lunes, 28 de octubre de 2013

Los ideales de la civilización - Parte 1

(803.10) 71:3.10 Los ideales de la existencia estatal se deben lograr mediante la evolución, el desarrollo lento de la conciencia cívica, el reconocimiento de la obligación y privilegio del servicio social. Después de una administración de oportunistas políticos, los hombres primero asumen las cargas del gobierno como deber, para más tarde ir en pos de este servicio porque lo consideran un privilegio, el honor máximo. La condición de cualquier nivel de civilización se refleja claramente en la calidad de los ciudadanos que se ofrecen para aceptar las responsabilidades del estado.

El mundo está cambiando. La era de los antiguos políticos oportunistas que se aferran al poder está desapareciendo de la Tierra. Después de una larga Era de desprestigio hacia la política, las nuevas generaciones comienzan a asumir los desafíos cívicos por altruismo e inspiración para transformar el mundo:

(803.12) 71:3.12 En los estados avanzados, el servicio político se considera la devoción máxima de la ciudadanía. La ambición suprema de los ciudadanos más sabios y nobles es ganar el reconocimiento civil, ser elegido o nombrado para alguna posición de confianza gubernamental, y que estos gobiernos confieran a sus funcionarios civiles y sociales sus honores máximos de reconocimiento por el servicio prestado. Luego se dispensan honores en este orden, a los filósofos, educadores, científicos, industrialistas y militares. A los padres se les recompensa debidamente por la excelencia de sus hijos; los dirigentes puramente religiosos, siendo embajadores del reino espiritual, reciben sus verdaderas recompensas en otro mundo.

Vivimos en el auge de esta Era. La política como actividad que ayuda a la civilización será transformada en una expresión de altruismo humano para el beneficio colectivo. El amor será el catalizador de la civilización.

(803.9) 71:3.9 Una sociedad moral debe proponerse preservar la dignidad de su ciudadanía y brindar a todo individuo normal una oportunidad adecuada para su autorrealización. Este plan de logro social produciría una sociedad cultural de orden superior. La evolución social debe ser fomentada por una supervisión gubernamental que tenga un control regulador, pero sin abuso. El mejor estado es aquél que coordina más y gobierna menos.

El trabajo del Estado debe ser el de un facilitador y coordinador  para que las propias personas logren la autorealización.  Pero el Estado no debe transformarse en un controlador de todas las actividades de su territorio. Es un error fomentar la idea de que el Estado debe ser un asistencialista de todas las personas y proveer únicamente la existencia de empresas estatales.

(803.8) 71:3.8 Ninguna sociedad ha progresado mucho permitiendo la ociosidad o tolerando la miseria. Pero jamás podrán eliminarse la miseria y la dependencia si muchas personas son mantenidas gratis.

El Estado debe fomentar las herramientas, capacitaciones y coordinación para que las propias personas se autorealicen y logren ser autosuficientes. La pobreza se perpetúa si se fomenta un Estado que solo se vale de la caridad  y que genera dependencia.

De la competencia a la cooperación

(805.3) 71:5.3 A través de las edades primitivas de cualquier mundo, la competencia es esencial para la civilización progresiva. A medida que progresa la evolución del hombre, la cooperación llega a ser cada vez más efectiva. En las civilizaciones avanzadas la cooperación es más eficaz que la competencia. La competencia estimula al hombre primitivo. La evolución primitiva se caracteriza por la supervivencia de los que son biológicamente aptos, pero las civilizaciones posteriores se fomentan mejor por la cooperación inteligente, la fraternidad compasiva y la hermandad espiritual.

(805.5) 71:6.1 Hoy por hoy la economía motivada por el lucro está destinada al fracaso, a no ser que los motivos de lucro puedan ser superados por motivos de servicio. La competición despiadada que se basa en el egoísmo de miras estrechas, a la larga, destruye aquello que procura mantener.

(805.6) 71:6.2 En la economía, la motivación de lucro es para la motivación de servicio lo que el temor es para el amor en la religión. Pero el motivo del lucro no ha de destruirse ni eliminarse de manera repentina; mantiene trabajando duro a muchos mortales que de lo contrario serían perezosos. No es forzoso, sin embargo, que este excitador de energía social sea perennemente egoísta en sus objetivos.

(805.7) 71:6.3 El motivo del lucro en las actividades económicas es enteramente vil y totalmente indigno en un orden avanzado de sociedad; no obstante, es un factor indispensable durante las fases tempranas de la civilización. No se ha de quitar el motivo del lucro a los hombres hasta que cuenten con sólidos tipos superiores de motivos desprovistos de fines lucrativos para el empeño económico y el servicio social —el afán trascendente de la sabiduría superlativa, la hermandad fascinante y la excelencia del logro espiritual.

El motivo de lucro no puede retirarse de forma violenta y brusca de la sociedad. Pero tampoco el lucro debe enquistarse para siempre.  Primeramente las empresas deben comenzar a reemplazar el lucro por un fin de servicio, y a recibir sus ganancias como consecuencia secundaria. Y a la par la cooperación y colaboración debe ir gradualmente reemplazando la competencia. 

Más que competir entre ellas, las empresas pueden buscar puntos de cooperación con objetivos nobles comunes. De esta forma, hasta la pobreza podría erradicarse.

La humanidad puede lograr cosas maravillosas si la cooperación reemplaza a la competencia. La proeza de llevar el hombre a la Luna fue el producto de que la NASA pudo coordinar a 5000 empresas de todo el mundo, y sincronizar el trabajo de 400.000 técnicos. Y este logro fue realizado solo en 9 años.

Lo que la NASA hizo puede ser replicado por los Gobiernos que se propongan derrotar la pobreza, mejorar la salud, la educación, coordinar la entrega de trabajo, el uso de los recursos naturales,  y a  las empresas que existen en su país.

 ¿Pueden los Estados derrotar la pobreza, mejorar en educación y salud si se lo proponen? La proeza es más fácil que colocar un hombre en la Luna. La coordinación para lograr la cooperación es esencial. Y los gobiernos deben establecer con claridad la meta fascinante que finalmente beneficiará a todos,  y evitará las nefastas semillas de la autodestrucción nacional. Civilizaciones fracasaron en el pasado por ser estrechas de miras y no ver el cuadro más amplio de la totalidad.

 Además de esto, ¿podrá el futuro ver la creación de empresas destinadas a combatir la pobreza, y mejorar el medio ambiente? Estas mismas empresas podrían obtener ganancias justas y producir trabajo además de emprender proyectos inéditos para la humanidad como un gran servicio.

El fin del Estado es colocar límites sabios y razonables a la empresas, y no que éstas mismas se los establezcan  mediante el descontrolado libre mercado e hipotética autoregulación. Un gobierno eficaz marca una línea de límite de acción para evitar los abusos a los ciudadanos, pero por otra parte tampoco anula la capacidad de productividad de las empresas. El Estado debe velar por ambas cosas para que exista un equilibrio en beneficio del hombre.

Continúa en segunda parte.

Nota: Citas tomadas del Libro de Urantia.