martes, 21 de febrero de 2017

El sacrificio humano en los días del antiguo Israel


Advertencia: Es mejor que personas sensibles en asuntos bíblicos NO lean este post.

Esta entrada es raíz de una pregunta de Christian Figueroa. La Biblia contiene mucho material elevado en lo espiritual, pero también describe sin pelos en la lengua muchos hechos que nos causan repulsión, hechos de una época primitiva que tampoco debemos juzgar con las "gafas" del hombre moderno. ¿Quién no recuerda la borrachera de Noé, las hijas de Lot que cometieron incesto con su padre, a Judá acostándose con una prostituta, los engaños de Jacob, etc?
Antes de seguir quiero dejar en claro que esas teorías que circulan en la red sobre una conspiración de los judíos y un Yavé demiurgo maligno son puras tonterías y distorsiones de hechos mal asociados. Yavé era un concepto evolutivo de Dios, era una Idea como lo entendían las mentes humanas de esas épocas. Un concepto que fue evolucionando mediante los profetas, hasta ser engrandecido mediante el concepto de Dios que trajo Jesús de Nazaret. Insistir en una conspiración judía sería como declarar una conspiración de los Mayas que también sucumbieron a la práctica del sacrificio humano.

89:6.6 (981.3) Un reyezuelo de Palestina, al construir los muros de Jericó, «echó el cimiento sobre Abiram, su primogénito, y puso las puertas sobre su hijo menor, Segub». En tiempos tan recientes este padre no solamente sacrificó vivos a dos de sus hijos en los huecos de los cimientos de las puertas de la ciudad, sino que su acción fue considerada «conforme a la palabra del Señor». Moisés había prohibido estos sacrificios asociados con los cimientos, pero poco tiempo después de su muerte los israelíes volvieron a practicar estos ritos. La ceremonia del siglo veinte que consiste en depositar bagatelas y prendas en la piedra angular de un nuevo edificio es reminiscente de estos primitivos sacrificios cimiéntales.
Antes de que la nación de Israel existiera como un pueblo homogéneo, la práctica del sacrificio humano era común en muchos pueblos de Palestina. La mente humana necesitaba ofrendar algo a los dioses, de lo contrario, las inundaciones y desastres podían venir sobre la tribu.
93:9.4 (1023.1) Pero Abraham no se vio detenido mucho tiempo en su misión como sucesor de Melquisedek. Pronto convirtió a muchos entre los filisteos y el pueblo de Abimelec, firmó tratados con ellos y a su vez, se contaminó de muchas de sus supersticiones, particularmente de su práctica de sacrificar a los hijos primogénitos. Así Abraham se volvió nuevamente un líder en Palestina.

Posiblemente esta es la explicación del incidente en que Abrahán casi sacrifica a Isaac. Parece que gracias a una intervención celestial (dado el pacto con Melquisedek), Abrahán se detiene en cometer el mismo acto que tan frecuentemente hacían los cananeos. En los siglos posteriores, para no perjudicar la imagen religiosa del Patriarca de todo Israel, se "suavizo" por los redactores este asunto, dando a entender que era una prueba de Fe, una acción extraña ordenada por Dios, algo muy raro, puesto que Abrahán ya había demostrado Fe en el Dios de Melquisedek.

Siglos después Moisés logró obtener y enseñar una revelación superior de Dios al pueblo como grupo. Sin embargo, siempre hubieron individuos en el pueblo hebreo que seguían teniendo inclinaciones idólatras, y al más mínimo relajo, volvían a sus prácticas paganas:
96:6.1 (1059.2) Cuando Moisés falleció, su concepto elevado de Yahvé se deterioró rápidamente. Josué y los líderes de Israel continuaron manteniendo las tradiciones mosaicas del Dios sabio, beneficiente y todopoderoso, pero la gente común rápidamente volvió a las viejas ideas del desierto de Yahvé. Esta corriente retrógrada del concepto de la Deidad continuó cada vez más bajo el gobierno sucesivo de los varios jeques tribales, los así llamados jueces.

Después de la muerte de Moisés y Josué la situación empeoró y algunos "jueces" sucumbieron a prácticas retrógradas o a una mezcla de "adoraciones", "alianzas" y "sincretismos religiosos". Es notorio como Sansón se casó con paganas e iba y venía de donde los Filisteos, y los redactores bíblicos tuvieron que apuntar que todas estas acciones "infieles" de Sansón eran por una misteriosa voluntad divina para "entrampar" a los Filisteos (Jueces 14:1-4).  También ocurrió algo muy polémico con el Juez Jefté:

