69:9.5 (780.8) 3. El deseo
de la libertad y el ocio. En los días anteriores de la evolución social la
repartición de las ganancias de cada uno entre el grupo, fue para los efectos,
una forma de esclavitud; el trabajador se
convirtió en esclavo del ocioso. Esto
fue la debilidad suicida del comunismo: El impróvido vivía habitualmente
del ahorrativo. Incluso en tiempos modernos los impróvidos dependen del estado
(los contribuyentes ahorrativos) para cuidarlos. Los que no tienen capital aún
esperan que los que sí lo tienen les den de comer.
Notamos una debilidad constante de los gobiernos comunistas. Se le llama "una forma de esclavitud" porque el "trabajador se convierte en esclavo del ocioso", en este caso las castas gobernantes, sean de una tribu o nación. Los no preparados y
despreocupados (impróvidos) terminan viviendo “a costillas” del pueblo, sin
practicar esa utópica igualdad social que predican para las masas, esa supuesta
repartición equitativa que proclaman.
69:9.6 (780.9) 4. El afán
de la seguridad y el poder. El comunismo finalmente fue destruido por las
engañosas prácticas de individuos progresistas y prósperos que recurrieron a
diversos subterfugios para escaparse de ser esclavos de los ineptos holgazanes
de sus tribus.
En realidad en tiempos modernos, cuando el Estado asume un papel asistencialista y fomenta el aprovechamiento de algunos grupos, finalmente es suicida y desangra a las naciones:
(803.8) 71:3.8 Ninguna
sociedad ha progresado mucho permitiendo la ociosidad o tolerando la miseria.
El comunismo verdadero y en sentido puro es impracticable para este nivel humano actual de egoísmo y estrechez mental. En civilizaciones avanzadas una especie de "comunismo verdadero" es desarrollado, pero con individuos nobles y de mente elevada. El motivo de lucro es un nivel de andamio necesario en una etapa transitoria de la humanidad:
(805.6) 71:6.2.
El motivo del lucro debería prevalecer
hasta que se proporcione un motivo mejor.