jueves, 31 de julio de 2014

Lo que la Biblia enseña: ¿Qué es el Reino de Dios?

Algunos enseñan que el Reino de Dios es un gobierno celestial que va a solucionar todos los problemas humanos mediante una intervención sobrenatural en la Tierra. Otros que es una condición interna del corazón. Y también hay aquellos que han llamado a la Iglesia el Reino de Dios. Pero, ¿qué es el Reino de Dios?

Quiénes apoyan la idea de un mero gobierno con sede en los cielos se centran en pasajes como Daniel 2:44:


"Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos"


Es interesante que los judíos en los días de Jesús esperaban un cumplimiento de éstas palabras. Para ellos el Mesías aparecería como descendiente del rey David y a los gobiernos gentiles opresores como los romanos, este reino los destruiría y se instauraría en Jerusalén la capital del Mesías, extendiéndose sus bendiciones paradisíacas por todo el globo.

Sin embargo, Cristo Jesús afirmó que él no restauraría el trono en Israel (Hechos 1:6,7) ni tampoco aniquilaría a los romanos y gentiles paganos. Es más, cuando Jesús sana a un criado de un centurión romano, afirma para sorpresa de sus paisanos que éstos mismos gentiles se reclinarían a la mesa celestial con "Abrahán, Isaac y Jacob" (Mateo 8:11). Y más aún Jesús no vendría a destruir a los malvados gentiles ¡sino que ordenaría a sus discípulos una predicación de salvación y conversión para éstos ! (Mateo 28:19,20; Hechos 10). Ciertamente Cornelio y miles de los despreciables y condenados gentiles recibieron las buenas nuevas cuando les fueron predicadas. El cristianismo finalmente tuvo más cabida en la tierras gentiles que en su propia cuna de Israel.

Debido a que Jesús no cumplió las expectativas de un Reino destruyendo naciones y castigando a los infieles en sus días, muchos se desencantaron del Rabí de Galilea (Juan 6:14,15, 66).

Ahora bien, transferir solamente la sede del reinado de Cristo desde Jerusalén a los cielos, con una destrucción de los malvados, equivale a mantener y resucitar el mismo concepto judío, salvo con la diferencia que ahora la sede es el cielo y no Israel, y que el pueblo elegido son los cristianos y no los judíos, y que los castigados son la gente incrédula como equivalente de los gentiles antiguos. Esta nueva versión e interpretación tan básica está destinada a decepcionar a todas las generaciones de cristianos modernos, tal como ha ocurrido por más de un siglo, desde finales del siglo XIX hasta principios del XXI (Véase Lucas 21:9; Mateo 24:23-27; 2 Tes.2:1,2).


Por otra parte, el Reino de Dios tampoco puede reducirse y declarar estar  simplemente en el corazón humano, ya que éste es traicionero e imperfecto (Jeremías 17:9). Y la Iglesia no es el Reino de Dios, puesto que la Congregación está compuesta por un colectivo de varias personas, algunas de las cuales pueden abandonar el camino de la vida, mientras que entrar en el Reino nos lleva a un destino más allá de la muerte el cual plenamente es manifestado en el cielo (1 Corintios 15:50).


En realidad, desde cierta perspectiva el Reino de Dios sí recoge algunos elementos de las tres creencias anteriores, pero que se presentan en un todo como una manifestación completa y total. Por lo tanto, el Reino no puede ser reducido y simplificado a ninguna de las tres explicaciones, ya que en la realidad es una totalidad con esas manifestaciones, pero en un sentido superlativo. Esto es comparable a un hombre que siendo una misma persona, en un día actúa o se expresa como padre, empleado, hijo y esposo.


