En la época de Jesús, cargada de religiosidad y libros sagrados pre existentes, dicho mensaje estaba revestido de toda esa aura que lo conectaba al contexto religioso ancestral.
El error de las religiones modernas es presentar dicho mensaje revestido con esos mismos ropajes antiguos ahora a una época secular, materialista y decepcionada de las religiones organizadas y libros sagrados. Por esa razón, ha sido un rotundo fracaso volver con esas trompetas, literatura religiosa y predicaciones estilo "Juan el Bautista".
Debemos reconectar con el núcleo central del mensaje de Jesús, independiente al marco de circunstancias y época en que fue entregado: La Paternidad de Dios y la Hermandad entre los hombres. Y ahora no debe ser proclamado bajo consignas religiosas, mediante libros sagrados o apariencias piadosas separadas de la verdadera espiritualidad humana, aquella basada en el Amor, Bondad, Belleza y Verdad.
140:1.7 (1569.4) Y no será tanto por las palabras que vosotros habléis, sino por la vida que vosotros viváis que los hombres conocerán que habéis estado conmigo y que habéis aprendido sobre realidades del reino.
Más que depender de literatura especial, vestir un traje adecuado o separar momentos especiales, el verdadero predicador del Mensaje de Jesús utiliza la vida misma para transmitir las verdades del Reino. El contacto humano con un Renacido de Dios es el "folleto" más poderoso. Es nuestra forma de vivir, de sembrar la serenidad en medio de la locura, de ser pacificadores disolviendo los conflictos en vez de agudizarlos, demostrando serenidad, felicidad, templanza y gozo en la unidad con Dios como mostramos un camino mejor.
Actualmente la Era moderna enloquecida por el materialismo y estrés, por las inquietudes agobiantes y temores sobre el futuro, necesita a personas nacidas del Espíritu, que transmitan orientación y equilibrio en medio de las tormentas sociales y políticas. Aquellos que disuelven las divisiones y logran que el Amor recobre la cordura ante las crisis, son los que con su forma de ser y vivir predican realmente las Buenas Noticias del Reino de Dios. Con su forma de vivir atractiva y serena, impulsan a que otros sientan curiosidad y necesidad de también lograr esa estabilidad interior, esa "paz que supera a todo pensamiento", ese optimismo contagioso por vivir, pese a estar en circunstancias difíciles.
Lo anterior no quiere decir necesariamente que aquellos que hacen una "predicación religiosa formal" no estén en lo correcto. En realidad, pueden utilizar dicha plataforma para ayudar a sembrar ideas espirituales, pero es esencial que "conecten" con el momento presente y revistan a dicha actividad con motivos realmente espirituales que trascienden la mecánica.