jueves, 25 de abril de 2013

Aceptar el desafío de esta Era



(1086.6) 99:1.3 La sociedad de Urantia no puede esperar establecerse como lo ha hecho en eras pasadas. El barco de la sociedad ha zarpado de las bahías protegidas de la tradición establecida, navegando en los mares del destino evolucionario; y el alma del hombre, como nunca antes en la historia del mundo, necesita estudiar cuidadosamente sus mapas de moralidad y observar con gran cuidado la brújula de la guía religiosa. La misión principal de la religión como influencia social consiste en estabilizar los ideales de la humanidad durante estos tiempos peligrosos de transición de una fase de la civilización a otra, de un nivel de cultura a otro.

Actualmente la humanidad se encuentra en una época de ajuste y sincronización tremenda. La humanidad ha logrado muchos beneficios materiales y científicos que han hecho que el mundo sea mejor en muchos aspectos que en las épocas pasadas. Pero la humanidad se encuentra confusa. El hombre necesita ordenar su mente y alma para afrontar el desafío de ésta era. La humanidad necesita guía, guía urgente de auténticos líderes que sigan a Jesús. La religión verdadera de Jesús es la única que puede estabilizar el alma del hombre y conferirle un sentido de auténtica ética y moralidad.

(1087.1) 99:1.4 La religión no tiene nuevos deberes que cumplir, pero es urgentemente llamada a funcionar como guía sabia y consejero experto en todas estas situaciones nuevas y rápidamente cambiantes de la humanidad. La sociedad se está volviendo más mecánica, más compacta, más compleja y más críticamente interdependiente. La religión debe funcionar para evitar que estas nuevas interasociaciones íntimas se tornen mutuamente retrogresivas o aun destructivas. La religión ha de actuar como la sal cósmica que previene la destrucción del sabor cultural de la civilización por los fermentos del progreso. Estas nuevas relaciones sociales y revoluciones económicas pueden dar como resultado una fraternidad duradera sólo mediante el ministerio de la religión.

Cuando en esta parte de los documentos se habla de "religión" se refiere a algo mucho más que la religión institucional. Se refiere a la religión de Jesús. Las religiones institucionales tienen una pesada carga que les queda grande. La misma estructura y maquinaria organizacional muchas veces provoca un estancamiento de la auténtica predicación de los ideales de Jesús.  Solo los creyentes individuales y nacidos del espíritu podrán entender ésta misión y consagrarse al Padre para llevarla a cabo. Esto no significa una renuncia a sus religiones, sino volverse lumbreras estabilizadoras dentro de las mismas. Asi también puede ocurrir con todo ámbito humano.  Las siguientes palabras, por lo tanto solo serán entendidas y practicadas por aquellos que nazcan otra vez:

(2082.9) 195:9.4 La religión necesita nuevos líderes, hombres y mujeres espirituales que se atrevan a depender solamente de Jesús y de sus enseñanzas incomparables. Si el cristianismo persiste en desatender su misión espiritual, mientras sigue ocupándose de los problemas sociales y materiales, el renacimiento espiritual deberá esperar el advenimiento de estos nuevos maestros de la religión de Jesús, que se dedicarán exclusivamente a la regeneración espiritual de los hombres. Entonces, estas almas nacidas del espíritu proveerán rápidamente el liderazgo y la inspiración que se requieren para una reorganización social, moral, económica y política del mundo.

Cuando en esta parte de los documentos se habla de "religión" se refiere a algo mucho más que la religión institucional.

(2075.3) 195:4.5 En esta gigantesca lucha entre lo secular y lo espiritual, la religión de Jesús finalmente triunfará.

La necesidad del valor
Pero el hombre que nazca del espíritu debe mirar con equilibrio e inspiración a los profetas y hombres valientes de las épocas bíblicas. Existe la necesidad de un nuevo linaje de auténticos profetas. Estos mantienen una actitud positiva. Evitan actuar como Jonás huyendo del deber o siendo profetas catastrofistas e inactivos. El deseo de todos los profetas verdaderos era lograr el arrepentimiento y redención de los hombres. Y aceptan predicar en ambientes difíciles o transmitir la verdad a personas dadas por perdidas. Aceptan el reto con deportividad y valor.

Los profetas antiguos abordaron a los gobernantes, a la gente común e incluso a los inmorales. Ese valor debemos imitarlo. La esencia de ese espíritu debe inspirarnos.  Sin embargo, el contenido de su mensaje era para una época y cultura particular en la cual la religión era socialmente respetada. Actualmentelmente la religión organizada es despreciada o subvalorada por el hombre moderno debido a los mismos desencantos que ésta ha provocado.

Pero el corazón de la religión de Jesús no es de un formalismo religioso externo. El amor entre los hombres trasciende todos los ropajes e ideologias, incluso a los libros sagrados. Y  ese es el mensaje que debemos proclamar.

(2083.1) 195:9.5 La era moderna se negará a aceptar una religión que no esté de acuerdo con los hechos y que no se armonice con los conceptos más elevados de verdad, belleza y bondad. Está llegando la hora del redescubrimiento de los verdaderos y originales cimientos del distorsionado y comprometido cristianismo de hoy: la verdadera vida y enseñanzas de Jesús.