No podemos depender solamente de Daniel 2:44 y otros textos afines para explicar el Reino. Aquello sería semejante a analizar una casa solamente mediante concentrarnos en sus cimientos. En realidad, los cimientos de las Escrituras Hebreas son ampliados por la Revelación que se hace en los Evangelios y las cartas apostólicas en torno a los propósitos de Dios:


"pero ahora se ha hecho claramente patente mediante la manifestación de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que ha abolido la muerte, pero ha arrojado luz sobre la vida y la incorrupción mediante las buenas nuevas" - 2 Timoteo 1:10

"Porque no importa cuántas sean las promesas de Dios, han llegado a ser Sí mediante él. Por eso también mediante él [se dice] el “Amén” a Dios, para gloria por medio de nosotros" - 2 Corintios 1:20


Solamente cuando analizamos el ministerio de Jesús y su mensaje, podemos entender que es realmente el Reino de Dios. 



El Reino y el mensaje de Jesús

La Biblia indica que Jesús anunció el Reino de Dios (Mateo 4:17, 23). Pero es necesario ahondar en que consistía su predicación para comprender dicha anunciación:


"Otra ilustración les propuso, diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; la cual es, de hecho, la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es la más grande de todas las legumbres, y se hace un árbol, de modo que vienen las aves del cielo y hallan albergue entre sus ramas”.- Mateo 13: 31-32


En estos versículos así como los que hablan de la parábola Red Barredera se nos muestra un desarrollo o expansión de este Reino, un continuo proceso global que dura varios siglos.

El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre halló y escondió; y por el gozo que tiene, va y vende cuantas cosas tiene, y compra aquel campo". - Mateo 13:44

”Otra vez: el reino de los cielos es semejante a un comerciante viajero que buscaba perlas excelentes. Al hallar una perla de gran valor, se fue y prontamente vendió todas las cosas que tenía, y la compró". - Mateo 13: 45,46

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A la par que hay un continuo crecimiento global del reino, aquí notamos que éste involucra un factor personal. Se dice que ese reino es "semejante" a un hombre que hace tal o cual acción. Se habla de una motivación íntima que involucra a este Reino.

Cuando estudiamos en profundidad los Evangelios notamos un hecho notable. Sabemos que Jesús habla "del Reino de los Cielos" en su predicación. Sin embargo, cuando se nos relatan detalles de lo que incluía dicha predicación de ese Reino, notamos que más que hablar de un concepto dominante sobre una gobernación, Cristo hablaba de un nuevo Concepto sobre Dios, presentándolo como Padre y a los hombres como hermanos. Por ejemplo, el Sermón del Monte es dominado por la declaración del Mensaje de la Fraternidad humana y la Paternidad y Confianza en Dios. 

Jesús describió el reino con parábolas y símiles (Mt 13); con imágenes como vida, gloria, gozo y luz. Pablo, en Rom 14: 17, presenta una descripción que es lo más cercano a una definición: "porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo".

El Maestro aclaró que el reino del cielo debe comenzar con el concepto dual de la verdad de la paternidad de Dios y el hecho correlacionado de la hermandad de los hombres, y debe centrarse en esto. La aceptación de esta enseñanza, aclaró Jesús, liberaría al hombre de su larga esclavitud de miedo animal y al mismo tiempo enriquecería el vivir humano con dones de una nueva vida de libertad espiritual.

Jesús desea conducir a los hombres a aquella intimidad con él que él mismo experimentaba en su propia relación con Dios, a quien él llamaba Padre. Esto se expresa de manera más explícita en la oración de Jesús. Aquí Jesús autorizó a sus discípulos a seguirle dirigiéndose a Dios como Abba. Al hacerlo así, les permite participar en su propia comunión con Dios. Solamente aquellos que puedan decir este Abba con una disposición de niños serán capaces de entrar en el reino de Dios. En Jesús, el Padre quiso hacer que la alianza fuera verdadera y quedara finalmente establecida. Esto es lo que Jesús concibió que es el reino de Dios que iba a venir por medio de él al mundo: el amor incondicional de Dios, que no conoce límites cuando viene a cumplir la antigua promesa de salvación para toda persona y para la creación entera. Puesto que Jesús mismo es la oferta definitiva de Dios a nosotros, puede decirse que la realidad viva de la filiación con Dios y la hermandad entre los hombres es el reino de Dios presente en el mundo.

