en sentido auténtico y superlativo.

Estas palabras muestran que vida eterna no es simplemente lo mismo que existencia perpetua o sin fin. La cualidad distintiva de esa vida es una constante relación con Dios, de modo que es algo mucho más grande y enriquecedor que la simple existencia sin fin.

¿Captamos? Jesús mismo dice lo que significa o es la Vida Eterna. Él dió la misma definición de lo que significa esa vida: Conocer al Padre y al Hijo.
.
A los creyentes se les ha enseñado que la vida eterna es una especie de recompensa final, pero ¿nota usted lo que dijo Jesús? "Esta es (o significa) la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero". Así, comentando Juan 17:3, The Expositor’s Bible Commentary dice:

"La segunda frase define la naturaleza de la vida eterna. No describe un sentido cronológico sino más bien de relación. La vida es envolvimiento activo con el entorno. . . . tanto con el físico como con otras personas. La más elevada clase de vida está relacionada con el más elevado entorno. Para la más completa realización de nuestro ser, debemos conocer a Dios. Esto, dice Jesús, constituye la vida eterna. No solo es infinita, puesto que el conocimiento de Dios requeriría una eternidad para que se desarrollara plenamente, sino que cualitativamente debe existir en una dimensión eterna".
.
Conocemos al Padre como el único Dios verdadero cuando somos exclusivamente devotos a él, le amamos, nos esforzamos por hacer lo que agrada a sus ojos, creemos en su amor profundo y tierno cuidado para con nosotros y también para otras personas. Nos esforzamos para ser como Dios al imitar sus sublimes cualidades en nuestra esfera terrestre. "Dios es amor," porque el "amor" resume todo lo que él es en su mismo ser. Por eso, conocerle significa ser cariñoso como él es cariñoso, compasivo como él es compasivo, y misericordioso como él es misericordioso. (Mateo 18:21-35; Lucas 6:36; Santiago 2:13; l Juan 4:16, 20, 21) Los que tratan a los hijos humanos de Dios de un modo lleno de resentimiento, cruel o de un modo despectivo, no le conocen a él. Esas personas quizá tengan un conocimiento intelectual de Dios adquirido por leer las Santas Escrituras, pero no tienen una relación con él. No conocen al Padre. El apóstol Juan escribe a los cristianos:
.
"Queridos, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor". - 1 Juan 4:7, 8; NBJ.

Sin embargo, conocer al Padre en el sentido de tener una relación con él es imposible, sin conocer también a Jesucristo como el que el Padre envió al mundo de la humanidad para dejarnos un camino viviente y modelo inspirador. (Juan 3:16-18; 5:36-40; 6:29; 7:28, 29; 10:36; 11:42; 17:8, 20-26; 1 Juan 2:1-5; 3:23) De nuevo, Juan escribe:
.
"En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dió su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos".- 1 Juan 3:16, NBJ.

Sin el Hijo no podríamos llegar a conocer realmente al Dios de amor. Jesús reflejó perfectamente el amor de su Padre y siempre se deleitó en hacer la voluntad de él. (Juan 8:29; 15:9-13) Por eso, rechazar al Hijo significaría rechazar al Padre. Como dijo Jesucristo a ciertos hombres que rehusaron creer en él y que buscaban matarlo: "Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado." (Juan 8:42, NBJ)

 Por otro lado, todos los que reconocen que Jesús ha sido enviado por el Padre y tienen fe en él como el Hijo de Dios vienen a ser poseedores de una nueva vida como hijos amados de Dios y hermanos de Cristo. (Mateo 25:31-45; Hebreos 2:10-18; 1 Juan :1) La manifestación externa de su fe es una vida que armoniza con el ejemplo y enseñanzas del Hijo de Dios mostrando de ese modo que de hecho le conocen. (Mateo 7:21-25; Lucas 6:46; Juan 13:13-17, 34, 35; Romanos 15:1-6; 1 Pedro 2:20-24; 1 Juan 2:6)

Puesto que es posible para los humanos tener una relación aprobada con el Padre y su Hijo sobre la base de su fe en Cristo, en las Escrituras se habla de vida eterna como una posesión presente.
.
 Las siguientes palabras fueron dirigidas a creyentes: "Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en el Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Os he escrito estas cosas a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que os deis cuenta de que tenéis vida eterna." (1 Juan 5:11-13, NBJ)

11 Y este es el testimonio dado: que Dios nos dio vida eterna, y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo tiene esta vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene esta vida.
.
13 Les escribo estas cosas para que sepan que tienen vida eterna, ustedes los que ponen su fe en el nombre del Hijo de Dios. - 1 Juan 5:11-13 TNM

Por esa razón Jesús dijo a las personas de su día. Personas que incluso murieron:

"Muy verdaderamente les digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no entra en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida" - Juan 5:24.

