Hace dos mil años los juegos “deportivos” consistían
en violentas batallas en los estadios romanos en dónde realmente los
gladiadores se mataban en vivo y en directo, y una multitud en las tribunas del
estadio clamaba por el derramamiento de sangre mientras las autoridades decidían
finalmente entre la vida y la muerte.
Actualmente muchos de los que cuestionan a la FIFA
por la supuesta exageración de la sanción al jugador Luis Suárez debido a su
mordisco en el campo deportivo, no meditan en la trascendencia de lo que esto
significa. Lamentablemente no se valora el “salto” que hemos dado como
humanidad desde aquellos espectáculos tan bárbaros y terribles hasta una época
de más sensibilidad y cultura humana en relación a condenar aquello que se sale
de ciertas normas establecidas. Este terreno de humanización de la sociedad no
debe perderse. Hoy disfrutamos de juegos mucho más evolucionados, lo cual es un
reflejo que ratifica que efectivamente hemos avanzado como humanidad.
Debido a esto, estoy plenamente de acuerdo con el
espíritu que se quiere transmitir con la apropiada disciplina al jugador de
Uruguay. De hecho la declaración de la FIFA comenta:
"No se puede tolerar este tipo de comportamiento
en un terreno de juego, especialmente durante la Copa Mundial de la FIFA™, cuando millones de personas tienen la vista
puesta en los jugadores. La Comisión Disciplinaria ha tenido en cuenta
todos los elementos del caso y el grado de culpabilidad de Luis Suárez de
acuerdo con lo estipulado en el Código Disciplinario. La decisión ha entrado en
vigor en el momento en el que se ha comunicado"
Me parece correcta la decisión, lo cual es una
lección a los millones de seres humanos que refleja el espíritu de una época y
nueva sociedad humana que formalmente no debe tolerar ningún tipo de violencia
individual.
No faltan los críticos que pueden hablar del doble rasero
de la FIFA al ser moralista y no obstante realizar campeonatos del mundo en países
con problemas de abusos a los derechos humanos. Pero esas críticas no son válidas
y son infantiles. La FIFA solo hace valer las normas de comportamiento en el
mismo juego, en el contexto de las líneas
internas de un partido. No tiene porqué extender su esfera de influencia
hacia los gobiernos políticos, de hecho cuando lo ha hecho no está bien. La
Federación se concentra en humanizar el deporte en su contexto, así como la religión organizada debe actuar en su esfera de acción, y así como los
gobiernos políticos igualmente deben hacer valer sus leyes de derechos humanos
solo en las áreas de acción que les corresponde, y de la misma forma las
familias e individuos. Cada área humana debe preocuparse que en sus zonas
internas de trabajo, las acciones sean más humanas y evolutivas.
Hoy no apreciamos la época más humana y avanzada en
la cual se vive. Es cierto que persisten muchos problemas. Pero es sumamente
importante que oficialmente las autoridades de todas las áreas hagan valer las
normas más humanas de conducta, a diferencia de las oscuras épocas pasadas en
donde dichas autoridades eran ejemplos claros de actos abiertos de maldad y crueldad,
como el Príncipe Vlad de Rumania el cual empalaba públicamente a los enemigos
como una forma estatal de superioridad desprovista de toda humanidad.
En el futuro, los deportes seguirán evolucionando.
Serán ejemplos de ternura y belleza artística. Coincidiendo con el cambio de la
mentalidad basada desde la competitividad hacia la colaboración, los deportes
dejarán de ser competitivos en el sentido de derrotar a los rivales. Se volverán
ejemplos de colaboración, una nueva forma de pensamiento aún no desarrollada
por los hombres. Aquello coincidirá con el umbral de una nueva era más
espiritual.
Pero seamos honestos. Hemos ganado mucho terreno.
Si los gladiadores de roma hubiesen visto el fútbol tal como se juega en los
estadios hoy en día, pensarían que todos somos unos bobos y snif, sobre todo
cuando vemos a los jugadores llorar como niños.