“La impaciencia es un
veneno del espíritu” -
Libro de Urantia, pág.557
Debemos ser pacientes a la hora de esperar resultados con la obra del auténtico evangelio. Hasta ahora ningún grupo en el mundo ha predicado correctamente como Jesús quiso. Solo han tenido atisbos y altibajos al respecto.
Por eso, hemos de disfrutar del proceso, en vez de desear resultados inmediatos. Podemos empezar con pequeños resultados. Primero, la obra del reino debe tener efectos en nosotros. Luego en nuestro entorno más cercano. Posteriormente podemos ir en avance progresivo ampliando gradualmente nuestra área de acción. Por ejemplo, antes de abordar a los grandes políticos, podemos comenzar con los dirigentes de los vecinos, pequeñas asociaciones, etc.
También hemos de tener claro que estamos sembrando para otros, para el futuro de ellos. A diferencia de aquellos grupos que buscan propagar la idea de que el creyente reciba una recompensa personal durante su vida por los servicios a su Iglesia u Organización, nosotros debemos tener presente que son los niños de hoy los que posiblemente recibirán los primeros frutos de nuestra persistente siembra. El resultado de un mundo mejor será plenamente disfrutado por las siguientes generaciones. Nuestro galardón estará en los cielos, seremos como aquel esclavo que trabajó los talentos para su maestro. Nosotros solo somos los precursores de algo mejor.
Esto no significa, que podamos obtener sorpresas y ver grandes avances que regocijarán nuestro corazón. De hecho, podemos tener logros sorpresivos, aunque no debemos preocuparnos por esos resultados.
A diferencia de aquellos que pregonan una vida pletórica y feliz en un futuro, Jesús nos enseñó que ésta misma vida en la carne puede tener completa felicidad espiritual y logro, ahora mismo. En medio de las circunstancias difíciles de la vida, Jesús nos enseñó la forma para ser verdaderamente felices.
(1782.1) 160:5.10 Veo en las enseñanzas de Jesús la
religión en su mejor expresión. Este evangelio nos permite buscar al verdadero
Dios y encontrarlo. Pero, ¿estamos dispuestos a pagar el precio de esta entrada
en el reino del cielo? ¿Estamos dispuestos a renacer? ¿A ser rehechos? ¿Estamos
dispuestos a someternos a este terrible y agotador proceso de autodestrucción y
reconstrucción del alma? Acaso no ha dicho el Maestro: «El que quiera
salvar su vida tiene que perderla. No creáis que he venido para traer paz sino
más bien lucha por el alma». Es verdad que después que paguemos el precio
de la dedicación a la voluntad del Padre, experimentaremos gran paz, siempre y
cuando sigamos caminando por los caminos espirituales del vivir consagrado.
Nuestras ideas egoístas de escape y salvación personal deben ser destruidas en una muerte del yo. Nuestra vida será llenada cuando comprendamos que el servicio a otros movido por el amor, es lo único que nos llenará.
Nota: Hemos creado un correo electrónico para quiénes deseen sumar esfuerzos
en potenciar esta iniciativa:
globaltransformacion@gmail.com
Este correo no es para consultas sobre los temas de este blog ni tampoco para enviar mensajes personales al autor del mismo. Es exclusivamente un medio para intercambiar esfuerzos en la coordinación de los voluntarios que deseen participar en la difusión de las verdaderas enseñanzas de Jesús, y posteriormente estará asociado a la página Web respectiva.
Quiénes deseen hacer preguntas en torno a otros temas, pueden plantearlo como de costumbre en "comentarios".
Muchas gracias.
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