jueves, 9 de octubre de 2014

Capítulo 4: Procedimientos en el cristianismo: Las enseñanzas y funcionamiento de las iglesias


¿Qué ha de hacerse, pues, hermanos? Cuando ustedes se juntan, uno tiene un salmo, otro tiene una enseñanza, otro tiene una revelación, otro tiene una lengua, otro tiene una interpretación. Efectúense todas las cosas para edificación.  Y si alguno habla en una lengua, limítese esto a dos o tres a lo más, y por turno; y que alguien traduzca. (…) Porque Dios no es [Dios] de desorden, sino de paz. – 1 Corintios 14:26-27, 33

Notamos que existía cierto grado de libertad en las reuniones de las congregaciones primitivas. Al parecer no había un “programa” rígido y estandarizado, simultáneo y global para las Iglesias en el I siglo. No existía una especie de carta permanente y regular que tuviera las características de "revista oficial" permanente mensual para todas las congregaciones. Las distintas epístolas son cartas pastorales dirigidas a congregaciones específicas con problemas específicos. Solo notamos un caso de "intercambio" de cartas cuando Pablo sugiere que los Colosenses lean la carta (hoy desaparecida) de Laodicea (Colosenses 4:16) y Santiago se dirige a las "doce tribus esparcidas por todas partes" (Santiago 1:1). Sin embargo, no hay ninguna evidencia de una fabrica permanente con constantes y nuevos rollos y cartas escritas continuamente a las Iglesias.

   Ahora bien, es digno de notar que en 1 Corintios 14:26-27, 33 Pablo declara que los asistentes a las reuniones eran los que proporcionaban el alimento espiritual y los temas que con libertad cristiana eran analizados. Solo tenían que hacerlo con el propósito de la edificación colectiva del grupo y por turno en sus exposiciones para mantener el orden.

    Pablo también indica que no todos los cristianos realizaban las mismas labores:

     Y dio algunos como apóstoles, algunos como profetas, algunos como evangelizadores, algunos como pastores y maestros,  con miras al reajuste de los santos, para obra ministerial, para la edificación del cuerpo del Cristo. – Efesios 4:11,12

      Pues
bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros individualmente. Y Dios ha colocado a las personas respectivas en la congregación: primero, apóstoles; segundo, profetas; tercero, maestros; luego obras poderosas; luego dones de curaciones; servicios de ayuda, capacidades directivas, diferentes lenguas.  No todos son apóstoles, ¿verdad? No todos son profetas, ¿verdad? No todos son maestros, ¿verdad? No todos ejecutan obras poderosas, ¿verdad?  No todos tienen dones de curaciones, ¿verdad? No todos hablan en lenguas, ¿verdad? No todos son traductores, ¿verdad?  Pero sigan procurando celosamente los dones mayores. Y todavía les muestro un camino sobrepujante. – 1 Corintios 12:27-30

Esto indica que no todos los cristianos eran evangelizadores o apóstoles. No todos tenían capacidades directivas o servicios de ayuda. En realidad se podía decir que en conjuntotodos de alguna forma al impulsar el cristianismo como un estilo de vida que incluía por palabras y obras lo anterior, constituía realmente la proclamación del Evangelio del Reino, todas las facetas anteriores combinabas eran esa predicación. Pero no todos eran Evangelizadores formales.

Cómo indica el texto citado de 1 Corintios 14:26-27, 33 los cristianos cantaban salmos, enseñanzas e interpretaciones en especie de tertulias libres en Cristo que giraban en torno a su Señor. La enseñanza era sencilla y edificante. Hechos declara que se dedicaban "a compartir [unos con otros], a tomar comidas y a oraciones" (Hechos 2:42).

"Pero ahora les escribo que cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre". - 1 Corintios 5:11 

Parte de las reuniones incluían estas comidas espirituales sencillas (comidas agape) en la cual se incluía la enseñanza. Y estaban invitados los interesados (excepto los miembros pecadores ya convertidos):

"Por eso, si toda la congregación se junta en un lugar y todos hablan en lenguas, pero entran personas comunes, o incrédulos, ¿no dirán que ustedes están locos?  Pero si todos ustedes están profetizando y entra cualquier incrédulo o persona común, es censurado por todos ellos, es examinado detenidamente por todos;  los secretos de su corazón quedan manifiestos, de modo que él cae sobre [su] rostro y adora a Dios, declarando: “Dios verdaderamente está entre ustedes” - 1 Corintios 14:23-25.

"Hermanos míos, ustedes no tienen la fe de nuestro Señor Jesucristo, nuestra gloria, con actos de favoritismo, ¿verdad?  Pues, si entra en una reunión de ustedes un varón con anillos de oro en los dedos y con ropa espléndida, pero entra también un pobre con ropa sucia, 3 pero ustedes miran con favor al que lleva la ropa espléndida y dicen: “Tú toma este asiento aquí en un lugar excelente”, y dicen al pobre: “Tú quédate de pie”, o: “Toma tú ese asiento allá debajo de mi escabel”,  tienen distinción de clases entre sí y han llegado a ser jueces que dictan fallos inicuos, ¿no es verdad?" - Santiago 2:1-4

Notamos como las congregaciones no eran grupos cerrados en las casas como sectas oscuras, sino que esta fraternidad y hermandad tenía carácter familiar expansivo.

También las mujeres podían enseñar y solo utilizar la cobertura para orar y profetizar tal como lo analizamos en Corintios. Y los servicios o departamentos estaban orientados a la ayuda, eran sencillos, y las mujeres tenían un papel importante como Febe y Dorcas (Hch 9:36, 39; Romanos 16:1,2). También tenemos a Evangelizadoras como Priscila y las profetizas como las hijas de Felipe. Esta especie de "organización" era sumamente sencilla y estaba destinada a ministrar las necesidades espirituales y materiales carentes de los santos. Más adelante profundizaremos en estos privilegios de servicio.


El material doctrinal era sencillo y variado y difería del grado de apoyo a las costumbres locales. Así, los cristianos de Judea eran más apegados a la Ley que los gentiles de las naciones. La destrucción de Jerusalén en 70 E.C hizo que finalmente predominara la visión más gentil del cristianismo.

En síntesis, el cristianismo se presenta como un movimiento que restaura la familia y amplifica la característica de ésta a una visón global y mundial, algo muy similar al mensaje de Jesús de Nazaret al mundo.

Además, todo esto contribuía que realmente se "incitaran al amor y las obras excelentes" (Hebreos 10:24,25).