domingo, 13 de octubre de 2013

La razón principal

Los Evangelios nos mencionan a los discípulos enviados por Jesús predicando de dos en dos las Buenas Nuevas. Pero esa acción no fue para establecer un modelo de mecánica perpetua transferible a todas las épocas, sino más bien para instruirlos en lo que estaba detrás de dicha acción. Esto queda demostrado cuando en Hechos de los Apóstoles notamos a los evangelizadores predicando en una variedad de situaciones sin la fórmula de predicar en parejas. Por ejemplo, Felipe no estaba acompañado cuando subió al carro.

  "Al día siguiente, domingo 23 de junio del año 26 d. de J.C., Jesús impartió sus instrucciones finales a los seis. Les mandó que salieran, de dos en dos, para enseñar la buena nueva del reino. Les prohibió que bautizaran y les aconsejó que no predicaran públicamente. También les explicó que más adelante les permitiría predicar en público, pero que durante una temporada, y por muchas razones, deseaba que adquiriesen experiencia práctica en tratar personalmente con sus semejantes. Jesús se proponía que la primera gira de sus apóstoles fuese enteramente de obra personal. Aunque este anuncio fue en cierto modo una desilusión para los apóstoles, veían, por lo menos en parte, la razón de Jesús para comenzar de este modo la proclamación del reino, y empezaron de buen ánimo, con confianza y entusiasmo. Los envió de dos en dos, Santiago y Juan a Queresa, Andrés y Pedro a Capernaum, Felipe y Natanael a Tariquea". - Libro de Urantia página 1538
 
Los judíos de los días de Jesús vivían en una sociedad tremendamente divida en castas sociales. Había un estrato superior aristocrático, integrado, en primer lugar, por la nobleza sacerdotal y los miembros de la familia del sumo sacerdote. El número de pobres era grande. Entre ellos, los más numerosos, figuraban los jornaleros, "la gente de la tierra", los mendigos, enfermos y quiénes eran segregados. También estaban los gentiles, los griegos y los odiosos quitim o romanos.
 
Los discípulos posiblemente deseaban partir con un entrenamiento de oradores públicos al estilo de Juan el Bautista. Pero Jesús los coloca en su lugar al indicarles que tenían que adquirir una "experiencia práctica en tratar personalmente con sus semejantes. Jesús se proponía que la primera gira de sus apóstoles fuese enteramente de obra personal".
 
De esta forma Jesús estaba moldeando a sus apóstoles para poder transmitir el mensaje de la Paternidad de Dios y la hermandad de todos los hombres. Solo en su contacto afectuoso con otros, éstas parejas podían conocer a su prójimo, hablarles el mensaje, y compartir entre ellos el gozo de sus experiencias.
 
Notemos como los Evangelios recogen parcialmente esto:
 
Después de estas cosas el Señor designó a otros setenta y los envió de dos en dos delante de sí a toda ciudad y lugar adonde él mismo iba a ir. (...) Dondequiera que entren en una casa, digan primero: ‘Tenga paz esta casa’.  Y si hay allí un amigo de la paz, la paz de ustedes descansará sobre él. Pero si no lo hay, se volverá a ustedes.  De modo que quédense en aquella casa, comiendo y bebiendo las cosas que les suministren, porque el obrero es digno de su salario. No anden transfiriéndose de casa en casa" - Lucas 10:1,5-7.

Muchas veces el énfasis solo se coloca en el primer versículo "de dos en dos". Pero pocas veces se analiza el contexto que alude a un compartir con las personas incluso "comiendo y bebiendo" y no andar "de casa en casa". Esto nos muestra que más que implantar una técnica mecánica como modelo Jesús deseaba colocar el énfasis en que los discípulos desarrollasen un afecto verdadero por su prójimo en contacto fraterno con la gente.

La esencia y razón principal no está en la forma como se predica. Más bien, en lo que significa dicha predicación: una comunicación amorosa que derriba las barreras en los seres humanos.

Esto no significa que predicar de dos en dos sea un error. Pero lo más importante es el motivo tras dicha acción. Cuando los discípulos ya adquirieron la experiencia del contacto humano directo, fueron entrenados en las otras facetas de la comunicación humana. Por lo tanto, más que fijarnos en la técnica que usó Jesús para esa época, lo más importante es lo que había tras esa forma de hacer las cosas. Esto no enseña que ninguna técnica o forma de predicación es la marca distintiva o debe verse como una ordenanza sagrada transferible a toda época o situación, sino que la clave es el amor fraternal en los contactos humanos (Juan 13:35).

 Y esto nos muestra que la verdadera predicación no es solo entregar un mensaje, sino que incluye necesariamente fraternizar con nuestros hermanos de la humanidad.

Se nos hace más evidente que predicar las Buenas Noticias es realmente transmitir el mensaje de la Paternidad de Dios y la Hermandad entre los hombres, tal como lo dice el Libro de Urantia.