lunes, 27 de enero de 2014

Proclamar el auténtico mensaje


La mayoría de las religiones "cristianas" se centran en la figura de Cristo Jesús como el núcleo central de sus doctrinas. Tanto la Iglesia Católica como las Iglesias Evangélicas predican al Jesús glorioso como Salvador del hombre. Si analizamos el Credo Católico lo notamos:

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
Que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir
a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.

Notamos que en ninguna parte aparece el mensaje de la Paternidad de Dios sobre el individuo y la hermandad entre los hombres. 

Millones de cristianos en distintas iglesias evangélicas utilizan el slogan de "Jesús Salva", "Cristo Salva", etc. Los grupos evangélicos dicen lo siguiente: 

 "Vuélvase de sus pecados. Crea, confíe en Jesús, recíbalo ya que es Dios en carne, el cual murió y se levantó de entre los muertos (1ª Corintios 15:1-4) como su Señor y Salvador. Pídale a Jesús que le redima y perdone sus pecados recibiéndolo como enseña la Escritura, crea en Jesucristo, y él lo salvará, etc".

Aunque aparentemente estas declaraciones están respaldadas en las Escrituras, pueden ser una deformación del auténtico mensaje y sentido de la vida de Jesús de Nazaret. El Maestro nunca deseó un apego hacia su figura personal y mucho menos adoración. El deseaba conducir a los hombres al Padre. Y practicar su mensaje relacionado con la Paternidad de Dios y la hermandad entre los hombres, y no la Fe en su persona, es lo que provoca la auténtica salvación.

¿Cómo es posible que las cosas cambiaran de dirección? ¿Por qué entonces las Escrituras hablan de creer y tener Fe en él?

Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. – Romanos 10:9

Hay muchas declaraciones parecidas en la Biblia, y una visión superficial da a entender que una mera devoción sentimental hacia la figura de Jesucristo puede obrar una especie de milagro. Pero, ¿es realmente así?

Como hemos analizado muchas veces, el aparente sentido parco con que están escritas ciertas palabras bíblicas podrían inducirnos a una literalidad extrema o un pensamiento básico elemental que puede transformarse en dogma. En la antigüedad los escritores bíblicos entendían perfectamente que sus palabras contenían un entendimiento mucho más rico que la misma aparente frase. Por ejemplo, "invocar el nombre de Dios para la salvación" para los antigüos era más significativo que pronunciar con celo una simple palabra. El "nombre" de Dios realmente estaba relacionado con su significado.

El sentido con que los hombres del pasado entendían ciertas frases se ha perdido debido al problema de la traducciones literales y las interpretaciones posteriores. Los hombres del pasado entendían perfectamente los asuntos, pero las traducciones posteriores no pudieron entender la riqueza conceptual en plenitud y han dado la impresión de que ellos tenían ideas básicas.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.– Juan 3:16-17

Este pasaje es interesante porque arroja algo de luz en el sentido de que el asunto es más que simplemente invocar a Jesús con una muestra solemne de emotividad. Creer en Jesús realmente no significa creer en su persona, como si fuera un simple ídolo al que le tenemos cariño y en él depositamos nuestras esperanzas y ruegos. No. Creer en Jesús significa creer en sus enseñanzas que nos dió en palabra y en acción. No es un sentimiento pasivo de emotividad o simple devoción a un héroe. Jesús mismo lo explicó al concluir el Sermón del Monte:

”No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’. Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero.

Por lo tanto, a todo el que oye estos dichos míos y los hace se le asemejará a un varón discreto, que edificó su casa sobre la masa rocosa. Y descendió la lluvia y vinieron las inundaciones y soplaron los vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa, pero no se hundió, porque había sido fundada sobre la masa rocosa.  Además, a todo el que oye estos dichos míos y no los hace se le asemejará a un varón necio, que edificó su casa sobre la arena. Y descendió la lluvia y vinieron las inundaciones y soplaron los vientos y dieron contra aquella casa, y se hundió, y fue grande su desplome”. - Mateo 7:21-27

Primero notamos como Jesús advierte contra el uso de una simple manifestación emotiva verbal al confesar a Jesús y decir "Señor, Señor". Solo el que actúa mediante hacer la voluntad del Padre en la Tierra confiesa realmente a Jesucristo puesto que cumple los deseos y enseñanzas del Maestro.

