sábado, 15 de junio de 2013

La madurez para aceptar una Revelación

""Los documentos, de los cuales éste mismo forma parte, constituyen la presentación más reciente de la verdad a los mortales de Urantia. Estos documentos difieren de todas las revelaciones anteriores, ya que no son el trabajo de una sola personalidad del universo, sino una presentación compuesta realizada por numerosos seres. Pero NINGUNA revelación puede ser NUNCA completa hasta que no se alcanza al Padre Universal en el Paraíso. TODOS los demás ministerios celestiales no son más que parciales, transitorios y prácticamente ADAPTADOS a las condiciones locales en el tiempo y el espacio. Aunque una confesión como ésta quizás pueda reducir la fuerza y la autoridad inmediatas de todas las revelaciones, ha llegado la hora en que es conveniente hacer estas sinceras declaraciones incluso a riesgo de debilitar la influencia y la autoridad futuras de esta obra, que es la revelación más reciente de la verdad para las razas mortales de Urantia""". ( 92:4.9 )

El ser humano es como un niño posesivo que busca constantemente una señal de autoridad infalible y verdad incuestionable que tiende a fosilizarse. A menudo se apega en los Libros Sagrados, Juntas Directivas de hombres, Pontífices y grupos de autoridad eclesiástica para sentirse tranquilo con una posible verdad.

La declaración anterior del Libro de Urantia demuestra la grandeza de la misma obra porque reconoce que no existe ninguna obra infalible y de verdad absoluta, incluyendo al mismo Libro.

Pero, ¿podemos los seres humanos lograr captar estos asuntos con madurez?

Solo en la Isla del Paraíso podremos "abrazar la verdad". En cambio, solo poseemos verdades parciales. Todas las revelaciones dadas a los mundos del universo deben ingresar en el espacio tiempo y adaptarse a las mentes retrasadas o incompletas de acuerdo a la capacidad de las épocas, y esperar  las progresivas revelaciones e instrucciones que amplían el horizonte, aún a riesgo de las distorsiones naturales que provocan los hombres imperfectos en estas revelaciones.

De hecho, así ha ocurrido siempre. Melquisedek trajo una revelación, miles de años más tarde Jesús de Nazaret la amplió y exaltó. Y así las sucesivas revelaciones amplían gradualmente el horizonte y deben rectificar las distorsiones que ocurren entre una y otra. El Libro de Urantia se presenta como la Revelación más reciente a la raza humana, en la cual se hizo el mayor esfuerzo para entregarla de forma compacta, pero hay cosas inevitables a estas revelaciones. El Libro nos explica:

Hay muchas limitaciones que se aplican a la revelación de la verdad, tanto intrínsecas como extrínsecas

La revelación es evolutiva pero siempre progresiva. A lo largo de las épocas de la historia de un mundo, las revelaciones de la religión son cada vez más extensas y sucesivamente más instructivas. La misión de la revelación consiste en clasificar y censurar las religiones sucesivas de la evolución. Pero si la revelación ha de engrandecer y elevar las religiones de la evolución, entonces estas visitas divinas deben presentar unas enseñanzas que no estén demasiado alejadas de las ideas y reacciones de la época en que son presentadas. Por eso la revelación debe mantenerse siempre en contacto con la evolución, y lo hace de hecho. La religión revelada ha de estar siempre limitada por la capacidad del hombre para recibirla.  (92:4.1)

Puesto que vuestro mundo ignora generalmente el origen de las cosas, incluso de las cosas físicas, ha parecido sabio proporcionarle de vez en cuando conocimientos de cosmología. Esto siempre ha causado problemas para el futuro. Las leyes de la revelación nos obstaculizan enormemente porque prohíben comunicar conocimientos inmerecidos o prematuros. Toda cosmología presentada como parte de una religión revelada está destinada a quedarse atrás en muy poco tiempo. Por consiguiente, los estudiosos futuros de esa revelación se sienten tentados a desechar cualquier elemento de verdad religiosa auténtica que pueda contener, porque descubren errores a primera vista en las cosmologías asociadas que se presentan en ella.

