lunes, 23 de diciembre de 2013

El error de juzgar el pasado con la visión del presente

Sería difícil para los hombres del futuro juzgarnos en base a su cultura y patrones de pensamiento del futuro.  Una serie de acciones que realizamos hoy serían llamadas "extrañas" por esas personas.

Pero este proceso así se ha manifestado desde siempre. Como comenté alguna vez en una entrada,  es un error juzgar las acciones de los pueblos guerreros como Israel con la óptica del hombre moderno. De la misma forma como hace un par de siglos era socialmente aceptable y hasta deseable preservar el honor en duelo a pistolas. Hoy esas prácticas las repudiamos. Pero fueron muy válidas y legítimas hace siglos.

Algunos se han precipitado a juzgar con las gafas del hombre moderno la realidad de los hombres primitivos y protohumanos como si fuese una especie de maldad inhumana el que hubiesen existido. Pero esa es una forma sesgada de ver la realidad que se manifiesta en cada ecosistema y época.

Para comenzar, el protohumano y primitivo no tenían los mismos patrones de pensamiento del hombre moderno, sus inquietudes, preocupaciones y nivel de realidad al pensar era muy diferente al hombre moderno. Ese hombre estaba "enmarcado" en otra realidad, una proporcional a su estado salvaje y vigoroso. Una realidad y justicia proporcional a su época. 

(901.5) 81:2.2 Vosotros que ahora vivís en un ámbito actual de cultura en ciernes y de progreso incipiente en los asuntos sociales, vosotros que efectivamente tenéis un poco de tiempo libre para pensar sobre la sociedad y la civilización, no debéis olvidar el hecho de que vuestros antepasados primitivos no tenían nada o casi nada de tiempo libre para dedicar a la reflexión razonada y al raciocinio social.

El hombre primitivo no tenía tiempo para las divagaciones y reflexiones existenciales del hombre moderno. La supervivencia física era su prioridad. De hecho, si vamos un poco más atrás a los abuelos, ellos nos cuentan de la rigidez y rudeza humana. El hombre moderno dispone de muchas comodidades, pero nuestros antepasados eran luchadores esforzados de la vida. Pero esa vida luchadora era proporcional a su entendimiento y percepción de la realidad.

(765.2) 68:2.5 La historia no es sino la crónica de la eterna lucha por el sustento del hombre. El hombre primitivo sólo pensaba cuando tenía hambre; guardar alimentos para su uso futuro, fue su primer acto de abnegación y de autodisciplina. Con el desarrollo de la sociedad, el hambre por el sustento cesó de ser el único incentivo para la asociación mutua. Muchos otros tipos de hambre y la satisfacción de varias necesidades indujeron a la asociación más estrecha del género humano. Hoy por hoy, sin embargo, está la sociedad sobrecargada de un exceso de supuestas necesidades humanas. La civilización occidental del siglo veinte fatigadamente sufre el peso de la descomunal sobrecarga del lujo y la desmesurada multiplicación de los deseos y anhelos humanos. La sociedad moderna sobrelleva la tensión de una de sus más peligrosas fases de vasta interasociación y complicadísima interdependencia.

Aquí notamos que los patrones de pensamiento son muy diferentes. En todas las eras el hombre sufre, pero lo experimenta en proporción a su época y forma de pensar. El hambre movía al hombre primitivo a pensar. Actualmente la sociedad se ve sobrecargada de deseos y supuestas necesidades. Estos nuevos patrones pudieran escandalizarnos cuando miramos a los simples hombres de la cavernas imaginando que sufrían en exceso, cuando en realidad sus luchas eran proporcionales a su realidad.

(729) Las luchas de estas épocas primitivas estuvieron caracterizadas por el coraje, la valentía e incluso el heroísmo. Todos lamentamos que tantos de aquellos rasgos robustos y excelentes de vuestros primeros antepasados se hayan perdido para las razas más recientes. Aunque apreciamos el valor de muchos refinamientos de la civilización que progresa, echamos de menos la magnífica obstinación y la espléndida dedicación de vuestros primeros antepasados, las cuales rayaban a veces en la grandeza y la sublimidad.


Es precisamente que en medio de esa época más ruda (climáticamente, etc) proporcional a la mente del hombre primitivo que era más rudo y robusto,  que también como veremos,  realizó igualmente acciones volitivas morales superiores proporcionales a su época. Acciones heroicas y valientes.

En una escala aún más descendente e "inferior" los animales experimentan su realidad en su medio ambiente o ecosistema propio a ellos. Un tigre o simio no puede ser considerado un vagabundo o mendigo porque no tiene ropa. Tampoco una pantera es malvada cuando caza a otras criaturas para alimentar a sus crías. Cuando vemos a la gente que humaniza a sus perritos con trajes, claramente estamos viendo que el hombre analiza los asuntos de acuerdo a su mentalidad actual errada. El perro no necesita algo que ya posee de forma natural en su cuerpo.

709:4 62:6.3 En un principio únicamente el espíritu de intuición pudo funcionar en el comportamiento instintivo y reflejo de la vida animal primordial. (...) Más adelante observamos al espíritu de la valentía en funcionamiento; los animales en trance de evolucionar desarrollaron en rigor una forma simple de autoconciencia de protección.