Por eso él dice a continuación: "Por lo tanto, a todo el que oye estos dichos míos y los hace se le asemejará a un varón discreto, que edificó su casa sobre la masa rocosa".

Cuando algunas Iglesias insisten en analizar los otros pasajes que hablan de la masa rocosa que es el Cristo y declaran que esto es una simple afirmación basada en la emoción, olvidan el significado que Jesús mismo dió con una definición más aguda de lo que es la masa rocosa. Jesús afirma que la "masa rocosa" son los dichos de Jesús (sus enseñanzas), y colocar a Jesús en nuestra vida no es realmente un sentimiento de devoción a su figurasino determinación a vivir sus enseñanzasEso es realmente estar edificados en la masa rocosa del Cristo.

Es cierto que los primeros cristianos proclamaron un mensaje centrados en su figura, pero aquello obedece más bien a las circunstancias históricas que los empujaron a esa dirección tal como se analizó en la entrada pasada. Cuando estudiamos a fondo los Evangelios, notamos que estos tienen una predicación distinta a la que presenta el Libro de Hechos. En los Evangelios Jesús se centra en el mensaje fraternal hacia el prójimo y en la Paternidad de Dios. Lo vemos en el Sermón del Monte, en las parábolas como la del Buen Samaritano, etc. En Hechos, en cambio, notamos una predicación centrada en la figura del Jesús resucitado como el verdadero Mesías.


En verdad es mediante observar su vida llena de inspiración y al vivir sus enseñanzas cuando  Jesús realmente nos salva. De nada sirve llenarnos la boca con palabras más o menos precisas de emotividad o gritar: "Creo en ti Señor Jesús" en una Iglesia, si nuestros actos y estilo de vida están alejados del concepto verdadero de la auténtica religión de Jesús: La Paternidad de Dios y la Hermandad entre los hombres.

Repercusiones 

Aunque la bienintencionada doctrina de la figura de Jesús provocó la existencia del cristianismo como una religión centrada en su nombre, con el tiempo esto creó que la Iglesia cristiana fuera una auténtica facción o partido. Y con el tiempo, hasta un Estado Político. Esto literalmente provocó guerras religiosas contra otros grupos y con el Islam.

De alguna forma, agrupar a los creyentes en base a Jesús como figura, provoca una separación global, más que una integración. Quiénes estaban en el redil cristiano agrupados en la facción de Jesús merecían la salvación, mientras que los pueblos no cristianos merecían el castigo. Olvidar que todos eran hermanos, provocó las crueles cruzadas y tantas diferencias religiosas que persisten hasta hoy.

La clave está en volver a proclamar su mensaje.
(1864.9) 170:5.9 El reino enseñado por Jesús, el ideal espiritual de la rectitud individual y el concepto de la comunión divina del hombre con Dios, se sumergió gradualmente en el concepto místico de la persona de Jesús como Redentor-Creador y jefe espiritual de una comunidad religiosa socializada. De esta manera, una iglesia oficial e institucional se volvió la sustituta de la fraternidad del reino dirigida individualmente por el espíritu.
(1864.10) 170:5.10 La iglesia fue un resultado social inevitable y útil de la vida y de las enseñanzas de Jesús; la tragedia consistió en el hecho de que esta reacción social a las enseñanzas del reino desplazara tan completamente el concepto espiritual del verdadero reino, tal como Jesús lo había enseñado y vivido.
(1863.12) 170:4.14 Este mundo nunca ha puesto a prueba de manera seria, sincera y honrada estas ideas dinámicas y estos ideales divinos de la doctrina del reino de los cielos enseñada por Jesús.