viernes, 22 de noviembre de 2013

La autocorreción de la religión

(1088.8) 99:3.7 La gran debilidad de todo este tipo de actividad religiosa no reconocida e inconsciente yace en que es incapaz de aprovecharse de la crítica religiosa abierta y por lo tanto de obtener niveles beneficiosos de autocorrección. Es un hecho que la religión no crece a menos que se vea disciplinada por la crítica constructiva, ampliada por la filosofía, purificada por la ciencia, y alimentada por el compañerismo leal.

A menudo la crítica constructiva hacia determinada religión es tomada como apostasía o rebelión. El problema religioso es el propio orgullo de la creencia de un pueblo elegido que tiene una comunicación especial con Dios en la figura de sus dirigentes. Así, se hace sumamente difícil escuchar las observaciones externas. Las religiones deben aceptar al igual que la ciencia, que son entidades evolutivas provenientes de la imperfección, y no grupos con nombramientos sobrenaturales.

(1089.11) 99:4.3 La verdadera religión es una manera significativa de vivir en forma dinámica frente a frente con las realidades comunes de la vida diaria. Pero si la religión ha de estimular el desarrollo individual del carácter y aumentar la integración de la personalidad, no debe ser estandardizada. Si ha de estimular la evaluación de la experiencia y servir como un señuelo que en sí mismo es un valor, no debe ser estereotipada. Si la religión ha de promover lealtades supremas, no debe ser formalizada.

El gran problema es que la formalización de alguna forma ahoga el mismo fin que persigue la religión. Se entiende que la religión debe ayudar al hombre a encontrar los valores supremos en contacto personal con su Creador, pero a menudo esto se desvía a una fijación por las estructuras y actividades organizacionales como las diversas escuelas para ministros de una religión, en lugar de promover la búsqueda del Padre Universal a un nivel superlativo. De esa forma (y aunque no se reconozca) las actividades del culto se vuelven un club social e incluso en ocasiones hasta superficial.

(1092.3) 99:6.3 Pero cuando la religión se vuelve institucionalizada, se limita su poder para el bien, mientras que las posibilidades del mal se multiplican grandemente. Los peligros de una religión formalizada son: La fijación de las creencias y la cristalización de los sentimientos; la acumulación de los intereses establecidos con un aumento de la secularización; la tendencia a estandardizar y fosilizar la verdad; la desviación de la religión, del servicio a Dios al servicio a la iglesia; la tendencia de los líderes a volverse administradores en vez de ministros; la tendencia a formar sectas y divisiones competitivas; el establecimiento de una autoridad eclesiástica opresiva; la creación de una actitud aristocrática de «pueblo elegido»; el fomentar ideas falsas y exageradas de lo sagrado; la rutinización de la religión y la petrificación de la adoración; la tendencia a venerar el pasado, ignorando al mismo tiempo las demandas del presente; la incapacidad de hacer interpretaciones contemporáneas de la religión; el enredo con las funciones de las instituciones seculares; la creación de una discriminación maligna en forma de castas religiosas; el volverse juez intolerante de la ortodoxia; la incapacidad de mantener el interés de la juventud aventurosa y la pérdida gradual del mensaje salvador del evangelio de la salvación eterna.

(1092.4) 99:6.4 La religión formal frena a los hombres en sus actividades espirituales personales en vez de liberarlos para un servicio enaltecido de constructores del reino.

Es cierto que la religión organizada tiene varios puntos a favor como la preservación de la vida familiar, la moralidad y eso los documentos lo destacan. Pero a menudo la misma estructuración de la verdad viviente ataca a esos objetivos. La actitud del negativismo a menudo frena a los hombres para hacer el bien, porque se concentran demasiado en el mal o en las rutinas formales que les quitan tiempo.  Cuando el hombre solo considera sagrado ciertos aspectos de su vida, comienza a manifestar rasgos hipócritas, ya que en ausencia de las reuniones sagradas, y actividades sagradas, el hombre comete el mal en los espacios "no sagrados". El ser humano crea entonces una personalidad doble al separar lo sagrado de lo profano o mundano. Esto crea mayores posibilidades para el mal. Su religión la transforma en una obligación, una rutina, una cuota mensual que debe cumplir, y un espacio de su vida como un hobby u actividad que adorna una parte de su vida, mientras sus anhelos mundanos siguen en su interior.

Pero la religión verdadera abarca y llena toda la existencia humana, es una consagración especial al Creador en cada instante de la vida. Es un cambio y transformación total de la naturaleza, un nacer otra vez, no una mera actitud conductual externa para ser vistos por los hombres.

