Los eventos cataclismicos que
ocurren en la Tierra son evidencia que nuestro planeta aún está en etapa de
calibración y ajuste.
Aún hay quiénes culpan a
Dios de las erupciones volcánicas, terremotos y desastres naturales, se habla
de castigos Divinos por los pecados humanos. Otros dicen que la “Madre Tierra” está enojada, etc. Lo
cierto es que estos eventos fueron más violentos en épocas geológicas antiguas.
Estas ideas son residuos del fetichismo primitivo:
(967.3) 88:1.1
El hombre primitivo necesitaba siempre convertir todas las cosas
extraordinarias en un fetiche; la casualidad dio origen pues a muchos fetiches.
Un hombre está enfermo, sucede algo, y recupera la salud. Esto mismo ocurre
también con la fama de numerosos medicamentos y con los métodos casuales para
tratar las enfermedades. Los objetos que aparecían en los sueños tenían la
posibilidad de ser convertidos en fetiches. Los volcanes, pero no las montañas,
los cometas, pero no las estrellas, se volvieron fetiches. El hombre primitivo
consideraba que las estrellas fugaces y los meteoros indicaban la llegada a la
Tierra de unos espíritus visitantes especiales.
Todo evento rupturista de
cierta “normalidad” era atribuido a la intervención de espíritus, deidades,
etc. Los hombres primitivos incluso sacrificaban a una víctima inocente en un
volcán para “apaciguar su ira” y redimir al pueblo de sus pecados.
Hoy los científicos tienen
problemas para aceptar la existencia de Dios debido al error involuntario de
los creyentes en atribuir a la naturaleza rasgos divinos. Se habla que la
creación es un fiel reflejo de las cualidades de Dios. Es cierto que la creación
manifiesta cierto diseño. No obstante, no puede ser el fiel reflejo de Dios, ya
que está llena de lagunas e imperfecciones evidentes (que no suelen presentarse
en los Documentales de los Creyentes). Por ejemplo, las extinciones masivas,
las mortíferas erupciones volcánicas que han matado a muchas especies en el
pasado, o la caída de cometas, dan testimonio desde hace mucho, que la Tierra
no es perfecta ni nunca lo ha sido.
(57.3) 4:2.6 La
naturaleza, en vuestro mundo, es una cualificación de las leyes de la
perfección por los planes evolutivos del universo local. ¡Qué farsa adorar la
naturaleza porque en un sentido limitado, cualificado, está penetrada por Dios;
por ser una fase del poder universal y por lo tanto divino! La naturaleza
también es una manifestación inconclusa e incompleta de las elaboraciones
imperfectas del desarrollo, crecimiento y progreso de un experimento universal
de evolución cósmica.
En un sentido limitado la
naturaleza penetra las cualidades de Dios y sus diseñadores, pero está
traslapada en la imperfección inconclusa de un proceso universal aún en
desarrollo.
(57.4) 4:2.7
Los defectos aparentes del mundo natural no son indicios de ningún defecto
correspondiente en el carácter de Dios. Más bien las imperfecciones que se
observan son meramente las inevitables y momentáneas interrupciones en la
proyección de una película infinita. Son estas mismas interrupciones-defectos
de la continuidad-perfección las que permiten que la mente finita del hombre
material obtenga una visión fugaz de la realidad divina en el tiempo y en el
espacio. Las manifestaciones materiales de la divinidad parecen defectuosas en
la mente evolutiva del hombre, sólo porque el hombre mortal persiste en
visualizar los fenómenos de la naturaleza a través de los ojos naturales, por
medio de la visión humana sin la ayuda de mota morontiana ni de la revelación,
su sustituto compensatorio en los mundos del tiempo.
Algún día tanto la religión
como la ciencia comprenderán éstos fenómenos adelantados en esta Revelación.
Debemos aceptar que gracias al punto de vista amplio de los Documentos de
Urantia por fin hemos armonizado esta visión que aún Divide a la Ciencia y la
Religión.
Y surge la pregunta: ¿Por
qué los Diseñadores han implantado la vida humana en un planeta aún calibrándose?
Todo indica que el hombre
debe volverse parte de este proceso creativo en colaboración con Dios. La
especie humana debe transformarse en socia de ésta creación aún en desarrollo. De alguna forma, esto invita a la Humanidad a replantearse su papel en como construir una mejor civilización.
Los mismos humanos que poseen una expresión de Dios en la forma de Ajustadores
serían la clave para crear una civilización que armonice con éstas
transformaciones. El mismo Génesis nos muestra que la Humanidad se tornará
parte en completar el Propósito de Dios para la Tierra (ver estudios adjuntos
sobre los “Días Creativos”).
Todo objeto material individual (incluso nuestros cuerpos) son fugaces en el espacio y el tiempo. Lo único que
perdurará son los logros intangibles de las cualidades internas. Lo único
importante ante una catástrofe provocada por un evento imperfecto que sucede de
forma imprevista, es el Amor.
Estos sucesos que no son
causados por Dios, nos invitan a mostrar Amor y Misericordia. Jesús mismo se sometió
a la imperfección del espacio y el tiempo, y en medio de terribles
padecimientos solo mostró Amor, Compasión y Perdón.
Para más Información:
La naturaleza progresiva
http://estudiosdelasescrituras.blogspot.com/2013/10/la-naturaleza-progresiva.html
El problema científico-religioso
http://estudiosdelasescrituras.blogspot.com/2013/02/el-problema-cientifico-religioso.html
La aventura de los Micael
http://estudiosdelasescrituras.blogspot.com/2013/04/la-aventura-de-los-micael.html
Nuestro sistema aún en formación
http://estudiosdelasescrituras.blogspot.com/2013/02/nuestro-sistema-aun-en-formacion.html
La relatividad de la "perfección" y el
Propósito de Dios
http://estudiosdelasescrituras.blogspot.com/2013/02/j-esus-le-dijo-por-que-me-llamas-bueno.html
"En el principio..." - parte 1
http://estudiosdelasescrituras.blogspot.com/2013/02/en-el-principio-parte-1.html
"En el principio..." - parte 2
http://estudiosdelasescrituras.blogspot.com/2013/02/en-el-principio-parte-2.html
"En el principio..." - parte 3
http://estudiosdelasescrituras.blogspot.com/2013/02/en-el-principio-parte-3.html
"En el principio..." - parte 4
http://estudiosdelasescrituras.blogspot.com/2013/03/en-el-principio-parte-4.html