La humanidad debería comprender que nosotros, que participamos en la revelación de la verdad, estamos muy rigurosamente limitados por las instrucciones de nuestros superiores. No tenemos libertad para anticipar los descubrimientos científicos que se producirán en mil años. Los reveladores deben actuar con arreglo a las instrucciones que forman parte del mandato de revelar. No vemos ninguna manera de salvar esta dificultad, ni ahora ni en ningún momento del futuro. Sabemos muy bien que los hechos históricos y las verdades religiosas de esta serie de presentaciones revelatorias permanecerán en los anales de las épocas venideras.  Estos nuevos desarrollos los prevemos incluso desde ahora, pero se nos prohíbe incluir en nuestros escritos revelatorios esos hechos aún no descubiertos por la humanidad. Que quede muy claro que las revelaciones no son necesariamente inspiradas. La cosmología que figura en estas revelaciones no es inspirada. Está limitada por el permiso que nos han concedido para coordinar y clasificar el conocimiento de hoy en día. Aunque la perspicacia divina o espiritual sea un don, la sabiduría humana tiene que evolucionar.

La verdad siempre es una revelación: es una autorrevelación cuando emerge como resultado del trabajo del Ajustador interior, y es una revelación que hace época cuando es presentada mediante la actuación de algún otro agente, grupo o personalidad celestial.   (101:4.1)

Estos niveles de realidad son unos símbolos prácticos aceptables sobre la presente era del universo y para la perspectiva de los mortales. Existen otras maneras de contemplar la realidad desde una perspectiva distinta a la de los mortales y desde el punto de vista de otras eras universales. Se debería reconocer así que los conceptos presentados aquí son totalmente relativos, en el sentido de que están condicionados y limitados por:
  1. Las limitaciones del lenguaje humano.
  2. Las limitaciones de la mente humana.
  3. El desarrollo limitado de los siete superuniversos.
  4. Vuestra ignorancia sobre los seis objetivos primordiales del desarrollo superuniversal, que no están relacionados con la ascensión de los mortales al Paraíso.
  5. Vuestra incapacidad para captar un punto de vista, aunque sea parcial, de la eternidad.
  6. La imposibilidad de describir la evolución y el destino cósmicos en relación con todas las eras universales, y no simplemente con respecto a la presente era del desarrollo evolutivo de los siete superuniversos.
  7. La incapacidad de todas las criaturas para captar el significado real de lo preexistencial y de lo postexperiencial — de aquello que está situado antes de los comienzos y después de los destinos.
El crecimiento de la realidad está condicionado por las circunstancias de las eras sucesivas del universo. El universo central no experimentó ningún cambio evolutivo durante la era de Havona, pero en las épocas actuales de la era superuniversal está experimentando ciertos cambios progresivos inducidos por su coordinación con los superuniversos evolutivos. Los siete superuniversos que evolucionan en la actualidad alcanzarán algún día el estado permanente de luz y vida, conseguirán el límite del crecimiento establecido para la presente era del universo. Pero no hay duda de que la era siguiente, la era del primer nivel del espacio exterior, liberará a los superuniversos de aquello que limita su destino en la era actual. La repleción se superpone continuamente a la terminación.

Éstas son algunas de las limitaciones que encontramos al intentar presentar un concepto unificado del crecimiento cósmico de las cosas, los significados y los valores, y de su síntesis en unos niveles de realidad siempre ascendentes.  (106:0.10)

Soy plenamente consciente de que no tengo a mi disposición ningún idioma adecuado para explicar claramente a la mente mortal cómo estos problemas del universo se nos presentan a nosotros. Pero no debéis desanimaros; todas estas cosas no están totalmente claras ni siquiera para las altas personalidades que pertenecen a mi grupo de seres paradisiacos. Tened siempre presente que estas profundas verdades relacionadas con la Deidad se clarificarán cada vez más a medida que vuestra mente se espiritualice progresivamente durante las épocas sucesivas de la larga ascensión de los mortales hacia el Paraíso. (31.8) 1:7.8