Cómo notamos, la "Vida Eterna" no es  vivir para siempre como si solo fuera un premio o simplemente una vida sin morir. Es mucho más.
.
La vida eterna es en el fondo una conexión que se establece ya ahora con Jehová Dios y su Hijo Jesús. Es ahora, cuando nos podemos llenar de vida eterna, al conectarnos con las fuentes eternas de esa Vida: El Padre y el Hijo. Hablamos de una vida enriquecida y plena en unión con Dios y el Hijo, los seres eternos. La duración cronológica de esa vida se vuelve entonces intrascendente.

No es que nuestra vida tenga una duración cronológica indefinida en determinado estado corporal. Más bien, es eterna porque su calidad está basada en el conocimiento y experiencia viva íntima y personal de los Seres Eternos. Así, más allá del viaje de la muerte, nuestra relación con Dios será eterna. La resurrección será un paso más en esa relación eterna.

La vida eterna eso es, significa sencilla y magnificamente: Conocer a Dios y al Hijo en un peregrinaje por las edades eternas.

El no comprender las bendiciones actuales y profundidad espiritual de éstas realidades, y poner demasiado énfasis en un premio futuro con ansiedad casi infantil ha significado en muchos decepción, puesto que para ellos es más importante el premio que la verdadera Vida Eterna: La relación con Dios y Cristo.

La Verdadera Vida Eterna es la relación AHORA con Abba y el Hijo.

El aspecto cronológico y de duración de la vida es totalmente secundario. Una añadidura de lo más importante. Los creyentes no disfrutarán la vida eterna en el aspecto cronológico hasta que se hallen en un estado glorioso. En aquel tiempo reflejarán perfectamente el amor del Padre y del Hijo. Entonces ellos conocerán en el más pleno sentido a Dios y a su Hijo, y esa maravillosa relación de ser hijos liberados y plenos de Dios y hermanos de Cristo continuará hasta la eternidad. Esa "fusión" posterior con los dos seres más importantes provocará una vida eterna cronológica.

Jesús proveyó esta confianza a los que desearan abandonarlo todo para ser sus leales seguidores: "Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora, al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna." (Mark 10:29-31, NBJ)

AHORA usted ya puede tener una vida llena. Una vida eterna, una vida plena de significado: Una relación intensa y sublime con el Padre y el Hijo.

.
¿Vida Eterna en la Tierra?

¿Acaso no suele utilizarse un pasaje de Eclesiastés para deducir que el hombre deberia vivir de forma imperecedera en la Tierra?

"He visto la ocupación que Dios ha dado a los hijos de la humanidad en qué ocuparse. Todo lo ha hecho bello a su tiempo. Aun el tiempo indefinido ha puesto en el corazón de ellos, para que la humanidad nunca descubra la obra que el Dios [verdadero] ha hecho desde el comienzo hasta el fin. He llegado a saber que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien durante la vida de uno; y también que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por todo su duro trabajo.Es el don de Dios". - Eclesiastés 3:10-13

El pasaje citado no significa necesariamente que el "tiempo indefinido" en el corazón humano tenga que estar sujeto a una existencia perpetua en la carne. El mismo versículo lo conecta con la "obra del Dios verdadero" lo cual debe incluir el magnífico universo y las otras moradas del Padre, para que en sentido auténtico "nunca se descubra" toda la obra de Dios. Por lo tanto, esto debe exceder la Tierra. Además, inmediatamente se dice que "no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien durante la vida de uno". Esta expresión es ampliada en el capítulo 5:

"¡Mira! La mejor cosa que yo mismo he visto, la cual es bella, es que uno coma y beba y vea el bien por todo su duro trabajo con el cual trabaja duro bajo el sol por el número de los días de su vida que el Dios [verdadero] le ha dado, porque esa es su porción". - Eclesiastés 5:18

Lo que nos recuerda con realismo Eclesiastés es que aunque tenemos un anhelo por la eternidad, ese solo será cubierto de una forma que excede a lo que imaginamos ya que no sabemos la "obra" del Dios verdadero. Por lo tanto, se nos anima a VIVIR esta experiencia en plenitud, con integridad y haciendo el bien, ya que tiene una porción definida. Luego nos dice algo que por lo general rara vez se ha comentado:

"Si un hombre llegara a ser padre cien veces,y viviera muchos años, de modo que los días de sus años llegaran a ser numerosos, pero su propia alma no está satisfecha con cosas buenas y ni siquiera el sepulcro ha llegado a ser suyo, tengo que decir que mejor le va a uno que nace prematuramente que a él. Pues en vano ha venido este, y en oscuridad se va, y con oscuridad quedará cubierto su propio nombre. Ni siquiera ha visto el sol mismo, ni lo ha conocido. Este tiene descanso más bien que aquel. Aun suponiendo que haya vivido mil años dos veces y sin embargo no haya visto lo que es bueno, ¿no es a un solo lugar adonde todos van?" - Eclesiastés 6:3-6

Por lo general este pasaje del mismo Eclesiastés suele eludirse por quiénes plantean una vida eterna en la carne de forma perpetua. El sabio nos presenta el supuesto de una persona que aún viviendo 2000 años no está satisfecha con las cosas buenas de la vida. Entonces esto nos hace meditar que  una existencia eterna en la materia incluso con cosas buenas no es suficiente para llenarnos espiritualmente.

