(1545.10) 138:8.9 Los
discípulos aprendieron muy pronto que el Maestro tenía un profundo respeto y
una compasiva consideración por todo ser humano con quien se encontraba, y
mucho les conmovía esta consideración uniforme e invariable que él tan
sistemáticamente brindaba a toda clase de hombres, mujeres y niños. A veces se
interrumpía en el medio de un profundo discurso, para salir al camino y ofrecer
unas palabras de aliento a una mujer que pasaba agobiada por el peso de su
cuerpo y de su alma. Interrumpía una intensa conversación con sus apóstoles
para fraternizar con un niño intruso. No había para Jesús nada más importante
que ese individuo humano que al azar estaba en su presencia inmediata. Era
instructor y maestro, pero era aun más —era también un amigo y un vecino, un
camarada comprensivo.
Notamos algo sublime en Jesús de Nazaret y que ningún representante de él, ya sea desde el Papa o hasta el Ministro de una determinada religión se atrevería a hacer. Detener su discurso para acercarse a un ser humano agobiado. ¡Que emocionante debe haber sido observar a ese Jesús deteniendo su discurso, y saliendo al camino para ayudar a una mujer agobiada por los años!
La religión formalizada considera que el acto religioso es sagrado, y no debe interrumpirse siquiera por circunstancias adversas que pudiera estar pasando un asistente, ya que a la ceremonia se le considera superior en ese momento. Esto puede tener algunas razones prácticas para la reunión, pero ya sabemos lo que habría hecho Jesús si hubiese estado ahora en nuestros días. ¡A cuantos años luz de Jesús se encuentran todas las iglesias!
Sin embargo, la ironía más grande es que el supremo mandamiento de la religión que está siendo enseñada envuelve el Amor. Esta es la contradicción de la religión de la mente y de las ideas, con la religión de la experiencia viviente. Esta es la diferencia de la religión humana y ritual, con la excelsa e inigualable religión de Jesús de Nazaret, ahora rescatada en los Documentos. La imagen maravillosa, sorprendente, juiciosa y madura de Jesús presentada en los Documentos de Urantia, no tiene igual. Animo a los lectores a "alimentarse" del Hijo de Dios mediante esta Revelación.
La religión formalizada considera que el acto religioso es sagrado, y no debe interrumpirse siquiera por circunstancias adversas que pudiera estar pasando un asistente, ya que a la ceremonia se le considera superior en ese momento. Esto puede tener algunas razones prácticas para la reunión, pero ya sabemos lo que habría hecho Jesús si hubiese estado ahora en nuestros días. ¡A cuantos años luz de Jesús se encuentran todas las iglesias!
Sin embargo, la ironía más grande es que el supremo mandamiento de la religión que está siendo enseñada envuelve el Amor. Esta es la contradicción de la religión de la mente y de las ideas, con la religión de la experiencia viviente. Esta es la diferencia de la religión humana y ritual, con la excelsa e inigualable religión de Jesús de Nazaret, ahora rescatada en los Documentos. La imagen maravillosa, sorprendente, juiciosa y madura de Jesús presentada en los Documentos de Urantia, no tiene igual. Animo a los lectores a "alimentarse" del Hijo de Dios mediante esta Revelación.
He querido resaltar este aspecto en la religión verdadera de Jesús. Nuestra meta interna es valorar a cada persona, niño y anciano. De esta forma, interiormente damos un salto gigantesco para hacer la Voluntad de Dios.