En otras palabras, el Concepto de la gobernación de Dios es mucho más elevada que la básica imagen de un monarca (imagen primitiva humana) sentado en un trono. La expresión "Reino" es en realidad un intento por transmitir en lenguaje humano una realidad mayor y más sublime.

Jesús deseaba transmitir la idea de reino, rey y súbditos como el concepto de familia celestial, Padre celestial, e hijos liberados de Dios ocupados en el servicio gozoso y voluntario de sus semejantes y en la adoración sublime e inteligente de Dios el Padre.
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El "Reino de los Cielos" es una Dominación espiritual basada en el Amor, una Gobernación o Área Familiar de acción del Padre que impregna a todo el Universo. Por ejemplo, el Reino de Inglaterra no solo involucra la Sede de esa gobernación, sino el territorio y zona de dominio en donde viven los súbditos que por estar en ese territorio, ya están en ese Reino. 
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Jesús nunca se cansó de decirles a los apóstoles que el reino del cielo era su experiencia personal en la comprensión de las cualidades más altas de la vida espiritual; que esas realidades de la experiencia espiritual se traducen progresivamente en niveles nuevos y más altos de certeza divina y grandeza eterna. Por esa razón la ilustración de la Perla del gran precio parte con el "Reino de los Cielos es semejante a un hombre..."
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Pero no olvidemos que Jesús quería enfatizar la verdadera naturaleza de ese "Reino": Una familia universal. Y esta familia se expande progresivamente como el grano de mostaza.
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Jesús enseñó que, por la fe, el creyente entra ahora al reino. En los varios discursos enseñó que dos cosas son esenciales para ingresar al reino por la fe: 
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La fe, la sinceridad. Venir como un niñito, para recibir el don de la filiación como un regalo; someterse a hacer, con Fe, la voluntad del Padre, y con una genuina y plena confianza en la sabiduría del Padre; entrar al reino, libre de prejuicios y preconceptos; tener la mente abierta y dispuesta a aprender como un niño pequeño. “Verdaderamente les digo: A menos que ustedes se vuelvan y lleguen a ser como niñitos, de ninguna manera entrarán en el reino de los cielos" - Mateo 18:3   


El hambre de la verdad. La sed de rectitud, un cambio de la actitud mental, la adquisición de la motivación para ser como Dios y para encontrar a Dios. "Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos"- Mateo 5:3 

La predicación correcta de las Buenas Nuevas del Reino tiene que incluir necesariamente la realidad de la filiación con Dios y la fraternidad humana. Entonces se proclamará plenamente y correctamente que «el reino de Dios está cerca». 

Es necesario que ocurra un renacimiento de las enseñanzas verdaderas de Jesús, una redeclaración de sus dichos. Pronto, la paja y el polvo serán sacados de los verdaderos ideales que predicó Jesús. Muchos seres humanos comprometidos con el renacer de la verdad bíblica serán los precursores del redescubrimiento de éstas enseñanzas sublimes y sencillas del Hijo de Dios.

El Reino de Dios es un gobierno Celestial muy diferente a las ideas humanas y primitivas sobre lo que es gobernar. Basta con que miremos la creación y su amoroso sistema para comprender la naturaleza de la gobernación de Dios. Cristo quiso transmitir la idea de una Paternidad universal fraternal que controla y sostiene en amor delicado y cuidadoso todas las cosas creadas, incluso nuestra vida. 


Las enseñanzas de Jesús fueron confudidas con la idea de una gobernación política judía. Actualmente las múltiples iglesias también han distorsionado algunas de sus enseñanzas enfocándose solo en una especie de gobernación seglar celestial distante. Muchas veces se intentan ver los asuntos desde la óptica humana distorsionada. 

Nunca olvidemos que los monarcas y reyes son subproductos inferiores y posteriores a la rebelión de Edén. No era el propósito de Dios que el hombre se alzara como gobernante sobre su prójimo. Creer entonces que el arreglo celestial superior y anterior al hombre es una copia o imitación de un arreglo de hechura humana demuestra gran miopía cósmica. Es el hombre el que está hecho a la imagen de Dios y no Dios hecho a la imagen del hombre. El Reino es una comparación, no una realidad edificada a la imagen humana.