No debe presentarse el mensaje con sentencias de libros sagrados o literatura religiosa separatista. La religión cree que al citar unos versículos bíblicos ésto ya es una autoridad divina. Pero ese es un error de concepto. En el pasado citar de otras Escrituras Sagradas era algo necesario en una Sociedad Teocrática como la Judía, pero en la actualidad la Sociedad humana no es teocrática, sino socialmente divergente. Asi que citar de las Escrituras o aparecer vestidos de forma especial paradojalmente aleja más a los hombres de Dios, ya que se les aborda mediante una división separatista en la que ellos ya se sienten excluidos. Jesús mismo se hizo un hombre común para abordar a la gente. No apareció en la tierra como un ser de luz.   La clave está en abordarlos mediante nuestro propio ejemplo de vida (verdad, belleza y bondad), mediante nuestras propias expresiones provenientes del corazón, y no mediante la recitación de textos sagrados o vestimentas especiales para ocasiones especiales. Esto realmente integrará a los hombres a las realidades del Reino.

(2084.5) 195:10.5 Al ganar almas para el Maestro, no es la primera milla de compulsión, deber o convención la que transformará al hombre y a este mundo, sino más bien la segunda milla de servicio libre y devoción amante de la libertad, que corresponde a los jesuísticos que salen para captar a su hermano en amor y guiarlo espiritualmente hacia el fin más alto y divino de la existencia mortal. El cristianismo aun ahora recorre voluntariosamente la primera milla, pero la humanidad languidece y tropieza en las tinieblas morales porque hay tan pocos corredores genuinos para la segunda milla — tan pocos seguidores profesos de Jesús que realmente viven y aman así como él enseñó a sus discípulos a vivir, amar y servir.

Notamos que se enfatiza que no es una predica basada en el temor, coacción u obligación lo que transformará a los hombres sino el trabajo arduo de amar y servir.

¡Qué triste espectáculo actual! ¡Tantos hombres ansiosos por que se les libre de los males del mundo sin intentar seguir los ideales de ayudar al prójimo a redimirse! En el fondo las ideas de salvación tras un repentino cambio son ideas basadas en el egoísmo, puesto que se cierran a la posibilidad de rehabilitación del género humano. Pero hay tantos borrachos, tantos aturdidos con quimeras de interpretaciones erróneas de la verdad que al igual que los alcohólicos, solo el tiempo les hará despertar de su borrachera y evasión de la realidad.

La Religión de Jesús no nos evade de la realidad y las luchas diarias. La Religión de Jesús ayuda al hombre a vivir esta realidad, a hacer frente a los problemas con las armas espirituales más poderosas.

Las falsas religiones pueden representar una evasión de la realidad, pero Jesús, en su evangelio, puso al hombre mortal en la entrada misma de una realidad eterna de progreso espiritual.-Lu Pag 2077

El evangelio del reino dignifica la vida, hace que ésta vida adquiera un nuevo sentido ahora. Se centra en amar y en servir,  y genera automaticamente una vacuna contra el pecado y el mal. El hombre que descubre su filiación con Dios y expande su amor al semejante en acciones prácticas hace del Reino de Dios una realidad aquí mismo entre los hombres.
 
El éxito puede generar la valentía y promover la confianza, pero la sabiduría sólo
proviene de las experiencias de adaptación a los resultados de los fracasos personales.

Los hombres que prefieren las ilusiones optimistas a la realidad, nunca podrán volverse sabios. -Lu Pag 1779.

Por esta razón tantas almas evaden la religión interna de lucha y renacimiento de Jesús. Prefieren la comodidad de las rutinas y no provocar una auténtica transformación en sus vidas y en el resto de los hombres. Prefieren ser ilusos soñadores pusilánimes.

(2083.2) 195:9.6 El hombre primitivo vivió una vida de esclavitud supersticiosa al terror religioso. Los hombres modernos civilizados temen caer bajo el dominio de poderosas convicciones religiosas. El hombre pensante siempre temió caer cautivo de una religión. Cuando una religión poderosa y emocionante amenaza dominarlo, invariablemente trata de racionalizar, tradicionalizar e institucionalizar a dicha religión, con la esperanza de llegar a controlarla. Por medio de este procedimiento, aun una religión revelada se vuelve hecha y dominada por el hombre. Los hombres y mujeres modernos e inteligentes evaden la religión de Jesús, porque temen lo que les hará a ellos —y con ellos. Todos estos temores son bien fundados. La religión de Jesús en efecto domina y transforma a sus creyentes, exigiendo que los hombres dediquen la vida a buscar el conocimiento de la voluntad del Padre en el cielo y que las energías del vivir se consagren al servicio altruista de la hermandad del hombre.

(2083.3) 195:9.7 Los hombres y mujeres egoístas francamente no quieren pagar este precio, ni siquiera para conseguir el tesoro espiritual más grande que se haya ofrecido jamás al hombre mortal. Sólo cuando el hombre se haya desilusionado suficientemente de las congojas y desencantos que acompañan a la búsqueda necia y engañosa del egoísmo, y haya posteriormente descubierto la esterilidad de la religión formalizada, estará dispuesto a volverse de todo corazón hacia el evangelio del reino, la religión de Jesús el Nazareno.

Faltan hombres y mujeres comprometidos con la aventura de la predicación del Evangelio. De lo contrario nosotros atrasaremos la llegada del Reino.