Es difícil en verdad encontrar en el idioma inglés [o español] las palabras adecuadas para designar y describir los diversos niveles de la fuerza y la energía — físicas, mentales o espirituales. Estas narraciones no pueden adaptarse plenamente a las definiciones que tenéis aceptadas para la fuerza, la energía y el poder. La pobreza del lenguaje es tal que tenemos que emplear estos términos con múltiples significados. Por ejemplo, en este documento la palabra energía se utiliza para designar todas las fases y formas del movimiento, la acción y el potencial fenoménicos, mientras que fuerza se aplica a las fases de la energía anteriores a la gravedad, y poder a las fases de la energía posteriores a la gravedad.  (42:2.1)

En todos nuestros esfuerzos por ampliar y espiritualizar el concepto humano de Dios, nos vemos enormemente obstaculizados por la capacidad limitada de la mente mortal. También encontramos serias dificultades en la ejecución de nuestra tarea debido a las limitaciones del lenguaje y a la pobreza del material que podemos utilizar, a efectos de aclarar o de comparar, en nuestros esfuerzos por describir los valores divinos y presentar los significados espirituales a la mente mortal y finita del hombre. Todos nuestros esfuerzos por ampliar el concepto humano de Dios serían casi inútiles si no fuera por el hecho de que la mente mortal está habitada por el Ajustador otorgado del Padre Universal e impregnada por el Espíritu de la Verdad del Hijo Creador. Contando pues con la presencia de estos espíritus divinos en el corazón del hombre para que me ayuden a ampliar el concepto de Dios, emprendo alegremente la ejecución del mandato que he recibido de intentar describir más ampliamente la naturaleza de Dios a la mente del hombre.  ( 2:0.3 )

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Por ejemplo: la mente humana anhelaría normalmente acercarse a la filosofía cósmica descrita en estas revelaciones procediendo de lo simple y de lo finito a lo complejo y a lo infinito, de los orígenes humanos a los destinos divinos. Pero este camino no conduce a la sabiduría espiritual. Este procedimiento es el camino más fácil para llegar a cierta forma de conocimiento genético, que en el mejor de los casos sólo puede revelar el origen del hombre, pero que revela poco o nada sobre su destino divino.

Incluso en el estudio de la evolución biológica del hombre en Urantia, el enfoque exclusivamente histórico de su situación actual y de sus problemas corrientes presenta graves objeciones. La verdadera perspectiva de cualquier problema sobre la realidad — humano o divino, terrestre o cósmico — sólo se puede obtener mediante el estudio y la correlación completos e imparciales de tres fases de la realidad universal: el origen, la historia y el destino. La comprensión adecuada de estas tres realidades experienciales proporciona la base para apreciar sabiamente el estado actual.
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Cuando la mente humana sigue la técnica filosófica de partir desde lo inferior para acercarse a lo superior, ya sea en biología o en teología, siempre corre el peligro de cometer cuatro errores de razonamiento:
  1. Puede dejar totalmente de percibir la meta evolutiva final y completa de la realización personal o del destino cósmico.
  2. Puede cometer el error filosófico supremo simplificando con exceso la realidad cósmica evolutiva (experiencial), lo que conduce a deformar los hechos, a desnaturalizar la verdad y a hacerse una idea falsa de los destinos.
  3. El estudio de la causalidad es la lectura atenta de la historia. Pero el conocimiento de cómo un ser se vuelve lo que es no proporciona necesariamente una comprensión inteligente del estado actual ni del verdadero carácter de ese ser.
  4. La historia por sí sola no consigue revelar adecuadamente el desarrollo futuro — el destino. Los orígenes finitos son útiles, pero sólo las causas divinas revelan los efectos finales. Los fines eternos no se manifiestan en los comienzos temporales. El presente sólo se puede interpretar verdaderamente a la luz de su correlación con el pasado y el futuro.
Por eso, a causa de éstas y de otras razones, la técnica que empleamos para acercarnos al hombre y a sus problemas planetarios es la de embarcarnos en el viaje por el tiempo y el espacio partiendo desde la infinita, eterna y divina Fuente y Centro Paradisiaca de toda realidad con personalidad y de toda existencia cósmica.   (19:1.4)

Esta es la razón por que los Documentos se presentan partiendo desde el Padre Universal descendiendo hasta nosotros en la vida de Jesús de Nazaret.