La expresión "Reino" utilizada por Jesús no debe simplificarse a un concepto humano tan básico como una simple monarquía. Jesús utilizó esa frase como una analogía para describir la expansión de la influencia del amor de Dios sobre la humanidad. Los judíos esperaban un reino material y Cristo usó esa misma frase para introducir la idea de un Reino espiritual y una fraternidad basada en el amor. De esa forma, Jesús les ayudaría con sabiduría  a erradicar sus ideas equivocadas al mostrarles que es lo que era y no era realmente el Reino de Dios. Y los escritos apostólicos muestran que las comunidades cristianas entendieron ese concepto familiar. Rom 14: 17: "porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo". Colosenses 1:13: "Él nos libró de la autoridad de la oscuridad y nos transfirió al reino del Hijo de su amor".

La predicación de las buenas noticias del Reino tiene que incluir necesariamente el corazón de lo que es ese Reino: Se debe hablar de la filiación con Dios, de sentir y descubrir la Paternidad de Dios en toda su amplitud y de experimentar que todos los hombres son Hijos de Dios. El mensaje debe consistir en mostrar estos asuntos en una dimensión real y práctica para la vida de cada persona. Se trata de ayudar al gran descubrimiento personal. 

 Entonces la expansión espiritual de este Reino en la Tierra transformará al mundo:


 "Les dijo otra parábola: El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó fermentado". - Mateo 13:33


Esta expansión del Reino tiene como objeto llenar la Tierra del conocimiento de Dios, transformando a la humanidad, en un mundo gobernado por un Dios de amor:


"No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar" - Isaías 11:9.



         Comprendiendo

Notamos que la frase aludida que Jesús predicaba "el reino" involucra lo que contenían sus enseñanzas:


- Un nuevo concepto sobre Dios y la relación con el individuo. Lo notamos en el sermón del Monte y en varios diálogos en los evangelios, reforzando la palabra "Padre", además de su sublime oración en Juan 17.


- En sus enseñanzas dice que el "reino es semejante a...", y declara que crece y se expande en el mundo como un grano de mostaza y como la levadura que esconde una mujer. Y tiene características personales como alguien que encuentra un tesoro, una perla valiosa, que hay que ser como niño para entrar en el, etc.


Al respecto, la famosa frase de buscar el reino en Mateo 6:33 solo puede vivirse entendiendo que el reino es una experiencia personal de descubrimiento e ingreso en él:


 ”Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de [Dios], y todas estas [otras] cosas les serán añadidas"


¿Cómo podría buscarse el reino de Dios si este meramente es un gobierno celestial inaccesible para el hombre? ¿Cómo puedo buscar algo que ya está establecido en los cielos?


Evidentemente debilitamos las palabras de Jesús al separar el reino de la experiencia personal y viviente del hombre. Toda explicación rocambolesca para salvar la claridad y sencillez de lo expresado por el Maestro es inverosímil. 


Y Jesús vuelve a reforzar que el asunto del Reino involucra algo personal al declarar que es imprescindible "Nacer otra vez" para entrar en el Reino:


"Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios" - Juan 3:5.


Pero se nos declara que el Reino ya era una realidad presente en sus días:


"Pero desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos es la meta hacia la cual se adelantan con ardor los hombres, y los que se adelantan con ardor se asen de él" - Mateo 11:12


"Pero cuando los fariseos le preguntaron cuándo vendría el reino de Dios, les contestó y dijo: “El reino de Dios no viene de modo que sea llamativamente observable,  ni dirán: ‘¡Miren acá!’, o, ‘¡Allá!’. Porque, ¡miren!, el reino de Dios está en medio de ustedes”. - Lucas 17:20,21


Cristo aclara que el reino no es un suceso espectacular llamativo que vendría en un futuro lejano. Explica que ahí mismo ya estaba en medio de ellos, o "entre ellos" (entos humon), lo cual significa también "a su alcance". La clave de Jesús es que el reino ya era una realidad presente y al alcance del hombre en sus días. Jamás mintió al decir cuando empezó su predicación que "el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 4:17).