(1013.8) 92:7.13. “El hombre moderno es adecuadamente autoconsciente de la religión, pero sus costumbres de adoración son confusas y están desacreditadas por su metamorfosis social acelerada y sus desarrollos científicos sin precedentes. Los hombres y mujeres que razonan quieren redefinir la religión, y esta demanda obligará a la religión a revaluarse a sí misma.”

Es irónico pero no existe la llamada "nueva luz" como si fuera dada desde los cielos. Los cambios que han tenido que hacer las religiones obedecen a la presión externa de las eras, y las transformaciones humanas. El uso de nuevas tecnologías en la religión, la simplificación de la literatura impresa y muchos otros cambios no obedecen a "la luz celestial" sino a la necesidad urgente religiosa para acoplarse a una humanidad evolutiva y a las nuevas necesidades económicas de un mundo en cambio. La religión, por lo tanto, camina bajo la presión del mismo sistema del que ha llegado a ser parte.

  (1087.5) 99:2.2 La religión institucional ha caído en el estancamiento de un círculo vicioso. No puede reconstruir a la sociedad sin reconstruirse a sí misma primero; y puesto que es parte tan integral del orden establecido, no puede reconstruirse a sí misma hasta que la sociedad no haya sido radicalmente reconstruida.

El problema de todo esto son los daños colaterales que causa la religión imperfecta evolutiva. Muchas personas sensibles buscadoras de Dios han sido perjudicadas por estas estructuras humanas que se han autoproclamado estructuras de Dios. Hay muchas personas heridas por la mecánica del sistema que provoca seres humanos con religiones de papel, de la mente y ficticias.

(1090.2) 99:4.6 Durante los tiempos psicológicamente agitados del siglo veinte, en el medio de los trastornos económicos, las corrientes encontradas de la moral y las mareas sociológicas de las transiciones ciclónicas de la era científica, miles y miles de hombres y mujeres se han dislocado humanamente; están ansiosos, desapacibles, temerosos, inseguros e inestables; como nunca antes en la historia del mundo, necesitan el consuelo y la estabilización de una religión sólida. Frente a los logros científicos y al desarrollo mecánico sin precedentes existe un estancamiento espiritual y un caos filosófico.

(1090.4) 99:4.8 El peligro espiritual más grande del hombre consiste en el progreso parcial, el problema de un crecimiento a medias: el abandono de las religiones evolucionarias del temor sin acogerse inmediatamente a la religión revelatoria del amor. La ciencia moderna, particularmente la psicología ha debilitado sólo aquellas religiones que son en tan gran parte dependientes del temor, la superstición y la emoción.

(1089.12) 99:4.4 Sean cuales fueran los trastornos que acompañen el crecimiento social y económico de la civilización, la religión es genuina y valiosa si fomenta en el individuo una experiencia en la cual la soberanía de la verdad, la belleza, y la bondad prevalece, puesto que tal es el verdadero concepto espiritual de la realidad suprema. Y a través del amor y de la adoración esto se vuelve significativo como hermandad con el hombre y filiación de Dios.

(1091.1) 99:5.2 Recuerda siempre: la verdadera religión consiste en conocer a Dios como a tu Padre y al hombre como a tu hermano. La religión no es la creencia esclavizadora en las amenazas de castigo ni las promesas mágicas de premios místicos futuros.

(1091.2) 99:5.3 La religión de Jesús es la influencia más dinámica que haya activado jamás a la raza humana. Jesús destruyó la tradición, derrumbó el dogma e invitó a la humanidad al logro de sus ideales más elevados en el tiempo y en la eternidad —ser perfectos, así como el Padre en los cielos es perfecto.

Al terminar estos tiempos de ficción religiosa y confusión espiritual, los nuevos hombres y mujeres tendrán un trabajo dramático en importancia y magnitud:

(2082.9) 195:9.4 La religión necesita nuevos líderes, hombres y mujeres espirituales que se atrevan a depender solamente de Jesús y de sus enseñanzas incomparables. Si el cristianismo persiste en desatender su misión espiritual, mientras sigue ocupándose de los problemas sociales y materiales, el renacimiento espiritual deberá esperar el advenimiento de estos nuevos maestros de la religión de Jesús, que se dedicarán exclusivamente a la regeneración espiritual de los hombres. Entonces, estas almas nacidas del espíritu proveerán rápidamente el liderazgo y la inspiración que se requieren para una reorganización social, moral, económica y política del mundo.