viernes, 8 de abril de 2016

¿Por qué envejecemos?

La vida en la Tierra parece ser una maravilla. Una serie de ajustes hacen posible su existencia. La distancia precisa de la Tierra al Sol es fundamental en la vida. Nuestro Sol era adorado como el padre dador de la vida por las antiguas civilizaciones. Sin embargo, es irónico que el mismo Sol que nos da la vida, también sea el responsable de quitarla.

Hay algunas premisas erradas sobre la creación que podemos tener. Por ejemplo, solemos pensar que porque la vida ha sido diseñada, ésta automáticamente debe ser perfecta. Sin embargo, hay ejemplos en nuestra vida cotidiana que nos hacen ver que esas son ideas extremas desarrolladas por las religiones o los ateos, pero que no representan la realidad. Los diseñadores de un Iphone pueden haber creado planos muy precisos para el funcionamiento de un aparato. No obstante, puede que un par de condiciones de la fábrica tengan algunos problemas de ajuste al fabricarlo y afecten al aparato en su función en un par de semanas de uso. Lo anterior no significa negar la existencia de los diseñadores, pero tampoco sirve para venerar al aparato como una creación perfecta.

Algo así ocurre con los planos del ADN que los Portadores de la Vida diseñaron para las formas de vida celulares. La vida es implantada en medio de una fábrica aún en evolución. El universo material aún está calibrándose y formándose. Nuestro Sol es una estrella con pulsos y actividad solar errática. Y los Portadores de la Vida realizaron el mayor esfuerzo al adaptar formas de vida resistentes a la radiación solar. El Sol actúa como un catalizador de la vida, pero también como un degradador. Es similar al fuego y aceite que permite que aparezcan las "palomitas de maíz", pero que sin embargo, una exposición prolongada a los mismos elementos también las puede quemar y hacer inservibles.

La luz solar penetra en las células y daña a la larga su ADN. Es cómo si el ADN no fuera de "aquí" y estuviera desajustado con el sol. Los rayos de luz UV de gran energía pueden ocasionar cambios químicos dentro de las moléculas de ADN, cambiando su estructura química y rompiendo vínculos. Además hay otro tipo de radiaciones espaciales que igualmente nos golpean y que van unidas en la luz. # Esto puede provocar que las células de la piel se debiliten y mueran, haciendo que la piel se vea más vieja (pero también otros órganos internos son afectados). Puesto que la cabeza también recibe esta energía, el encanecimiento se produce. Una revista científica hace poco publicó la foto de un camionero de 69 años que ha estado recibiendo más luz del sol en un lado de su cara; así durante 28 años. La exposición solar produce el engrosamiento de la epidermis y la destrucción de las fibras elásticas.

# Nota: Uno de los graves problemas al intentar viajes en naves espaciales a Marte a través de un largo viaje, son las causas nefastas que la radiación solar y cósmica más directa provocaría en los astronautas, acelerando su muerte.

Es interesante que en la mitología de los vampiros, éstos conservaban su juventud perpetúa, porque (entre otras cosas) evitaban los rayos del sol que los fulminaban. Otros autores han expresado teorías que posiblemente algunas razas extraplanetarias viven bajo un sol oscuro, y quizás vivan muchos siglos.

Es interesante que la raza adanita mencionada en los Documentos podía vivir siglos, ya que su carga genética provenía desde la Sede del Sistema, dónde no hay una estrella solar que se vea o incida directamente sobre ellos, tal como ocurre aquí. En Jerusem, la luz es generada de forma interna, y tiene una característica uniforme y agradable, distinta a cómo nuestra luz solar muchas veces nos molesta la vista, o acalora nuestra piel.  Ya que los pelirrojos y personas de raza nórdica poseen un reflote externo de la pigmentación de la raza violeta adanita, es lógico que ellos sean menos tolerantes al sol, ya que su herencia genética vinculada a la piel posee esa línea adanita más directa, que no era oriunda de este sol.

En realidad todos los seres celulares sufren el deterioro solar, lo cual vinculado a la realidad espacio temporal, hace que el envejecimiento sea una realidad presente en todos los seres vivos, y que no tiene nada que ver con el pecado o la redención religiosa. Hasta Melquisedek o Jesús vivían en cuerpos que estaban envejeciendo. La entropía funciona en el universo cambiante y aún en formación. 

Es interesante que algunos pasajes bíblicos que aluden a la "vida que realmente lo es", la vida verdadera que nos espera en los mundos de estancia, aludan a que no "habrá sol":

“Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” – Apocalipsis 7:16,17.

En su conexión con Apocalipsis 21:4 leemos: “Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”.

“Y la ciudad no tiene necesidad de que el sol ni la luna resplandezcan sobre ella, porque la gloria de Dios la alumbraba” – Apocalipsis 21:23

“Además, ya no habrá noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni tienen luz solar, porque Dios arroja luz sobre ellos” – Apocalipsis 22:5

Lo que Juan observó fue precisamente la gloria de las nuevas moradas, dónde la luz solar ya no es necesaria y nuestros cuerpos gloriosos serán incorruptibles.