En realidad, cuando nacemos otra vez, comprendemos que todo ámbito de la vida es especial, y que todos los momentos son instantes sagrados. También que cada contacto humano puede ser revestido de cualidades y lenguaje Divino. Por esta razón, quiénes nacen del espíritu dejan de llevar vidas dobles. Realmente ya no lo necesitan. El mal ha perdido su poder ilusorio sobre ellos.
Puede que nos compliquemos al intentar esta forma de predicar más espontánea y sincera que viene del corazón. Quizás pensemos en que la Cultura moderna ya no quiere escuchar de Dios.
En realidad se puede "hablar" de la "paternidad de Dios y hermandad de los hombres" sin hablar taxativamente de la misma. Jesús nos dejó la solución:
(1569.4) 140:1.7 Y no será tanto por las palabras que vosotros habléis, sino por la vida que vosotros viváis que los hombres conocerán que habéis estado conmigo y que habéis aprendido sobre realidades del reino.
"sino por la vida que
vosotros viváis"
(1460.5) 132:4.1 En cada
uno de esos numerosos contactos humanos, Jesús tenía un doble propósito:
deseaba conocer las reacciones de ellos a la vida que vivían en la carne, y
también tenía en mente decir o hacer algo que pudiera enriquecer la vida de
ellos, que la hiciera más digna de ser vivida. Sus enseñanzas religiosas
durante esas semanas no diferían de las que caracterizaron su vida posterior
como maestro de los doce y predicador de multitudes.
(1460.6) 132:4.2 La tesis de su mensaje era siempre: la realidad del amor del Padre celestial y la verdad de su misericordia, estos hechos sumados a la buena nueva de que el hombre es un hijo de fe de este mismo Dios de amor. La técnica que Jesús acostumbraba utilizar en sus relaciones sociales consistía en extraer las opiniones y sentimientos de los seres con quienes conversaba haciéndoles preguntas. Usualmente la conversación empezaba con Jesús haciendo las preguntas, y terminaba con los interlocutores haciéndole preguntas a Jesús. Era igualmente hábil en la enseñanza haciendo preguntas él o contestándolas. Como regla, a los que enseñaba más, menos decía. Los que más beneficios derivaron de su ministerio personal fueron mortales agobiados, ansiosos y deprimidos, que encontraban alivio en la oportunidad que se les ofrecía de desahogarse en su oído compasivo y comprensivo, pues él sabía escuchar y mucho más. Cuando esos seres humanos inadaptados le contaban a Jesús sus problemas, él siempre sabía ofrecer sugerencias prácticas e inmediatamente útiles para corregir los problemas auténticos, sin dejar por ello de pronunciar palabras de consuelo inmediato y de bienestar del momento. E invariablemente les hablaba a estos mortales afligidos sobre el amor de Dios y de varias y distintans maneras les trasmitía el mensaje de que ellos eran los hijos de este Padre amante en el cielo.
(1460.6) 132:4.2 La tesis de su mensaje era siempre: la realidad del amor del Padre celestial y la verdad de su misericordia, estos hechos sumados a la buena nueva de que el hombre es un hijo de fe de este mismo Dios de amor. La técnica que Jesús acostumbraba utilizar en sus relaciones sociales consistía en extraer las opiniones y sentimientos de los seres con quienes conversaba haciéndoles preguntas. Usualmente la conversación empezaba con Jesús haciendo las preguntas, y terminaba con los interlocutores haciéndole preguntas a Jesús. Era igualmente hábil en la enseñanza haciendo preguntas él o contestándolas. Como regla, a los que enseñaba más, menos decía. Los que más beneficios derivaron de su ministerio personal fueron mortales agobiados, ansiosos y deprimidos, que encontraban alivio en la oportunidad que se les ofrecía de desahogarse en su oído compasivo y comprensivo, pues él sabía escuchar y mucho más. Cuando esos seres humanos inadaptados le contaban a Jesús sus problemas, él siempre sabía ofrecer sugerencias prácticas e inmediatamente útiles para corregir los problemas auténticos, sin dejar por ello de pronunciar palabras de consuelo inmediato y de bienestar del momento. E invariablemente les hablaba a estos mortales afligidos sobre el amor de Dios y de varias y distintans maneras les trasmitía el mensaje de que ellos eran los hijos de este Padre amante en el cielo.
Una entrada pasada decía
que cada contacto humano implica la
posibilidad de hacer el bien y de transmitir nuestra asociación con Dios. Esto
hará que los hombres y mujeres deseen inquirir buscando esa serenidad, alegría,
y espíritu amoroso que manifiestas. Entonces estarás listo para revelarles al
Padre Viviente que les habita.
En síntesis:
- Al entrar en cada contacto
humano, mira en silencio más allá de la apariencia exterior de esa persona con
la cual interactúas. Envíale con tu corazón una bendición. Medita que una parte
del Padre vive en ese ser humano. Toma conciencia de ello.
- Transmite con tu vida
las cualidades de bondad, belleza y verdad y el llamado "Fruto del
Espíritu". Las personas nacidas del Espíritu logran tener una
"chispa" especial. Transmiten alegría, optimismo y amor. Son
pacificadores en los conflictos, etc.
- Preguntarles por su
trabajo, actividades de vida, etc. Hay que Escuchar con oído paciente y amoroso.
- Finalmente se puede impartir
confianza y optimismo en una Providencia. Sentirás el "click" en tu
interior en esa etapa de la conversación y "sentirás" la "luz
verde" para hablar del Padre.
Hazlo. Notarás como Algo
Magnífico transforma todo el ambiente.
Pierdes la noción del tiempo cuando te inspiras en ese momento, y con amor hablas del Padre.
Y eso debe ser suficiente para ese contacto. Nosotros no intentaremos forzar a que una persona crea exactamente lo mismo que nosotros. Tampoco la afiliaremos a algún credo. Lo único que le decimos al despedirnos es que fomente eso mismo que le hemos transmitido con otros.
Si desea aprender más de Dios, le podemos posteriormente dar algunos otros fundamentos para "nacer otra vez". Sin embargo, nuestro papel no consistirá en que entre en determinado grupo, sino que viva esas enseñanzas adquiridas el resto de su vida y que en su ámbito de acción las pueda expandir. De esta forma "Dios lo hace crecer" realmente.