martes, 28 de enero de 2014

La semilla potencial de la destrucción

759:1 67:5.3 El esquema de Caligastia para la reconstrucción inmediata de la sociedad humana de acuerdo con sus conceptos de la libertad individual y los derechos de los grupos, resultó un veloz y, en cierto modo, rotundo fracaso.

Todos los problemas actuales de la humanidad desde los individuos hasta las naciones, y aún hasta el mundo entero, nacen de la implantación de las filosofías separatistas de los seres espirituales rebeldes. Las ideas de la libertad personal divorciada de las obligaciones colectivas ha provocado caos familiar y sufrimiento. Las ideas divisorias e ilusorias de los derechos de cada grupo y nación es lo que ha potenciado las guerras, la existencia de tantas naciones, religiones, credos, partidos, alianzas, clubes, etc. Notamos que las enseñanzas del mal siempre tienden a separar y dividir.

Jesús de Nazaret trajo un ideal que disolvía todas estas ilusiones que esclavizan y dividen a los hombres bajo el manto de nacionalismos, facciones religiosas y clases sociales. Jesús mismo se volvió un elemento peligroso para las castas religiosas por revelar estas cuestiones al enseñar que el Padre Celestial nos entrega el mismo sol y lluvia a todos los hombres sean paganos o judíos. Jesús fue perseguido y ejecutado por que su mensaje de la unidad entre los hombres suponía un peligro para toda la estructura jerárquica opresiva hebrea.

Aún mismo aunque su mensaje se había centrado posteriormente en su figura, el cristianismo mismo representó lo mejor en la Tierra con respecto a la fraternidad humana en esa época. En las comunidades cristianas no existían personas superiores a otras. Esclavos, mujeres, niños, amos, ricos, pobres, gentiles, judíos, todos eran parte de una hermandad que chocaba contra los estamentos clasistas del Imperio Romano. Así, el cristianismo unificador se vuelve una fuerza que para los Emperadores suponía un peligro al debilitarlos como potencia dominante. Y entonces arrecian las persecuciones cristianas.

Pero el Diablo hizo su trabajo y logró dividir al cristianismo en las miles de facciones, cada cual alegando que tiene la verdad.  Y así el mundo se ha mantenido bajo control. Las semillas egoístas de la libertad y los derechos propios son fácilmente adoptables porque apelan al egoísmo natural y animal de la imperfección humana. 

Pero el mensaje de Jesús emergerá victorioso y logrará derribar esas ideas destructivas del corazón de los hombres. Aún hoy, cada vez más son quiénes no desean las guerras entre las naciones. Sus Ajustadores comienzan a "empujarles" para discernir que no es el mejor camino. Y esos sentimientos de pertenencia a los grupos comenzarán a ser disueltos, a la par que el auténtico mensaje de Jesús comience a ser proclamado de verdad.