Todo el duro trabajo de la humanidad es para su boca, pero aun su propia alma no se llena - Eclesiastés 6: 7.

Mejor es el ver de los ojos que el andar de un lugar a otro del alma (deseo del alma).- Eclesiastés 6:9

Los humanos podríamos vivir como reyes por dos mil años, y aún así no estar satisfechos. Por lo tanto, hay algo más sublime que se nos presenta para que de sentido a la vida. Por eso, la venta y exaltación de los meros placeres materiales en una condición eterna en la Tierra bien puede ser cautivante para que soñemos, pero aún si fuera real y viviéramos miles de años no provocaría necesariamente una satisfacción interior.

Asumir que los dos primeros capítulos del Génesis contienen la revelación completa del propósito eterno de Dios para la humanidad o del universo físico, como si eso estuviera eternamente fijado por Dios sin posibilidad de una revelación posterior que amplíe el cuadro y el alcance de Su propósito y que haga evidente ciertos aspectos desconocidos que no se indicaron previamente, es sin duda injustificado.
 


En lugar de cimentar nuestro entendimiento y esperanza en la suposición de que los dos primeros capítulos del Génesis de algún modo son definitivos en cuanto a Dios y el destino humano, deberíamos permitir que otros textos equilibraran y moderaran nuestro pensar, como es el caso de las palabras de Pablo en Efesios 1:3-6 y 3:6-12, donde él relaciona libremente el "propósito eterno" de Dios con las buenas nuevas que resultan de la vida, muerte y resurrección de Cristo, y cómo se extienden sus promesas a los que forman el "cuerpo de Cristo." No creo que en este asunto podamos pretender conocer de manera plena la mente de Dios y de un modo dogmático, como parece que hacen las publicaciones de la Watch Tower.

En el Salmo 37, David está realmente hablando acerca de los tratos de Dios y del modo de manifestarse entonces, en su día, como demuestra una comparación con los versículos 35 y 36. La sociedad Watch Tower entiende que las palabras de Jesús en Mateo 5:3-11 aplican a los "ungidos," debido según parece a expresiones como "suyo es el reino de los cielos," etc. Entonces, para ser consistentes, deben entender el versículo 5 (que corresponde con el Salmo 37:11) como que también les aplica a ellos. Pero la realidad es que el Padre ha hecho que Cristo sea el heredero de todas las cosas, incluida la tierra, y sus seguidores también comparten esa herencia. (Hebreos 1:2; Romanos 4:13-16; 8:15-17) Sin duda, esa es la razón por la que Pablo pudo decir de sus compañeros cristianos que "el mundo" ya les pertenecía a ellos, de modo que en ese sentido ya habían "heredado la tierra" y todas las demás cosas.-1ª Corintios 3:21-23.

Muchas expresiones que aparecen en los escritos apostólicos acerca de la esperanza cristiana de estar con Cristo, tener una resurrección como la de él, sentarse con él en su trono en la presencia de su Padre, parece que daría razón sólida para creer en una existencia celestial futura. En Juan 14:1-4 se citan las palabras de Jesús a sus discípulos: "En la casa de mi Padre hay muchas moradas... Y si voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os llevaré conmigo, para que donde yo esté, podáis estar vosotros también." Si él fuera a estar en la tierra y sus discípulos también, no tendría necesidad de irse para preparar un lugar para ellos. (También Juan 16:5; 17:5, 11, 24; 1 Corintios 15:42-54; 2 Corintios 5:1-10; Filipenses 1:21-23; Colosenses 3:1-4; 1 Tesalonicenses 4:13-17; Revelacion 3:21).

El Propósito Eterno para el Hombre

Claramente un "secreto sagrado" y "propósito eterno" es ampliado y revelado en el resto de las Escrituras, principalmente en las Escrituras Griegas Cristianas. Si creemos que la vida celestial para los  humanos es un plan B alternativo debido a que el pecado lo puso en aprietos, estamos equivocados.

