miércoles, 28 de agosto de 2013

Falsas señales

 
Les solicitamos que no se dejen sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco mediante una expresión inspirada, ni mediante un mensaje verbal, ni mediante una carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día de Jehová esté aquí.
2 Tesalonicenses 2:1,2
 
El que exista un conflicto internacional sea regional o incluso mundial, a menudo es usado como propaganda para hacer creer a muchos que estamos al borde del castigo celestial final. No es que no sea posible dicha guerra global. Pero hacemos bien en no perder la cabeza asociando dos cosas diferentes: Un juicio de Dios con un evento bélico.
 
1962: La crisis de los misiles. Si existió  un año en que estuvimos más que nunca al borde de un hecatombe nuclear fue ese año. La Crisis de los misiles en Cuba es como se denomina al conflicto entre los Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba en octubre de 1962, generado a raíz del descubrimiento por parte de Estados Unidos de bases de misiles nucleares soviéticos en territorio cubano. Esto fue catalogado como el Apocalipsis para muchos.
 
1965: Estados Unidos inicia la invasión y ataque a Vietnam.  A finales de 1965 ya eran más de 100.000 los efectivos destinados a Vietnam. Algunos creen que esta guerra traería la gran tribulación.
 
1991: La guerra del Golfo. Esta fue una invasión librada por una fuerza de coalición autorizada por Naciones Unidas, compuesta por 34 países y liderada por Estados Unidos, contra la República de Irak en respuesta a la invasión y anexión iraquí del Estado de Kuwait. Otra vez algunos creen que se desatará el día de Jehová.
 
1999: Guerra de Kosovo. Guerra entre Yugoslavia y las fuerzas de la OTAN entre el 24 de marzo y el 10 de junio de 1999, período durante el cual las fuerzas de la OTAN realizaron bombardeos continuos contra objetivos yugoslavos. Ante la inminencia del nuevo milenio muchos se apresuran a buscar claves numerológicas que advierten del fin del mundo.
 
2001: Invasión a Afganistán.  La Guerra de Afganistán, que comenzó el 7 de octubre de 2001 con la «Operación Libertad Duradera» del Ejército estadounidense y la «Operación Herrick» de las tropas británicas para invadir y ocupar el país asiático, fue emprendida en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Muchos creen que esto es el inicio de la inminente gran tribulación.
 
2003: La guerra de Irak. La invasión de Irak, entre el 20 de marzo y el 1 de mayo de 2003, fue llevada a cabo por una coalición de países encabezada por los Estados Unidos. Otros países estuvieron involucrados en la fase de ocupación posterior. ¡Ahora sí sería la guerra que llevaría al confrontación final entre el rey del norte y el sur! Algunos hasta hablaron que Irak representaba a Babilonia la Grande que era desolada.
 
2011 Libia: Muchos ya se han olvidado de la Guerra de Libia y como algunos clamaban que esta si era la gran conflagración entre el rey del norte y el rey del sur. Se aplicaron varias profecías sobre los libios como las de Daniel.  El 17 de marzo el New York Times publicaba que Estados Unidos estaba pensando atacar por aire a los aviones, tanques y artillería pesada del ejército de Gadafi. Hoy todos se han olvidado de Libia. Es posible que la intervención en Siria sea una acción semejante y puntual de Estados Unidos.
 
He omitido decenas de otras situaciones globales que han sido usadas como propaganda por algunos, tal como la caída de la Unión Soviética, la Caída del Muro de Berlín, las tensiones y amenazas permanentes de Corea del Norte, etc, etc, etc.
 
La forma correcta de entender las palabras de Jesús
 
Ningún grupo religioso ha explicado correctamente lo que dijo Jesús en el Monte de Olivos a sus apóstoles. Al contrario, muchos religiosos a nivel individual se excitan cada vez que aparece en el horizonte algún acontecimiento global ya sea una guerra, un terremoto, o alguna epidemia. Todos se apresuran a creer que esto es la señal de la inminente llegada de Jesús o el Día de Jehová.
 
Pero el Maestro en realidad nos quiso explicar todo lo contrario:
 
‘Tened cuidado de que nadie os engañe’, respondió Jesús, ‘pues muchos hombres vendrán en mi nombre diciendo “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos. Ciertamente oiréis de guerras y rumores de guerras, pero no os alarméis. Estas cosas realmente tienen que suceder, pero eso no es el fin. Porque se alzará en armas una nación contra otra, y un reino contra otro, y habrá hambres y terremotos en diferentes partes del mundo. Pero todo eso es sólo el principio de los dolores de parto’. — Mateo 24:4–8, The New Testament in Modern English, por J.B.Phillips, Edición Revisada.
 
Una exégesis correcta de las palabras de Jesús y la introducción de su respuesta a los apóstoles (que generalmente omiten los religiosos) nos ilumina.


 ¿Debían entenderse todos estos acontecimientos como señales claras que identificarían su regreso y el fin de la edad? ¿O, por el contrario, estaba en realidad Jesús advirtiendo a sus discípulos que no se dejasen confundir por esos acontecimientos?
 

Algunos comentaristas cuidadosos y discernidores de la Biblia han señalado que Jesús en ninguna parte identifica estos acontecimientos como la “señal” de su venida, sino que más bien parece advertir a sus discípulos que no sacasen esa conclusión cuando ocurriesen los desastres o catástrofes que él mencionó.
 
Desde el mismo comienzo de su respuesta, su advertencia fue: “No os equivoquéis. No os aterroricéis. Estas cosas tienen que suceder, pero todavía no es el fin”.
 
Las palabras introductorias de Jesús deberían entenderse evidentemente como advertencias en contra de sacar falsas conclusiones.

“Vigilad que nadie os engañe … no os alarméis”. Habría guerras, hambres, pestes, terremotos y otras aflicciones. Sus seguidores se enfrentarían a odio y persecución en el futuro, y no solamente una vez, sino muchas veces. Ellos tendrían que soportar estas cosas hasta la Parausía. Antes de eso el evangelio del Reino sería predicado en todas las naciones de la tierra.
 
En otras palabras los terremotos, las guerras (incluso mundiales y locales), pestes, etc; son falsas señales que son utilizadas para extraviar hablando de una Parausía (los falsos Cristos y sus advenimientos). Y esto se repetiría por muchos siglos pues durante toda la historia existirían conflictos, terremotos y pestes.
 
Los seguidores de Jesús no deberían dejarse extraviar por esas cosas, puesto que finalmente llevan a un nefasto desencanto de Dios y los valores verdaderos. La fe verdadera no puede basarse en expectativas que actúan como fuegos artificiales pasajeros provocando arranques oportunistas de espiritualidad basados en premios egoístas y liberaciones infantiles de los desafíos de la vida.
 
Los cristianos durante toda la historia han estado bajo esta trampa, y por eso el Creador ha sido difamado porque se han hablado cosas en su nombre. Jesús no quería que su Parausía estuviesa asociada a esos eventos distractores que se repetirían durante toda la historia y que son producto de los altibajos de la evolución de la humanidad.
 
Su Parausía sería como el relámpago, y no una prolongada presencia de largas décadas o siglos. La venida de Jesús más bien ocurriría cuando estas cosas no estuvieran en un punto alto. Cuando la humanidad por el poder de su mensaje evolucione a la auténtica hermandad del hombre, solo entonces el Maestro regresaría a la Tierra.
 
Pero este punto es tan difícil de aceptar por las masas inmaduras, y vende tan poco, que es frecuentemente enterrado. Y de esta forma, la humanidad sigue estando ciega. Nadie hace una reflexión sincera sobre estos asuntos.