89:6.3 (980.8) No existe una crónica más trágica y patética que ilustre las contiendas dolorosas entre las antiguas costumbres religiosas honradas por el tiempo y las demandas contrarias de la civilización en avance que la narrativa hebrea de Jefté y su única hija. Tal como era costumbre, este hombre bien intencionado había hecho un voto tonto, había negociado con el «dios de las batallas», acordando pagar cierto precio por la victoria sobre sus enemigos. Este precio consistía en sacrificar al primero que saliese de su casa para recibirlo cuando volviese él al hogar. Jefté pensó que uno de sus esclavos de confianza se le acercaría para recibirlo, pero resultó que su única hija salió para saludarle. Así pues, aún en esa fecha reciente y en un pueblo supuestamente civilizado, esta bella doncella, después de dos meses de gracia para llorar su destino, fue efectivamente ofrecida como sacrificio humano por su padre, y con la aprobación de sus semejantes de la tribu. Todo esto se efectuó a pesar de las estrictas reglamentaciones de Moisés contra los sacrificios humanos. Pero los hombres y las mujeres están adictos a hacer votos tontos e innecesarios, y los hombres antiguos consideraban altamente sagradas tales promesas. 

Los escribas posteriores tuvieron cierta dificultad al redactar este suceso, y por eso, ha sido fuente de polémicas en los círculos religiosos modernos. Analicemos un poco el relato:

Primero se dice que Jefté era hijo de una prostituta y es expulsado por ser hijo de otra mujer, y convive con hombres ociosos (Jueces 11: 1-3) en Tob. Esta era una región situada al E. de Galaad, al parecer fuera de las fronteras de Israel. Allí Jefté estaría expuesto a los enemigos extranjeros de Israel, en particular al pueblo de Ammón. Parece que allí pudo haber tenido cierta influencia "pagana" en su pensar, aunque sin embargo conocía plenamente la historia de Israel, y su acción del sacrificio solo sería esa torpeza tonta. No era algo frecuente en su pueblo. Tal como declaran los Documentos parece que se batía entre esas ideas descritas como "contiendas dolorosas entre las antiguas costumbres religiosas honradas por el tiempo y las demandas contrarias de la civilización en avance". 

“entonces tiene que suceder que el que venga saliendo, que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro cuando yo vuelva en paz de los hijos de Ammón, tiene que llegar a ser entonces de Jehová, y tengo que ofrecer a ese como ofrenda quemada” – Jueces 11: 31

Quiénes afirman que esto era un "sacrificio simbólico" arguyen en que la hija de Jefté está preocupada por "su virginidad" (ver. 37, 38 y 39) y no por su vida. Sin embargo, en algunas culturas se asociaba la vida con la virginidad y fertilidad, de hecho, habían pueblos que sacrificaban a las vírgenes. Ahora bien, el hecho "que no conoció varón" era significativo, porque al morir, Jefté quedaría sin nietos y descendencia.

No obstante, es posible que este suceso fuese muy chocante para los judíos posteriores al exilio y los redactores se esforzasen por declarar y enfatizar (ver. 37, 38 y 39)  que la cuestión en sí era sacrificar sus derechos a ser madre, cuando más bien el punto era el sacrificio de la descendencia de Jefté al morir ella. De hecho, el escritor de Hebreos llama a Jefté un "hombre de fe", así que notamos un esfuerzo por "suavizar" en épocas posteriores este evento extraño. Los Documentos declaran que Jefté NO quería sacrificar a su hija, sino a un esclavo, y declara que fue  una "contienda dolorosas entre las antiguas costumbres religiosas honradas por el tiempo y las demandas contrarias de la civilización en avance". Es posible que al igual que Salomón o Manasés, Jefté sucumbiera a las costumbres paganas, incluso el sacrificio, aunque fuera brevemente.

Es interesante que la mayoría de las traducciones de la Biblia traducen el versículo 40 de Jueces 11:

"Por eso es costumbre en Israel que todos los años vayan las doncellas de Israel a llorar a la hija de Jefté, el galaadita, durante cuatro días".

La Traducción del Nuevo Mundo dice que "iban a dar encomio" como si la hija de Jefté estuviese viva y la iban a ver. Sin embargo, la mayoría de las traducciones no lo vierten así, y posiblemente la expresión más certera sea "conmemorar". La palabra hebrea que se usa aquí, ta‧náh, también aparece en Jueces 5:11, y en este texto se traduce de diferentes maneras: “relatar” (NM), “repetir” (BAS), “recitar” (Val, 1989). La palabra está relacionada con "endecha". Así que sería más acertado decir que:

"que de año en año las hijas de Israel fueran cuatro días en el año a conmemorar a la hija de Jefté el Galaadita" - La Nueva Biblia de los Hispanos.

Lo anterior es indicación que la hija de Jefté ya no estaba y era recordada. Pues bien, es claro que el incidente era incómodo y los redactores tienen que haber tenido dificultades al expresarlo. Esto queda claro con el incidente posterior y que es el objetivo de esta entrada:

89:6.6 (981.3) Un reyezuelo de Palestina, al construir los muros de Jericó, «echó el cimiento sobre Abiram, su primogénito, y puso las puertas sobre su hijo menor, Segub». En tiempos tan recientes este padre no solamente sacrificó vivos a dos de sus hijos en los huecos de los cimientos de las puertas de la ciudad, sino que su acción fue considerada «conforme a la palabra del Señor». Moisés había prohibido estos sacrificios asociados con los cimientos, pero poco tiempo después de su muerte los israelíes volvieron a practicar estos ritos. La ceremonia del siglo veinte que consiste en depositar bagatelas y prendas en la piedra angular de un nuevo edificio es reminiscente de estos primitivos sacrificios cimiéntales.

