sábado, 9 de noviembre de 2013

Lecciones de Jonás


(1428.2) 130:1.2 Cierto día cuando, después de la cena, deambulaban Jesús y el joven filisteo por la orilla del mar, Gadía, sin saber que este «escriba de Damasco» era tan versado en las tradiciones hebreas, señaló a Jesús el embarcadero desde el cual supuestamente se había embarcado Jonás en su desafortunado viaje a Tarsis. Al concluir sus comentarios, le pregunto el joven a Jesús: «¿Pero crees tú que el gran pez realmente se tragó a Jonás?» Jesús percibió que esta tradición había influido tremendamente sobre la vida del joven, y que la contemplación de este episodio le había inculcado la idea disparatada de tratar de escapar al deber. Por lo tanto, Jesús nada dijo que pudiera destruir repentinamente los cimientos de las motivaciones actuales de Gadía para la vida práctica. Al responder a su pregunta, Jesús dijo: «Amigo mío, todos nosotros somos como Jonás, con una vida que hemos de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, y cada vez que intentamos escapar al deber que nos impone la vida diaria, fugándonos hacia remotas tentaciones, nos ponemos al instante en las manos de aquellas influencias que no están regidas por los poderes de la verdad ni por las fuerzas de la justicia. Escapar al deber es sacrificar la verdad. Escapar al servicio de la luz y la vida sólo puede conducir a esos penosos conflictos con las difíciles ballenas del egoísmo que llevan a la larga a la oscuridad y la muerte, a menos que estos Jonases que han abandonado a Dios sepan volver su corazón, aun en los momentos en que se encuentren sumergidos en la más profunda desesperación, en procura de Dios y de su bondad. Y cuando tales almas afligidas buscan sinceramente a Dios —hambrientas de verdad y sedientas de justicia— nada podrá retenerlas más en cautiverio. Sea cual fuere el abismo en el que puedan haber caído, cuando buscan la luz de todo corazón, el espíritu del Señor Dios del cielo las librará de su cautiverio; las circunstancias malignas de la vida las arrojarán a la tierra firme de las nuevas oportunidades para un servicio renovado y una vida más sabia».

Notamos como Jesús magistralmente se centró en el mensaje espiritual de la Biblia y en el contenido moral, en la esencia de fe y valor en el relato de Jonás. Lo menos importante fue la perfección del marco histórico, no importando  si fue vestido  con alegoría en algunas partes. No importaba la parte técnica, si fue una ballena, un tiburón blanco, un cachalote o un OVNI, o quizás un sueño.

La gran lección de Jonás es precisamente la enseñanza sobre salir del abismo que nos provoca escapar del deber, y buscar la luz del Padre Universal, en donde el nos libra del cautiverio de las circunstancias que nos atrapan como una ballena.

2:1 Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez,
2:2 y dijo: 

Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; 
Desde el seno del Seol clamé, 
Y mi voz oíste. 
2:3 Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, 
Y me rodeó la corriente; 
Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. 
2:4 Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; 
Mas aún veré tu santo templo. 
2:5 Las aguas me rodearon hasta el alma, 
Rodeóme el abismo; 
El alga se enredó a mi cabeza. 
2:6 Descendí a los cimientos de los montes; 
La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; 
Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. 
2:7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, 
Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. 
2:8 Los que siguen vanidades ilusorias, 
Su misericordia abandonan. 
2:9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; 
Pagaré lo que prometí. 
La salvación es de Jehová. 
2:10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.