"En verdad os digo que los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que vosotros" - Mateo 21:31.


"Él nos libró de la autoridad de la oscuridad y nos transfirió al reino del Hijo de su amor" - Colosenses 1:13



Conclusión

Al estudiar los textos que aluden al reino, notamos que Jesús explicó que el Reino de Dios era esa experiencia de filiación espiritual con Dios (la perla de gran valor que hallamos y nos produce gozo) en dónde voluntariamente decidimos "hacer su voluntad" lo cual equivale a entronizarlo simbólicamente en nuestro corazón, cuando dejamos que Dios gobierne nuestra vida. Cuando "nacemos otra vez" entramos en este Reino, en ésta área de dominación amorosa de Dios que se expande en la Tierra mediante el Espíritu de Dios que mora en nosotros y nos introduce al reino. Nosotros, como embajadores de ese reino, producimos cualidades y atraemos a que otros hombres se dejen gobernar por el Padre Celestial. Entonces estamos predicando el Reino de Dios. 

Con el tiempo, las personas renacidas como Hijos de Dios conscientes expandirán el reino por toda la tierra, y éste crecerá desde un grano de mostaza pequeño hasta un árbol inmenso. Y es como la levadura escondida que transformará la masa de la humanidad. Y este es el segundo aspecto, el llamado social o expansivo de la gobernación de Dios en la humanidad, aquel que en lenguaje pictórico y profético es el poder de Dios manifestándose en la Tierra.

La Sede del Reino de Dios ciertamente está en los cielos, y entramos en ella finalmente cuando tras nuestro servicio fiel en la Tierra, ingresamos en las moradas eternas del reino de Dios. Esta es la parte plena y literal del ingreso en el reino celestial.

En cierta forma, cuando Jesús predicó "el reino de los cielos se ha acercado" estaba diciendo que Dios condescendía a "bajar" a la humanidad mediante el mensaje de su Hijo y la dominación del Espíritu sobre los hombres, para conducirlos al Padre.

¿Cómo es posible que muchos reduzcan el reino a un mero gobierno que solucionará los problemas humanos, como si fuera la promesa de una campaña electoral para ofrecer bienes, soluciones y servicios?

Es cierto que el Reino solucionará los problemas, pero solo aquellos que nazcan otra vez son los que serán los instrumentos de Dios para los cambios mundiales, mediante una humanidad renacida.


Hay un precio para entrar en ese Reino. Un precio de transformación personal y rendición a la gobernación de Dios en la vida de uno, para luego transformar el entorno.


No puede despreciarse la fuerza y el poder espiritual del auténtico mensaje de Jesús. La proclamación de su evangelio del Reino es en realidad la proclamación de victoria de su mensaje sobre una humanidad, que al igual que los gentiles, griegos y romanos que habían sido condenados por los judíos, necesitan en realidad la rehabilitación eterna.


Es cierto que la Sede del gobierno celestial de Dios está en los cielos, pero esa gobernación no actúa como un ejecutivo distante o un presidente. Más bien, el Reino se ramifica desde el cielo a nosotros cuando dejamos que su voluntad rija nuestra vida y en una vida de servicio invitamos a otros a entrar en ese Reino. Notemos como la oración de Jesús conecta al Reino con La voluntad de Dios (Mateo 6:10).

Finalmente seremos llevados a la sede de esa gobernación en la resurrección. Y a nivel mundial el Reino de Dios en el futuro se habrá expandido a tal nivel que toda la humanidad será parte de ese Reino, y la oración "Venga tu Reino, Hágase tu Voluntad" se habrá completado. Mientras tanto, cada vez que pedimos por ese Reino, estamos rogando para que esa realidad se siga expandiendo en la Tierra.

Nota final: No debe confundirse la Parausía o Segunda Venida de Cristo con el Reino de Dios. 


Preguntas: ¿Qué es el Reino de Dios? ¿Cómo entramos en el Reino en el área personal? ¿Ha empezado esa búsqueda del Reino? ¿Cómo actuará el Reino como una realidad multiplicada y expandida en el mundo?