¿Amosad? |
(870.4) 78:3.1 La raza violeta conservó las tradiciones pacíficas de Edén durante muchos milenios, lo cual explica su gran demora en efectuar conquistas territoriales. Cuando sentían presión de la superpoblación, en vez de hacer la guerra para conseguir más territorio, enviaban a las otras razas el excedente de habitantes como maestros. No fue duradero el efecto cultural de estas primeras migraciones, pero la absorción de los maestros, mercaderes y exploradores adanitas produjo en los pueblos circundantes un efecto vigorizador desde el punto de vista biológico.
(872.5) 78:5.1 Persistió durante veinte mil años la cultura del segundo jardín, pero sufrió un declive ininterrumpido hasta cerca de 15.000 a. de J.C., cuando el renacimiento del sacerdocio setita y el mando de Amosad inauguraron una era espléndida. Las masivas olas de civilización que se propagaron posteriormente por Eurasia siguieron inmediatamente al gran renacimiento del Jardín, el cual fue resultado de la unión en gran escala de los adanitas con los noditas mestizos circunvecinos; y esto dio origen a los anditas.
Aquí se nos narra que hubo un renacimiento de la civilización del segundo Jardín hacia el 15.000 antes de Cristo (ahora bajo los Anditas). Eso es muy cercano a la datación de Göbekli Tepe el cual sería una especie de segundo Jardín restaurado.
(872.8) 78:5.4 Hacia 12.000 a. de J.C., residía en Europa septentrional y oriental tres cuartos de la descendencia andita del mundo, y más tarde, cuando se produjo el éxodo final de Mesopotamia, entraron en Europa el sesenta y cinco por ciento de estas olas finales de emigración.
(873.4) 78:5.8 Las conquistas migratorias de los anditas continuaron hasta sus dispersiones finales, desde 8000 a 6000 a. de J.C. A medida que salían a raudales de Mesopotamia, agotaban continuamente las reservas biológicas de sus tierras natales a la vez que fortalecían marcadamente a los pueblos circunvecinos. A todas las naciones a donde llegaban, contribuyeron con humor, arte, aventura, música y manufactura. Eran expertos domesticadores de animales y peritos agricultores. En un principio, por lo menos, su presencia tendió a mejorar las creencias religiosas y prácticas morales de las razas más antiguas. De este modo la cultura de Mesopotamia se propagó silenciosamente por Europa, la India, la China, África del norte y las Islas del Pacífico.
(873.5) 78:6.1 Las tres olas finales de anditas surgieron de Mesopotamia entre 8000 y 6000 a. de J.C. Las presiones de las tribus de las colinas en el este y el hostigamiento de los llaneros en el oeste lanzaron afuera de Mesopotamia estas tres grandes olas de cultura. Los habitantes del valle del Eufrates y el territorio adyacente emprendieron su éxodo final por varios rumbos.
Precisamente Göbekli Tepe es abandonado entre el 8000 y 6000 antes de Cristo. Y es en esta Era que posiblemente los templos asociados al segundo Jardín son enterrados para evitar su destrucción por parte de las tribus vecinas que pronto invadirían esas tierras.
(874.4) 78:6.7 Para 6000 a. de J.C. los anditas casi habían evacuado por completo esta región, si bien sus descendientes, mezclados en gran parte con las razas sangik circunvecinas y los andonitas de Asia Menor, permanecieron ahí para batallar mucho más tarde con los invasores del norte y este.
(874.5) 78:6.8 La infiltración cada vez mayor de las cepas inferiores circundantes acabó con la edad cultural del segundo jardín. La civilización se desplazó hacia el oeste hasta el Nilo y las islas del Mediterráneo, donde continuó medrando y progresando mucho tiempo después de que había decaído su fuente en Mesopotamia. Este influjo sin obstáculos de los pueblos inferiores preparó el terreno para la conquista posterior de la Mesopotamia entera a las manos de los bárbaros del norte quienes expulsaron a las cepas capaces restantes. Incluso más tarde, los elementos cultos restantes siguieron guardando rencores con la presencia de estos invasores ignorantes y toscos.
