Kennedy se nos presenta como un pacifista que intenta evitar una Tercera Guerra Mundial con la Unión Soviética, evitar la Guerra de Vietnam, y esto junto a su lucha por detener el racismo, le genera el odio del Alto Mando del Ejército de EEUU además de la misma CIA (entre otros grupos).
Una curiosidad interesante es que posiblemente Kennedy alcanzó a leer parte del Libro de Urantia. Sabemos que Bob Burton envió ejemplares del Escrito 72, "Government on a Neighboring Planet" ("El gobierno de un planeta vecino") y las conferencias de Urmia a los miembros del Congreso y también le dio un ejemplar de The Urantia Book al Presidente Kennedy.
La Fundación Urantia estuvo en desacuerdo con la acción de Burton (en esos años existía una actitud errada de "congelar" la difusión del Libro publicado en 1955). No sabemos si Kennedy leyó algunos de los capítulos de Urantia Book. Si esto fue así posiblemente habrá sido el primer presidente en acceder a la Revelación. Kennedy ciertamente era un hombre de mente abierta, interesado en la carrera espacial y con una visión sobre la misión de EEUU muy diferente a la que lamentablemente se labró la potencia tras su muerte.
De hecho, él impulsó el llamado "Cuerpo de Paz". A través de este programa, los estadounidenses podían ofrecerse como voluntarios para ayudar a naciones en desarrollo en áreas tales como la educación, agricultura, salud y construcción. Una visión muy diferente a la imagen bélica de la potencia mundial.
Por consiguiente, he elegido este momento y este lugar para hablar de un tema respecto del que sigue abundando la ignorancia y casi nunca se percibe la verdad. Sin embargo, se trata del tema más importante de la Tierra: la paz mundial.
¿A qué tipo de paz me refiero? ¿Qué tipo de paz queremos conseguir? No una Pax Americana impuesta al mundo por el armamento de guerra estadounidense. No la paz de la tumba ni la seguridad del esclavo. Estoy hablando de la paz genuina, del tipo de paz que hace que la vida en la Tierra merezca la pena ser vivida, del tipo que permite que los hombres de todas las naciones crezcan en la esperanza y construyan una vida mejor para sus hijos (no solo la paz para los estadounidenses, sino para todos los hombres y mujeres), no solo paz en nuestro tiempo sino paz para todos los tiempos.
En cambio, vamos a centrarnos en una paz más práctica y alcanzable, que no se fundamente en una revolución repentina de la naturaleza humana, sino en la evolución gradual de las instituciones humanas, en una serie de acciones concretas y acuerdos eficaces que redundan en interés de todos los afectados. No hay una clave única y simple para conseguir esta paz. No hay ninguna fórmula mágica o grandiosa que una de las dos potencias pueda adoptar. La paz genuina debe ser el producto de muchas naciones, la suma de muchos actos. Debe ser dinámica, no estática, y cambiar para asumir los desafíos de cada nueva generación. Porque la paz es un proceso, una forma de solucionar los problemas.
Así que debemos perseverar. La paz no tiene por qué ser impracticable, y la guerra no tiene por qué ser inevitable. Definiendo nuestro objetivo con más claridad, haciendo que parezca más manejable y menos remoto, podemos ayudar a todas las personas a verlo, a extraer esperanza de él, y a moverse hacia él de forma irresistible. - Presidente John F. Kennedy 10 de junio de 1963