domingo, 28 de abril de 2013

Saliendo de una era en convulsión

(1090.2) 99:4.6 Durante los tiempos psicológicamente agitados del siglo veinte, en el medio de los trastornos económicos, las corrientes encontradas de la moral y las mareas sociológicas de las transiciones ciclónicas de la era científica, miles y miles de hombres y mujeres se han dislocado humanamente; están ansiosos, desapacibles, temerosos, inseguros e inestables; como nunca antes en la historia del mundo, necesitan el consuelo y la estabilización de una religión sólida. Frente a los logros científicos y al desarrollo mecánico sin precedentes existe un estancamiento espiritual y un caos filosófico.

Es realmente ahora que hay miles de ovejas sin pastor. Estamos saliendo progresivamente de una época de gran confusión en las mentes humanas. Nos hemos encontrado con cambios morales y sociales, la globalización tecnológica y el desequilibrio del miedo proveniente de las ideas catastrofistas o conspiranoicas sobre el mal en el mundo, etc.

(1090.5) 99:4.9 La transición siempre va acompañada de confusión.

(1090.4) 99:4.8 El peligro espiritual más grande del hombre consiste en el progreso parcial, el problema de un crecimiento a medias: el abandono de las religiones evolucionarias del temor sin acogerse inmediatamente a la religión revelatoria del amor.

(1090.3) 99:4.7 No hay peligro en que la religión se vuelva más y más un asunto privado —una experiencia personal— siempre y cuando no pierda su motivación de servicio social altruista y amante. La religión ha padecido de muchas influencias secundarias: una mezcla repentina de culturas, el cruce de credos, la disminución de la autoridad eclesiástica, el cambio de la vida familiar, juntamente con la urbanización y la mecanización.

Nos encontramos en el advenimiento de una Era de gran desafío. ¿Cuanto tiempo demorarán los buscadores de la verdad en lograr la armonización completa de sus mentes con sus espíritus para luego comenzar su trabajo como la luz del mundo? A menudo me hago esta pregunta.

(1098.4) 100:5.1 El mundo está lleno de almas perdidas, no perdidas en el sentido teológico sino perdidas en el significado direccional, almas que vagan confusas entre los ismos y cultos de una era filosófica frustrada. Demasiado pocos han aprendido cómo reemplazar la autoridad religiosa con una filosofía de vida. (Los símbolos de la religión socializada no han de ser despreciados como canales para el crecimiento, aunque el lecho del río no es el río mismo, por él corren sus aguas.)

(1098.5) 100:5.2 El progreso del crecimiento religioso conduce desde el estancamiento, a través del conflicto, a la coordinación; desde la inseguridad, a la fe firme; desde la confusión de la conciencia cósmica, a la unificación de la personalidad; desde el objetivo temporal, al eterno; desde la esclavitud del temor, a la libertad de la filiación divina.