jueves, 26 de diciembre de 2013

La cueva de los cuarenta días


Jan Herca como Sanchez Escobar es un gran investigador de la vida de Jesús de Nazaret y cómo era la Palestina del Siglo I. Jan ha estudiado mucho la vida de los judíos de ese tiempo. Como buen investigador, Jan Herca ha analizado el Libro de Urantia y ha publicado muchos artículos valiosos sobre la vida en los tiempos de Jesús de Nazaret. Uno de los artículos más interesantes es el de la "cueva de los cuarenta días", cuando Jesús se retiró tras su bautismo.

He aquí la investigación de Jan Herca:

A veces hay referencias en El Libro de Urantia que llaman la atención por su exactitud y concreción. Parecen colocadas ahí para que alguien se moleste en verificarlas, o quizá con alguna oculta intención que yo no alcanzo todavía a comprender. Pero cuando comencé a escribir el capítulo sobre el período de aislamiento de Jesús después de su bautismo, los famosos “cuarenta días”, no pude escapar a la tentación de investigar sobre el paradero de Jesús durante ese período.
 
Durante estos días extraordinarios, Jesús vivió en una antigua caverna rocosa, un refugio en la ladera de las colinas, cerca de una aldea llamada en otro tiempo Beit Adis. Bebía del pequeño manantial que brotaba en la falda de la colina cerca de este refugio rocoso. LU 136:4.12.
 
Este pasaje de El Libro de Urantia resultaba tan llamativo que parecía estar pidiendo a gritos que lo investigara.
 
En primer lugar, había que situar Pella y después ver si hay actualmente alguna aldea que pudiera responder por el nombre de Beit Adis.
 
Pella no podía resultar difícil de localizar. Por lo que sabía aún existen unas estupendas ruinas de la ciudad en las cercanías de una población conocida hoy como Tabakat-Fahil. Pero mis mapas a escala 1:200.000 eran insuficientes para situar ninguna de las dos. Necesitaba mapas más precisos, así que me dediqué a rastrear por Internet durante horas y horas.
 
De pronto, una pequeña bendición:
 
 
No sé si este vínculo es público o no pero la cuestión es que a fecha de hoy está disponible, y sobre todo, contiene mapas escaneados a escala 1:50.000, los mejores que he encontrado. Y si se busca en el mapa, no tarda en aparecer, clarísimo, Tabaqat Fahl. Está en el cruce de la línea de coordenadas 46 vertical y 94 horizontal.
 
Se pueden apreciar, en la proximidad, que vienen anotadas en el mapa dos posiciones con ruinas (Ruins). Son los restos de la antigua Pella.
 
¿Y Beit Adis? ¿Existe hoy una población con un nombre parecido? Ahí está, claro y evidente en el mapa. Se llama Beit Idis, y está situada en el cruce de los cuadrantes 54 vertical y 92 horizontal. Parece por el grafismo de la cartografía que no es más que una pequeña aldehuela. En las proximidades existen huertos (Orchard), lo cual viene a constatar que la aldea dispone de agua para riego, sin duda proveniente de varios manantiales cercanos que caen desde el este en dirección oeste.
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Si echamos un vistazo al mapa podemos comprobar fácilmente de la lectura de las curvas de nivel que desde Pella hasta Beit Idis (Beit Adis) todo es cuesta arriba, pasando de menos de 200 m en Pella a más de 500 m en Beit Idis. Y las colinas al este de esta aldea suben hasta los 800 m.
 
Sí, pero ¿dónde está la cueva donde se refugió Jesús? En el mapa no hay ninguna indicación o símbolo que permitan localizarla. Todo lo más que podemos hacer es situar a grosso modo el emplazamiento. El Libro de Urantia dice que cerca de la cueva tenía su nacimiento un manantial donde Jesús bebía. Efectivamente, en el mapa podemos ver que hay varios manantiales cayendo desde las laderas orientales cercanas a Beit Idis. Bien pudo ser cerca de uno de esos manantiales donde estuviera la cueva buscada.
 
Eso es todo lo cerca que se puede estar de localizar esa cueva usando mapas. Para dar con ella ya sería necesario que alguien viajara a Jordania y se pusiera a buscarla. ¿Habrá hecho alguien antes este viaje?
 
De vuelta a Internet a buscar encuentro esta joya:
 
 
Para quienes damos crédito a las revelaciones de El Libro de Urantia, este artículo del periodista y escritor J.J. Benítez resulta profundamente emotivo. No sé si el autor español ha sido la primera persona en descubrir el más que probable emplazamiento de la cueva en la que se refugió Jesús. Pero desde luego es el primero en divulgar al público esta información que es sin duda impresionante. En la serie para la televisión “Planeta Encantado”, J.J. Benítez muestra incluso el lugar en el rodaje del capítulo titulado “El mensaje enterrado”.
 
La ubicación de la cueva está, según el relato de Benítez, en las laderas orientales de Beit Idis, como bien habíamos supuesto de la lectura de los mapas. Por la descripción se trata de una gruta natural de unos 15 m de longitud, por 6 m de ancho y 3 m de alto. Al lado hay un manantial que ahora ha sido convenientemente asegurado con una tapadera metálica. Desde luego, todas las indicaciones encajan con lo mencionado en El Libro de Urantia.
 
De haber descubierto la cueva verdadera, podemos decir que este lugar representa uno de los enclaves más memorables de la vida de Jesús. Esta cueva natural puede ser, a pesar de su falta de belleza y de su suciedad, el lugar más sentimental y emotivo para todos cuantos son seguidores de Jesús. Existen muchos templos que conmemoran los sucesos más representativos de la vida de Jesús, pero ninguno posiblemente como este templo natural.
 
Es de agradecer que el lugar haya permanecido ignoto y desconocido para los creyentes hasta hoy. Esperemos que las futuras generaciones dejen el lugar como está y que si el número de creyentes en las revelaciones de El Libro de Urantia crece, se mantenga intacto en su agreste libertad, allí perdido en esas colinas, para que quienes desean buscar lo encuentren.
 
Sobre al hallazgo por parte de J.J. Benítez de un gancho para colgar vigas, supuestamente antiguo, me ha permitido colar en el relato un pequeño guiño.
 
Pero al margen de todas las demás consideraciones, yo extraigo una duda de todo este asunto de la cueva. ¿Por qué los autores de El Libro de Urantia nos regalan esta pista tan espléndida de la ubicación de la cueva y no lo hacen con otros lugares? ¿Acaso deseaban compartir con nosotros un lugar de especial significación espiritual?
 

Nota: Al igual que Jan Herca, éstos datos puntuales y totalmente desconocidos para los occidentales es lo que me impresiona del Libro de Urantia. Si el Libro fuera un fraude, los autores tendrían que haber viajado a una aldea practicamente desconocida en Palestina (incluso para muchos guías jordanos), lejos de los enclaves "oficiales" de la cristiandad, en un punto totalmente desconocido para occidente, y sin ninguna referencia en un mapa sobre la cueva. Un viaje sumamente difícil y absurdo. Una localización tan puntual como extraordinaria.