709:6 62:6.5 Imaginaos nuestro regocijo un día —cuando los gemelos tenían unos diez años— en que el espíritu de adoración hizo su primer contacto con la mente de la gemela y, poco tiempo después de esto, con la del gemelo. Sabíamos que algo muy semejante a la mente humana se acercaba a su culminación; y cuando, al año, resolvieron finalmente, como resultado de un pensamiento meditativo y de una decisión basada en un propósito, huir de la querencia y viajar al norte, entonces comenzó a funcionar el espíritu de la sabiduría en Urantia y en estas dos mentes ya reconocidas como humanas. 



¿Podemos juzgar la vida de los animales que viven en la jungla como indigna? No, pues es proporcional a su realidad y existencia. Las aves del cielo y flores del campo no se atormentan como nosotros. Los habitantes de la selva son plenos en su realidad. Y durante miles de años, los mamíferos protohumanos eran parte de éstos mismos animales en su dignidad proporcional. Eran animales del reino material. Ni siquiera habían especies superiores que abusaran de ellos. Vivían en igualdad ante los otros seres vivos en dignidad (de la misma forma como miles de especies aún viven en estado salvaje hoy).

Los seres sin inteligencia humana habitaban la Tierra, hasta que los primeros protohumanos tuvieron el flash  de la adoración y sabiduría que los elevó a la dignidad humana (que aún era proporcional a las capacidades de inteligencia básica limitada de ellos). De hecho, esa capacidad los elevó sobre los animales. Pero nunca olvidemos que era proporcional a su realidad mental.

Y con la llegada del altruismo, éstos primeros protohumanos podían incluso tener acciones morales en relación a sus compañeros. Y en este punto inclusive no hay diferencia con el hombre actual. El hombre moderno en su realidad proporcional a su época también puede elegir el bien o elegir el mal. Es un error creer que ellos la tenían más difícil porque según nuestra óptica tenían circunstancias externas más precarias. Es un error semejante a juzgar a los animales tal como hemos visto. Ellos tenían cuerpos robustos preparados para ésas épocas, para las luchas de esas eras. Todo era proporcional a ellos, incluso su primitiva adoración.
(713.1) 63:3.1 Transcurrieron casi dos años desde la noche en que partieron los gemelos de su hogar hasta que nació su primer hijo. Le llamaron Sontad; y Sontad fue la primera criatura en Urantia que fue envuelta en cubiertas protectoras al nacer. La raza humana había comenzado, y con esta evolución nueva apareció el instinto de cuidar debidamente a los infantes que nacían cada vez más endebles, lo cual caracterizaría el desarrollo progresivo de la mente de orden intelectual frente al tipo animal más propiamente dicho.
(713.2) 63:3.2 Andón y Fonta tuvieron diecinueve hijos en total, y vivieron para disfrutar de la compañía de casi media centena de nietos y media docena de biznietos. La familia residía en cuatro refugios de roca contiguos, o semicuevas, tres de las cuales se comunicaban por pasajes que habían sido excavados en la blanda caliza con herramientas de piedra ideadas por los hijos de Andón.
(713.3) 63:3.3 Estos primeros andonitas demostraron un marcado espíritu de clan; cazaban en grupos y nunca se alejaban mucho del lugar de residencia. Parecían percatarse de que eran un grupo aislado y singular de seres vivientes y, por ende, debían evitar separarse. Este sentimiento de parentesco íntimo, indudablemente, se debió a la asistencia aumentada que los espíritus ayudantes brindaron a su mente.
Y los hombres primitivos al igual que los humanos de cada época en proporción a su realidad, han podido ascender (si escogen el bien) a las moradas superiores para seguir progresando en el camino a la Eternidad. 
(717.2) 63:7.1 Andón y Fonta, los espléndidos fundadores de la raza humana, recibieron reconocimiento cuando, a la llegada del Príncipe Planetario, hubo la adjudicación en Urantia, y a su debido momento surgieron del régimen de los mundos de estancia con el estado de ciudadanía en Jerusem. Bien que nunca se les ha permitido volver a Urantia, conocen la historia de la raza que fundaron. Se dolieron de la traición de Caligastia, se lamentaron del fracaso de Adán, pero se regocijaron sobremanera al recibir el aviso de que Micael había seleccionado su mundo para el escenario de su último autootorgamiento.
(717.3) 63:7.2 En Jerusem tanto Andón como Fonta se fusionaron con sus Ajustadores del Pensamiento, al igual que se fusionaron varios hijos suyos, Sontad inclusive; pero la mayoría de sus mismos descendientes inmediatos sólo lograron la fusión con el Espíritu.
(717.4) 63:7.3 Andón y Fonta, al poco tiempo de su llegada a Jerusem, recibieron permiso del Soberano del Sistema para retornar al primer mundo de estancia para servir con las personalidades morontiales, quienes les dan la bienvenida a los peregrinos del tiempo de Urantia a las esferas celestiales. Y se les ha asignado a dicho servicio por tiempo indefinido. Procuraron mandar saludos a Urantia en relación con estas revelaciones, pero, prudentemente, se les negó esta petición.
Estos hombres ancestrales resucitados ahora nos llevan muchos años de adelanto. Muchos están embarcados en la aventura eterna. Y Andón y Fonta están entre las personalidades morontiales gloriosas que dan la bienvenida a los humanos resucitados.