"Acuérdate de mi cuando llegues a tu reino" |
Las palabras
esperanzadoras de Jesús con inmensa compasión merecen un análisis.
(2008.8) 187:4.1 Al ver el
malhechor el rostro de Jesús vuelto hacia él, se llenó de valor, ventiló la
pobre llamita de fe, y dijo: «Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu
reino». Entonces Jesús dijo: «De cierto, de cierto hoy te digo que tú algún día
estarás conmigo en el Paraíso».
Parece correcta la
traducción que indica que Jesús no iba a estar ese mismo día en el Paraíso con
el malhechor. Estaría bien escrito entonces:
“Y pasó a decir: “Jesús,
acuérdate de mí cuando entres en tu reino”. Y él le dijo: “Verdaderamente
te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso”. – Lucas 23:42,43
Sin embargo, el quid de la
cuestión no sería tanto la puntuación. Más bien es llamativa la expresión: “estarás conmigo en el Paraíso”. Si Jesús
se estaba refiriendo a un Paraíso terrestre, ¿cómo es posible que él estuviera
con él en ese Paraíso? ¿Significa que Jesús vivirá nuevamente en la Tierra?
Algunos grupos lo han llegado a creer. Sin embargo, muchos textos indican con
claridad que Jesús estaría en su reino celestial. De hecho dijo:
“En la casa de mi Padre
hay muchas moradas. De otra manera, se lo hubiera dicho a ustedes, porque voy a
preparar un lugar para ustedes. También, si prosigo mi camino y les preparo un
lugar, vengo otra vez y los recibiré en
casa a mí mismo, para que donde yo estoy también estén ustedes”. – Juan 14:2,3
Otros grupos han intentado
dar una especie de explicación simbólica a la figura personal de Jesús en ese
Paraíso, notemos:
“Tampoco llegará Jesús a
ser de nuevo un hombre y vivir en la Tierra paradisíaca con él. Más bien, Jesús
estará con el ex malhechor en el sentido de que lo resucitará a la vida en el
Paraíso y se encargará de que sus necesidades, tanto físicas como espirituales,
se atiendan” – El hombre más grande de
todos los tiempos.
Sin embargo, darle un
sentido figurado a la figura de Jesús implicaría que toda la declaración de Jesús
tiene ese sentido, habría que aceptar que “el paraíso” también es simbólico.
Pero evidentemente esto no se acepta, ya que Jesús no hablaba en parábola en
esta ocasión. Por ende, si el paraíso es real, también debe aceptarse que el
estar Jesús con el hombre es un asunto real.
Y notemos que Jesús dijo:
“Estarás conmigo en el
paraíso”. No dijo “Estaré contigo en
el paraíso”. Esto último tendría más sentido si fuera una declaración simbólica
en armonía con Revelación 21 que declara que la “tienda de Dios estará con la humanidad”.
Sin embargo, la frase real
indica que el hombre asciende, va o es recibido al lugar de Jesús
para estar con él, de forma muy similar a lo comentado de Juan 14:2,3. Y esto
claramente tiene el respaldo del contexto, porque el hombre clama:
“Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino”.
Jesús, evidentemente
respondió de forma positiva a esta petición.
Es interesante que la
palabra PARAISO solo aparece concretamente y taxativamente en la Biblia tres
veces. Ya hemos visto que en Lucas 23:43 aparece.
En 2 Corintios 12: 2-4
Pablo la utiliza:
“Conozco a un hombre en unión con Cristo que, hace catorce años —si en el
cuerpo, no lo sé, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado como tal hasta el tercer
cielo. Sí, conozco a tal hombre —si en el cuerpo o aparte del cuerpo,
no lo sé, Dios lo sabe— que fue
arrebatado al paraíso y oyó palabras inexpresables que no le es lícito al
hombre hablar”.
Con
extremada claridad el paraíso está en el tercer cielo, y es celestial, aunque
algunos de forma inverosímil han intentado torcer las Escrituras intentando
creer que Pablo tuvo una visión de un paraíso terrestre. Sin embargo, esto no
tiene sentido ya que Pablo tenía esperanza celestial y esas “palabras
inexpresables” son la “lengua de los ángeles” que el comenta en 1 Corintios
13:1. Además la expresión “arrebatado” es la misma que se usa en 1 Tes. 4:17 en
torno a la resurrección y traslado a la región celestial.
La
otra parte donde aparece la expresión
griega PARAISO es en Apocalipsis:
“El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones: Al
que venza, le concederé comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de
Dios”. – Revelación 2:7
Aquí
hasta ahora todos concuerdan en que este paraíso es celestial, a pesar de la
mención del árbol de la vida que estaba en el jardín de Edén. No obstante, el
contexto y mensaje es que ese paraíso es la gloria celestial.
La
revelación de los Documentos señalan que los mundos celestiales tienen un
reflejo de la gloria paradisíaca de Havona, ya sea en el tercer mundo morontial
o en la capital de la constelación llamada Edentia, donde abundan los árboles
de la vida. De hecho, uno de ellos fue trasladado a la Tierra para ser
consumido por Adán y Eva.
Jesús también hace visitas periódicas al mismo Paraíso en el centro del universo glorioso y perfecto de Havona. El Paraíso es la morada del mismo Padre Universal, y algún día en la eternidad, literalmente el hombre que estuvo en el Gólgota con Jesús, se encontrará con el Maestro como un espíritu perfeccionado.
Jesús también hace visitas periódicas al mismo Paraíso en el centro del universo glorioso y perfecto de Havona. El Paraíso es la morada del mismo Padre Universal, y algún día en la eternidad, literalmente el hombre que estuvo en el Gólgota con Jesús, se encontrará con el Maestro como un espíritu perfeccionado.