(1941.6) 179:5.1 Cuando le
llevaron a Jesús la tercera copa de vino, la «copa de la bendición», se levantó
del diván y, tomando la copa en sus manos, la bendijo, diciendo: «Tomad todos
vosotros esta copa, y bebed de ella. Ésta será la copa de mi conmemoración.
Ésta es la copa de la bendición de una nueva dispensación de gracia y verdad.
Ésta será para vosotros el emblema del don y el ministerio del Espíritu divino
de la Verdad. Yo no beberé otra vez de esta copa con vosotros hasta que la beba
en forma nueva con vosotros en el reino eterno del Padre».
(1942.2) 179:5.3 Cuando
terminaron de beber esta nueva copa de conmemoración, el Maestro tomó el pan y,
después de dar gracias, lo rompió en pedazos y, diciéndoles que lo pa-saran,
dijo: «Tomad este pan de conmemoración y comedlo. Os he dicho que yo soy el pan
de la vida. Este pan de la vida es la vida unida del Padre y del Hijo en un
solo don. El verbo del Padre, tal como es revelado en el Hijo, es en verdad el
pan de la vida». Cuando hubieron compartido el pan de la conmemoración, el
símbolo del verbo vivo de la verdad encarnado en semejanza de carne mortal, se
sentaron.
Estas son las palabras del
Recuerdo que cada creyente puede meditar al conmemorar cuantas veces quiera en
la intimidad de su hogar o con un grupo de amigos, las veces que desee en el
año, el don de Jesús. Porque el recuerdo es hacia Jesús.
El Espíritu de la Verdad representado en el Vino nos hará vivir al Maestro en nuestra vida.
Y el Pan es el recuerdo de que Jesús vivió como nosotros en la semejanza nuestra, fue nuestro hermano en la materia.
Posiblemente Pablo sabía esto
porque comentó:
“Porque, de hecho, por un
solo espíritu todos nosotros fuimos bautizados [para formar] un solo cuerpo,
seamos judíos o griegos, seamos esclavos o libres, y a todos se nos hizo beber
un solo espíritu” – 1 Corintios 12:13.
“Y no os embriaguéis con
vino, sino sed llenos del Espíritu” – Efesios 5:18
Así que la comparación del
vino con el Espíritu Pablo la conocía. Y Jesús ciertamente debe haber aludido
al Espíritu porque en el reino celestial volvería a beber dicha "bebida":
“Y, aceptando una copa,
dio gracias y dijo: “Tomen esta y pásenla del uno al otro entre ustedes; porque
les digo: De ahora en adelante no volveré a beber del producto de la vid hasta
que llegue el reino de Dios”. – Lucas 22:17,18
Evidentemente Jesús no beberá de su propia sangre simbólica en el reino celestial, pero claramente puede beber el Espíritu:
Evidentemente Jesús no beberá de su propia sangre simbólica en el reino celestial, pero claramente puede beber el Espíritu:
(1941.6) 179:5.1 «Tomad todos vosotros esta copa, y bebed de ella. Ésta será la copa de mi conmemoración. Ésta es la copa de la bendición de una nueva dispensación de gracia y verdad. Ésta será para vosotros el emblema del don y el ministerio del Espíritu divino de la Verdad. Yo no beberé otra vez de esta copa con vosotros hasta que la beba en forma nueva con vosotros en el reino eterno del Padre».