sábado, 21 de noviembre de 2015

Crónicas de los Anditas - Parte XVI

En las entradas pasadas de “Crónicas de los Anditas” tuvimos certeza sobre el linaje Andita mezclado con los pueblos Incas y de sudamérica. Pero, ¿qué podemos decir de Centro América y Norte América? Antes de hablar de la llegada de los anditas es bueno comentar lo siguiente sobre las razas nativas que antes llegaron a América:

(723.9) 64:6.10 2. El hombre anaranjado. El rasgo destacado de esta raza fue su impulso particular en construir, en construir lo que fuera, incluso en amontonar vastas pilas de piedras sólo por ver cuál tribu podía construir la pila más alta. Aunque no fueron una gente progresista aprovecharon mucho las escuelas del Príncipe, enviando delegados para que se instruyeran.

(724.8) 64:6.18 La raza verde se fraccionó en tres grupos principales: Las tribus del norte fueron subyugadas, esclavizadas y absorbidas por las razas amarilla y azul. El grupo oriental se amalgamó con los pueblos de la India de aquellos tiempos, y aún se encuentran algunos de sus rasgos entre ellos. El grupo meridional penetró en África y allí aniquilaron a sus primos anaranjados casi equivalentemente inferiores.

(724.9) 64:6.19 En muchos aspectos ambos grupos estaban igualmente dotados para esta lucha, puesto que ambos llevaban características del orden gigante, y medían muchos de sus jefes de dos metros cuarenta a dos metros setenta. Estas cepas gigantescas del hombre verde se encontraban en gran parte tan sólo en esta nación meridional o egipcia.

Códice azteca precolombino que alude a gigantes
sacrificados como deidades expiatorias.
Notamos que antes de la llegada de Adán, tanto la raza verde como la naranja tenían características gigantes. Esto, unido a que fueron instruidos en las escuelas de Dalamatia, significó que ese conocimiento sin duda lo canalizaran en formidables construcciones en América, puesto que se mestizaron con los miembros de la raza roja que llegaron a nuestro continente:

(727.2) 64:7.5 Al abandonar a Asia los sobrevivientes de linaje relativamente pura de la raza roja, había once tribus, y sumaban un poco más de siete mil hombres, mujeres y niños. Estas tribus fueron acompañadas por tres grupos reducidos de descendencia mestiza, siendo el más grande de los cuales una combinación de las razas anaranjada y azul. Estos tres grupos nunca llegaron a fraternizar plenamente con el hombre rojo y al poco tiempo se trasladaron hacia el sur hasta México y América Central, donde se juntaron más adelante con un grupo pequeño mezclado de amarillos y rojos. Todos estos pueblos cruzaron entre sí y fundaron una raza nueva y amalgamada que era mucho menos belicosa que los hombres rojos de sangre pura. En cinco mil años esta raza amalgamada se subdividió en tres grupos, estableciendo así las respectivas civilizaciones de México, Centroamérica y Sudamérica. La rama sudamericana sí recibió una pizca de la sangre de Adán.

Tenemos información interesante que diseccionaremos parte a parte:

Notamos que estos grupos llegaron a México desde el norte. Precisamente deben haber ayudado a fundar las bases de las civilización azteca y maya con sus grandes edificios, la cual con el tiempo pudo haberles dado la espalda o les sacrificaron (a los últimos) como deidades expiatorias, ya que éstas también desde el sur pudieron ser inyectadas con sangre andita. Y parece ser que los gigantes amerindios poseían genes de los hombres azules (de aspecto blanco), hombres naranja (gigantes) y rojos. En Estados Unidos un puñado de éstos puede que no hayan abandonado la zona, y esto dio origen a la historia que cuentan los nativos Paiute en una guerra final contra los hombres gigantes que habitaron las cuevas Lovelock (recordemos que los amerindios rojos eran más bélicos). Esto último debe haberse unido a la inmigración de los Vikingos (descendientes anditas de linaje más directo y de aspecto enorme) que llegaron a América. Esto conjugado a lo anterior dio paso a la leyenda de los gigantes "pelirrojos" blancos que habitaron algunas zonas del norte.

(728.8) 64:7.19 Hace unos cinco mil años ocurrió un encuentro fortuito entre una tribu india y un grupo esquimal solitario en las márgenes del sudeste de la Bahía del Hudson. Estas dos tribus tuvieron dificultades en comunicarse entre sí, pero muy pronto hicieron parejas, dando como resultado la absorción ulterior de estos esquimales por los más numerosos hombres rojos. Lo anterior representa el único contacto del hombre rojo norteamericano con otras cepas humanas hasta hace alrededor de mil años, cuando el hombre blanco acertó en desembarcar en la costa atlántica.

Los Documentos son muy precisos y en este comentario no se está haciendo referencia a Colón hace 500 años. ¿Quién pudo llegar hace mil años a América del Norte y contactar con las razas rojas? Solo los Vikingos, quiénes eran descendientes de los Anditas.

Por ejemplo, se nos cuenta que Hrolf Ganger superaba los 2 metros y Erick el rojo rondaba los 1.90. En el año 921, el “diplomático” Ibn Fadlan viajó por orden del Califa Al-Muqtadir desde Bagdad hasta la corte del rey de los Búlgaros del Volga en misión diplomática para intentar convertir al pueblo búlgaro a la religión islámica. El se encontró con los Vikingos. El dice: “Nunca he visto ejemplares físicos más perfectos, altos como palmeras datileras, rubios y de complexión rubicunda. Cada hombre tiene un hacha, una espada y un cuchillo y no se separa de ellos en ningún momento”.

Los estudios confirman que los Vikingos llegaron a América en el siglo X. Varias investigaciones lo confirman y también las pruebas arqueológicas. Parece ser que incluso algunos se mestizaron con algunos  nativos de América del Norte, y tenemos leves pistas genéticas de éstos descendientes adánicos en nuestro continente. Estos deben haber sido considerados como dioses por los amerindios.

Tenemos retratos fotográficos del Siglo XIX de personas de la Nación de "Indios" Blancos Cherokees. También hay casos interesantes como Tekahionwake, fotografiada en 1895 (imagen lateral), fue una escritora de la Nación e "Indios" Blancos Mohawk. Clarísimo perfil que delata su origen racial blanco, aunque ella también comparte una línea de sangre europea más reciente.

Esta compleja situación si duda se debe a la inmigración de linaje "andita" (posterior al año 1000) y los genes previos de los hombres azules insertados en las líneas genéticas del hombre rojo, además de las llegadas más recientes de los europeos a América del Norte. 

Notamos que los Anditas de alguna forma (o sus descendientes) llegaron a todos los rincones del mundo. Y esa inmigración gradual fue la que creó nuestra civilización humana.