La Biblia se refiere en dos ocasiones a este hecho. Una es una crónica relativamente más fresca y cercana al hecho mismo,  ya que corresponde a un periodo en que se estaban escribiendo más frecuentemente los asuntos, y se narra así:

"En sus días Hiel el betelita edificó a Jericó. Pagando con la pérdida de Abiram, su primogénito, colocó el fundamento de ella, y pagando con la pérdida de Segub, el menor de los suyos, puso sus puertas, conforme a la palabra de Jehová que él había hablado por medio de Josué hijo de Nun" - 1 Reyes 16:34.

Este tal Hiel vivió en los días de Acab (versículo 33), el cual hizo cosas muy paganas. Así que no extraña que Hiel cayera en una práctica nefasta con sus dos hijos. La acción fué llamada "conforme a la palabra de Jehová" como si fuese apoyada por Dios (lo que demuestra la confusión en torno a los conceptos sobre Dios), y se cita a Josué quién siglos antes había aludido a la posible y futura restauración de Jericó. No obstante, el libro de Josué condenaba el hecho:

“Entonces Josué hizo que en aquel tiempo en particular se pronunciara un juramento, y dijo: “Maldito sea delante de Jehová el hombre que se levante y de veras edifique esta ciudad, aun a Jericó. Pagando con la pérdida de su primogénito eche los fundamentos de ella, y pagando con la pérdida del menor de los suyos ponga sus puertas” – Josué 6:26

Lo anterior demuestra una cosa: La crónica del libro Josué corresponde al periodo posterior al exilio (a diferencia de Reyes). En este relato estos redactores parecen aludir al hecho de Hiel, lo narran en sentido futurista,  y lo condenan en vista de la revitalización de la religión Hebrea tras Esdras, que deseaba regresar a la excelencia de Moisés y que alcanzó defender solo Josué. Esto muestra el carácter contradictorio de la época caótica y desordenada en dónde individuos se alejaban de las enseñanzas de Moisés, y la época posterior al destierro, dónde Esdras y el nuevo sacerdocio crearon una identidad nacional mucho más cohesionada, repudiando totalmente las prácticas de tomar esposas paganas, adorar ídolos, y dejar completamente de lado las prácticas de sacrificar a seres humanos.

Esta historia caótica de Israel queda manifestada en varios detalles como los ídolos que escondía Mical, la hija de Saúl, y también sucesos en los días de David. Notemos:

 97:9.12 (1073.2) Pero Yahvé debía, por fuerza, compartir parte de esta gloria con los dioses cananeos, porque la mayoría de los componentes del ejército de David no era hebrea. Por lo tanto aparece en vuestros registros (desapercibido de los editores judaítas) esta declaración reveladora: «Yahvé quebrantó a mis enemigos delante de mí. Por esto llamó el nombre de aquel lugar Baal-perazim». Y así lo hicieron porque el ochenta por ciento de los soldados de David eran baalitas.

Como dicen los Documentos, la misma Biblia admite este hecho ya que dice que David llamó a aquel lugar  "Baal-perazim" (2 Samuel 5:20), y era porque la mayoría de sus soldados eran paganos y por fuerza para retenerlos y animarles tuvo que hacerlo.

El hecho de este caos de ideas y sincretismos entre lo que había enseñado Moisés y los cultos paganos que los rodeaban queda en el hecho que el mismo Saúl puso a uno de sus hijos un nombre relacionado con Baal:

El más joven de los cuatro hijos de Saúl y su frustrado sucesor en el trono se llamó Esbaal, que significa “Hombre de Baal”. (1 Crónicas 9:39.) Y recordemos a Mical, su hija que tenía inclinaciones idolátricas  (1 Samuel 19:12, 13) cuando la nación supuestamente tenía leyes estrictas sobre eso.

Lo anterior demuestra que el periodo anterior a Esdras es muy caótico en lo que se refiere a la identidad espiritual de Israel y a una completa devoción a las enseñanzas de Moisés. Los mismos profetas fueron valientes al enfrentarse cuando las cosas se pusieron peores y en eras posteriores reyes junto a pueblos enteros abrazaron la religión falsa. Solo después del exilio, y bajo el liderazgo de Esdras, se estableció la verdadera identidad y cohesión religiosa que perduró entre los judíos.

En vez de escandalizarnos y creer que ésto resta mérito a la Historia Bíblica o caer en los nefastos extremos que han tachado a la historia bíblica de fábula o manipulación de entidades malignas reptilianas (ideas delirantes basadas en parte a los hechos de esta entrada), comprender estos acontecimientos de antaño nos hace tener una visión muy sabia y justa sobre el proceso de la religión en la Tierra.