(874.7) 78:7.2 Durante miles de años tras la sumersión del primer Edén, continuaron elevándose las montañas a lo largo de la costa oriental del Mediterráneo y las del noroeste y noreste de Mesopotamia. Cerca de 5000 a. de J.C. se aceleró considerablemente esta elevación de las tierras altas, lo cual, juntamente con mayores nevadas en las cordilleras del norte, produjo cada primavera inundaciones inauditas por todo el valle del Eufrates. Estas inundaciones primaverales fueron empeorándose cada vez más de tal modo que, a la larga, los habitantes de las regiones fluviales se vieron obligados a irse a vivir en las tierras altas del este. Durante casi mil años decenas de ciudades quedaron prácticamente abandonadas debido a estos vastos diluvios.
Todas las ciudades que se formaron en torno al segundo Jardín sufrieron el abrupto abandono tal como lo testifican los hallazgos de las ciudades y templos de esas zonas (como Nevali Çori y Göbekli Tepe) .
(875.3) 78:7.6 Con estas inundaciones finalizó la disolución de la civilización andita. Al terminar este período de diluvios, ya no existía el segundo jardín. Únicamente en el sur y entre los sumerios quedaban pocos rastros de su antigua gloria.
(875.4) 78:7.7 Los restos de esta civilización, que figura entre las más antiguas, se encuentran en estas regiones de Mesopotamia y al noreste y noroeste de ellas. Pero vestigios aún más vetustos de los días de Dalamatia existen bajo las aguas del Golfo Pérsico, y el primer Edén yace sumergido bajo el extremo oriental del Mar Mediterráneo.
La mayoría de los investigadores modernos han asociado a Göbekli Tepe con el Jardín de Edén, y no han fallado. Solo que es el segundo Jardín que intentó transportar en otra forma la gloria del primer Edén.
(824.2) 73:4.3 Estaba este parque zoológico organizado en doce grandes divisiones; caminos flanqueados de muros conducían entre estos grupos a las doce puertas del Jardín; el río y sus pastizales adyacentes ocupaban el recinto central.
Posiblemente las doce piedras en los círculos del templo de Göbekli Tepe recordaban las doce divisiones del primer jardín y a las doce puertas (de ahí su tamaño). Estas piedras eran una especie de memorial del primer Edén o recordatorio de sus zonas (puede que haya servido de instrucción para los anditas). Por eso, con gran precisión aparecen animales dispersos en las doce piedras, además de la existencia de muros concéntricos que las rodean (caminos flanqueados de muros) para llegar a ellas. Es como un recordatorio de las zonas que tenía el primer Jardín y los animales que habitaban en ellas.
Además, los círculos concéntricos están relacionados con el Paraíso Celestial según los Documentos (el Emblema de Urantia).
Además, los círculos concéntricos están relacionados con el Paraíso Celestial según los Documentos (el Emblema de Urantia).
Y las dos piedras centrales quizás representaban a Adán y Eva.
Nota: Quizás en el futuro también se descubra parte de la muralla que construyó Adán y sus hijos al norte. Un muro que en esa época tenía casi 90 kms:
(861.4) 77:5.4 Adansón (...) Se empeñó mucho en llevar adelante las primeras actividades de defensa y construcción, pero decidió salir para el norte en cuanto le fuera posible. Aunque la partida fue totalmente grata, a Adán y Eva les pesó mucho que se les fuera su hijo mayor, que saliera a un mundo extraño y hostil, pues temían que no volviera jamás.
(847.5) 76:1.3 Conocía Adán este sitio, pues fue uno de los tres escogidos por la comisión encargada de seleccionar emplazamientos para el Jardín propuesto por Van y Amadón. Los dos ríos en sí formaban una buena defensa natural en aquellos tiempos, y a poca distancia del segundo jardín, hacia el norte, el Eufrates y el Tigris se aproximaban de modo que podría construirse a lo largo de noventa kilómetros una muralla defensiva entre los ríos para proteger el territorio al sur.