sábado, 26 de octubre de 2013

Aprendices en el viaje hacia la eternidad

La vida en los mundos celestiales tras la resurrección es en condiciones externas pletóricas y felices. Sin embargo, en absoluto representa una vida sin desarrollo espiritual y sin la ausencia de decisiones difíciles. Nuestra personalidad se sigue puliendo a niveles no imaginados.

(551.1) 48:5.6 En las escuelas de la vida morontial estos maestros enseñan a nivel individual, de grupo, de clase y de masa. En los mundos de estancia dichas escuelas están organizadas en tres grupos generales de cien divisiones cada uno: las facultades del pensamiento, las facultades del sentimiento, y las facultades de la acción. Cuando llegas a la constelación, se agregan las facultades de la ética, las facultades de la administración, y las facultades del ajuste social. En los mundos sede central del universo ingresarás a las facultades de filosofía, divinidad, y espiritualidad pura.

(551.2) 48:5.7 Aquellas cosas que podrías haber aprendido en la tierra pero no aprendiste, deben ser adquiridas bajo el tutelaje de estos maestros fieles y pacientes. No existen caminos reales, atajos ni senderos fáciles al Paraíso. Sean cuales fueren las variaciones de cada itinerario, debes aprender las lecciones de una esfera antes de proceder a la siguiente; por lo menos esto es así, una vez que abandonas el mundo de tu natividad.

(551.3) 48:5.8 Uno de los propósitos de la carrera morontial es efectuar la erradicación permanente de los vestigios animales en los sobrevivientes mortales, tales como la postergación, la ambigüedad, la falta de sinceridad, el evitar los problemas, la injusticia, y la búsqueda de lo fácil. La vida en los mundos de estancia enseña muy pronto a los jóvenes pupilos morontiales que posponer no significa en ningún sentido evitar. Después de la vida en la carne, ya no se dispone del tiempo como técnica para evitar situaciones o evadir obligaciones desagradables.

En nuestra vida en la Tierra a menudo no somos sinceros. Postergamos, somos ambiguos y nos creamos trampas mentales de bloqueo para actuar. Tales patrones errados de pensamientos, emociones y acción son corregidos en las escuelas de los mundos de estancia. Ya no podremos evadir obligaciones con la excusa del tiempo. Nuestras decisiones y acciones comenzarán a ser automáticas a medida que ascendemos.

De los Maestros moronciales se nos dice:

(555.3) 48:6.35 De ellos aprenderás a dejar que la presión se canalice en estabilidad y certidumbre; aprenderás a ser fiel y sincero y, al mismo tiempo, alegre; a aceptar los desafíos sin quejas y a enfrentar las dificultades e incertidumbres sin temor. Ellos preguntarán: si fracasas, ¿te levantarás indomitablemente para probar de nuevo? Si triunfas, ¿mantendrás una actitud bien equilibrada —una actitud estabilizada y espiritualizada— a través de todo esfuerzo en la larga lucha por romper las cadenas de la inercia material, por lograr la libertad de la existencia espiritual?

Aún ahora es ventajoso  intentar adquirir  esta visión de la vida antes de llegar a los mundos moronciales. ¿Por qué? Por que en la carrera ascendente en los mundos superiores si fracasamos completamente podemos perder la vida de forma eterna. Así que no da lo mismo evadir la disciplina de la vida actual. Y es un error creer que al morir nos escaparemos a un mundo de pura felicidad en donde seremos indolentes. Al contrario, se nos refinará de una forma suprema. Pero si deseamos adelantar nuestra refinación tendremos la ventaja de que aquí podemos ensayar, caernos una y otra vez y luchar por mejorar. En cambio, en los mundos de estancia se reducirá la posibilidad de culpar al ambiente externo de nuestros errores. Los mundos de estancia son ambientes perfeccionados de felicidad. Los errores no serán achacados a la imperfección heredada o a la maldad del entorno.

También nuestra relación con los Maestros moronciales será para nuestra refinación emocional:

(555.4) 48:6.36 Así como los mortales, estos ángeles también han engendrado muchas desilusiones, y te harán notar que a veces tus desencantos más desilusionantes se transformaron en tus mayores bendiciones. A veces la semilla plantada necesita morir, la muerte de tus esperanzas más apreciadas, antes de poder renacer para dar los frutos de nueva vida y nueva oportunidad. De ellos aprenderás a sufrir menos penas y desencantos, primero, haciendo menos planes personales relacionados con otras personalidades, y luego, aceptando tu destino después de haber cumplido fielmente tu deber.

Pese a ser mundos pletóricos tendremos que modificar nuestras ideas limitadas sobre la vida y nuestras relaciones interpersonales.

(555.5) 48:6.37 Aprenderás que acrecientas tus cargas y disminuyes la posibilidad del triunfo si te tomas demasiado seriamente. Nada puede tomar precedencia sobre la tarea de la esfera de tu estado —de este mundo o el siguiente. La tarea de preparación para la próxima esfera es muy importante, pero nada iguala la importancia de la tarea del mundo en el cual estás viviendo actualmente. Pero aunque la tarea es importante, el yo no lo es. Cuando te sientes importante, pierdes energía a través del desgaste de la dignidad del ego, de manera que queda poca energía para realizar la tarea. La autoimportancia en lugar de la importancia de la tarea, agota a las criaturas inmaduras; es el elemento del ego el que agota, y no el esfuerzo del logro. Puedes realizar una labor importante si no te vuelves autoimportante; podrás cumplir varias tareas tan fácilmente como una sola, si prescindes de tu ego. La variedad descansa; la monotonía es la que cansa y agota. Todos los días son iguales —vida, o la alternativa de la muerte.

Las lecciones de la vida morontial son muchas otras y sin duda no pueden ser traducidas al lenguaje humano del tiempo. Pero ya podemos empezar a ejercitar esta forma de vivir. La religión evolutiva de la Tierra de alguna forma a ciegas trata de inducir una especie de capacitación para la vida eterna. Pero dicha capacitación para la maduración de las personas es inestable y desigual. Finalmente la madurez espiritual no se asocia a todo un grupo religioso, sino que se vuelve individual. Por esa razón hay tantas personas inestables junto a algunos maduros conviviendo en las religiones humanas. De todas formas, la religión enseña valiosas lecciones. El desafío es ser sincero y coherente con tus ideales religiosos, más que con tus doctrinas. Es tu fe, alegría y amor lo importante de tu religión, mientras que la puedes usar para tu refinación al interactuar con diferentes personas. Una reunión religiosa es una versión a escala primitiva humana de lo que es una escuela morontial. Es quizás lo más cercano. Tiene algunas similitudes, pero también grandes diferencias.

El hombre promedio no logra hacer suya esta armonización perfecta de su mente, acción, emociones y espíritu. Lucha contra sus tendencias animales y mentalidad inestable. Pero en los mundos de las mansiones dicha capacitación es la vida misma. Rodeados de ambientes exquisitos nos confrontaremos a nosotros mismos. Pero actualmente sería muy apropiado avanzar en nuestra espiritualización y así ganar terreno en nuestra evolución.

Debemos hacer nuestras las lecciones de la vida morontial. Mejorar nosotros mismos debe ser nuestra actividad diaria en el viaje como aprendices. La eternidad comienza en este mismo mundo.