El Padre prepara las cosas para hacer al Hijo preeminente en todo. Decide hacerlo Cabeza de toda creación. (Col. 1:15). Como el Hijo es la imagen dentro de la Deidad, Dios decide que todo ha de reflejar al Hijo. Entonces decide crear todos las cosas por medio del Hijo, para que ellas puedan expresarle cabalmente. Así, todas las cosas provienen del Hijo, son por medio del Hijo y son para el Hijo. (Col. 1:16-17) Y aún más, todas las cosas subsisten y se mantienen unidas por medio de Su Hijo. (Heb. 1:3).

Y el Hijo, en la Deidad, amaba al Padre y vivía para el Padre, haciendo las delicias de su corazón (Pr. 8:30). Entonces el Padre tuvo un propósito eterno, el cual fue que su Hijo tuviera en todo la preeminencia y fuese heredero de todo. El Padre se dio por entero a su Hijo. ¡Y el Hijo deseó el cumplimiento del propósito eterno de Su Padre, para gloria de Su Padre! Esto va más allá de lo que podemos imaginar. El origen del concepto de vivir para Dios y estar en total unidad con Su propósito eterno tuvo su origen antes de que nada más existiera. Esa es la verdadera Vida Eterna. 

 Así que, el Padre concibe un propósito, el Hijo hereda todo lo que el Padre ha planeado, y el Espíritu Santo es el que lleva a cabo ese propósito. Según este plan, todo estará centrado en Cristo para que "en todo tenga la preeminencia", y que llegue a ser "el todo en todos" (Col. 1:18; 3:11).

Desde la eternidad hasta la llegada y experiencia humana de Jesús y pasada hasta la resurrección, el Señor Jesús fue el Hijo unigénito, pero luego de la resurrección, se convierte en el Primogénito entre muchos hermanos. Dios desea que los muchos hijos sean como su Hijo amado al descubrir el verdadero sentido de la vida humana más allá de esta esfera. Todo esto Dios lo hace a fin de satisfacer el corazón del Hijo. Antes de su muerte solamente había un Cristo personal, pero después de su muerte y resurrección distribuye a muchos su vida, su misión y su gran mensaje.

La caída del hombre no echó por tierra el propósito de Dios. El Propósito Eterno de Dios ya estaba establecido antes de la caída, y lo que hace el Padre no es alterar su Propósito sino hacer frente a la contingencia, él hace frente a la emergencia y no altera su propósito. La caída del hombre dejó en evidencia algunos maravillosos rasgos de Dios que hasta entonces no se conocían. En la creación, Dios manifestó su poder y majestad, pero en la salvación del hombre, mostró su maravillosa gracia y su misericordia. Dios puso en el hombre su mismo Espíritu, dotándole de una naturaleza eterna -su misma vida- para que pudiera colaborar con Dios en su propósito eterno. Todas estos son elementos son descritos en las cartas griegas cristianas.

Dios creó todas las cosas y a la humanidad con el propósito de manifestar la gloria de su amado Hijo. Hoy los creyentes están manifestando un poco de esta gloria, pero llegará el día en que ellos, así como todas las cosas expresarán la belleza de Cristo, porque todo el universo estará lleno de Él.

Tal cómo hemos vislumbrado en las dos entradas anteriores, no hay evidencia de que el propósito para el hombre sea una vida eterna inmutable en la materia.  En Génesis 1. 27-28. vemos desde el principio que Dios nos habla de lo que quería del hombre: Que poseyera su imagen, que sea semejante a Él en cuanto a moral y carácter. Pero además le dice que se multiplique, (viviendo en familia), aquí vemos que deseaba que la humanidad toda llegue a ser un pueblo numeroso (familia) que posea su carácter y amor.

En las cartas apostólicas se amplia la información sobre ese Propósito y se habla que el destino de los creyentes es lograr una familia mundial o fraternidad de hermanos hijos del Padre viviente (Romanos 8.29 ). Luego, cada cristiano a nivel individual al lograr una relación íntima con el Padre y el Hijo llegan a formar parte de la eternidad de Dios, comparten su Vida Eterna ahora, y tras la resurrección prolongarán su ascensión hasta "reunir todas las cosas en Cristo" (Efesios 1:10):

 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
1:5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,
1:6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
1:7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,
1:8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,
1:9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en si mismo,
1:10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
1:11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad
1:12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.

3:2 si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros;
3:3 que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente,
3:4 leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo,
3:5 misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu:
3:6 que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio,
3:7 del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.
3:8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,
3:9 y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios que creó todas las cosas;
3:10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,
3:11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.

Todo esto debería hacernos reflexionar en que lo más importante, no es el énfasis dado en una vida eterna material llena de placeres, sino en la relación personal con nuestro Creador y su Hijo. Aquella vida consagrada a las manos del Padre ya constituye la Vida Eterna que se proyecta por la Eternidad.