Es posible que la generación
actual de lectores de los Documentos razone que los relatos bíblicos en dónde
Dios les hablaba a los profetas como Moisés y Elías eran invenciones de los
escritores posteriores, y que la formulación de éstas llamadas “comunicaciones”
eran creaciones de los mismos personajes.
(1057.3) 96:4.7 Moisés
hizo un esfuerzo heroico por elevar a Yahvé a la dignidad de una Deidad suprema
cuando lo presentó como el «Dios de la verdad y sin ninguna iniquidad, justo y
recto en todas sus maneras».
(1057.6) 96:5.1 Moisés era
una extraordinaria combinación de líder militar, organizador social y maestro
religioso. Fue el maestro y líder
individual más importante del mundo entre los tiempos de Maquiventa y los de
Jesús. Moisés intentó introducir muchas reformas en Israel de las que no
queda registro. En el espacio de vida de un solo hombre condujo a las huestes
políglotas de los así llamados hebreos fuera de la esclavitud y de la actuación
incivilizada mientras preparaba los cimientos para el nacimiento subsiguiente
de una nación y la perpetuación de una raza.
Sin embargo, hay algo que
no debemos olvidar y que desde cierta perspectiva se unió a la sabia coordinación
de las enseñazas redactadas por Moisés (quién conocía también las enseñanzas de
Melquisedek). Moisés y Elías deben haber “hablado” realmente con
Dios. Por lo general en los relatos bíblicos nos imaginamos una voz “audible”
externa de Dios que la pueden escuchar varias personas (como por razones
evidentes así tiene que ser mostrado en las películas bíblicas).
No obstante,
profundizando en este asunto, nos damos cuenta que en general el profeta “escucha” a Dios en un lugar apartado y en
solitario (no hay otros testigos) lo cual indica que esa “voz” más que provenir
como “ondas sonoras” desde el cielo o el aire, es una “voz” que el hombre escucha fuerte
y claro desde su interior (aunque el profeta puede estar en una postura de adoración hacia el cielo), sobre todo al haber logrado un avance significativo
en su “círculo psíquico”:
(1213.4) 110:7.9 Aunque la
voz del Ajustador está siempre dentro de vosotros, la mayoría de vosotros rara vez
la oiréis durante la vida mortal. Los seres humanos por debajo del tercero y
segundo círculo de logro raramente oyen la voz directa del Ajustador excepto en
los momentos de deseo supremo, en una situación suprema y después de una
decisión suprema.
Sin embargo, esto cambia y se hace más frecuente si un hombre llega al “primer círculo”. El diálogo se vuelve fluido y constante:
(1210.10) 110:6.15 El
primer círculo. El Ajustador no puede
ordinariamente hablar directa e inmediatamente contigo hasta que llegues al
primero y final círculo de logro mortal progresivo. Este nivel representa
la realización más alta posible de la relación mente—Ajustador en la
experiencia humana previamente a la liberación del alma morontial evolutiva de
las cadenas del cuerpo material. En cuanto a la mente, las emociones y el
discernimiento cósmico, este logro del primer círculo psíquico es el
acercamiento más último posible de la mente material y del Ajustador espiritual
en la experiencia humana.
Y podríamos asegurar que
algunos de los grandes profetas que tenían contacto con Dios y luego guiaban al
pueblo estaban a punto de lograr la fusión. Y tenemos esa seguridad porque Elías
experimentó la fusión con su
Ajustador en la carne, lo cual indica que él
ya para ese momento tenía contacto fluido y frecuente con su Ajustador del Pensamiento:
(1212.3) 110:7.2 Esta fusión
durante la vida física consume instantáneamente al cuerpo material; los seres
humanos que pudieran presenciar tal espectáculo tan sólo observarían al mortal que está siendo trasladado, desaparecer «en
carros de fuego».
(514.5) 45:4.15 13. Elías, un alma trasladada de brillante
logro espiritual durante la edad post-Hijo Material.
Aunque Moisés no alcanzó
la fusión, debe haber estado muy cerca de lograrla como lo hizo Elías (y también
Enoc).
En estos casos, el punto de inflexión lo notamos cuando las almas de estos hombres son sometidas al crisol de la soledad del desierto. Moisés, en un trabajo en soledad por muchos años como pastor de Jetro, comienza a desarrollar gradualmente un "diálogo" que finalmente llega al punto de crecer y encenderse un día repentinamente como si fuera un arbusto ardiente, un fuego en su interior que lo ilumina, pero que no le quema. Quizás si hubo un fenómeno especial que Moisés vio que también era el reflejo de su alma ("Las llamaradas de un fuego, la llama de Jah"). Ese día, en la montaña, Moisés logra el contacto más pleno con su Ajustador.
En estos casos, el punto de inflexión lo notamos cuando las almas de estos hombres son sometidas al crisol de la soledad del desierto. Moisés, en un trabajo en soledad por muchos años como pastor de Jetro, comienza a desarrollar gradualmente un "diálogo" que finalmente llega al punto de crecer y encenderse un día repentinamente como si fuera un arbusto ardiente, un fuego en su interior que lo ilumina, pero que no le quema. Quizás si hubo un fenómeno especial que Moisés vio que también era el reflejo de su alma ("Las llamaradas de un fuego, la llama de Jah"). Ese día, en la montaña, Moisés logra el contacto más pleno con su Ajustador.
En un tiempo ancestral y
lejano donde era muy raro que los hombres se comunicaran así con su Ajustador,
la tradición histórica lo escribió y destacó hasta nuestros días como diálogos
con la Divinidad, lo cual verdaderamente era cierto en estos retiros de éstos
profetas, cuando su alma logró el punto de contacto pleno, aunque quizás muchas
de las transcripciones de las conversaciones en el texto bíblico no son
exclusivamente las líneas que el Ajustador textualmente decía al profeta, sino
que es una variada mezcla con las formulaciones de las ideas propias del profeta, los
redactores y compiladores posteriores como Esdras.
En resumen, éstos hombres si conversaron realmente con Dios.
Sin embargo, esa exclusividad era aparente por esa época de antaño en donde pocos humanos incluso poseían Ajustador. Hoy, la posibilidad de hablar con Dios también está ampliamente presente en muchos de sus conocedores de él, que gradualmente están teniendo "diálogo" esporádico y creciente con su Padre Celestial.
¡Que privilegio como Hijos de Dios podemos obtener!
En resumen, éstos hombres si conversaron realmente con Dios.
Sin embargo, esa exclusividad era aparente por esa época de antaño en donde pocos humanos incluso poseían Ajustador. Hoy, la posibilidad de hablar con Dios también está ampliamente presente en muchos de sus conocedores de él, que gradualmente están teniendo "diálogo" esporádico y creciente con su Padre Celestial.
¡Que privilegio como Hijos de Dios podemos obtener!