Hemos
visto en entradas pasadas como Gabriel se apareció a María sin aviso previo y
con un mensaje preciso. Esto parecer ser característico de los encuentros
celestiales verdaderos. Evidentemente aquella narrativa sobre aquel encuentro
real sufrió cierta distorsión con el tiempo.
Un
caso sumamente interesante es el de Pablo. Por lo que sabemos tenía un
Ajustador especial. Y esto lo constatamos por muchas de sus experiencias
avaladas. Sin embargo, eso no quiere decir que éstas sucedieron exactamente
como él las narró y describió. Los Documentos nos hablan de su conversión en
Damasco:
100:5.3
(1099.1) El apóstol Pablo experimentó precisamente tal conversión repentina y
espectacular, ese día pletórico en el camino a Damasco.
Los
Documentos después agregan que esto se refiere al contacto más directo con su
Ajustador en una situación crítica y excepcional. Posiblemente también haya
intervenido un ser celestial en armonía con la instrucción de ese Ajustador en
cuanto a la manifestación relatada. Pero notamos que conscientemente Pablo no
buscó esa experiencia como los típicos místicos:
“Ahora
bien, al ir viajando se acercó a Damasco, cuando de repente una luz del cielo fulguró alrededor de él,
y él cayó a tierra y oyó una voz
que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo?”. Dijo él:
“¿Quién eres, Señor?”. Él dijo: “Soy
Jesús, a quien estás persiguiendo. Sin embargo, levántate y entra en
la ciudad, y se te dirá lo que tienes que hacer”. Ahora bien, los varones
que viajaban con él estaban parados sin poder hablar, oyendo, en realidad, el
sonido de una voz, pero sin ver a nadie” – Hechos 9:3-7.
Los
varones descritos solo oyeron EL SONIDO de la voz, pero el contenido solo Pablo
lo captó y el entendió que era Jesús el que se le había aparecido. Esto queda
confirmado por el mismo Pablo en el capitulo posterior de Hechos:
”Mas
al ir caminando y acercándome ya a Damasco, hacia el mediodía, de repente fulguró desde el cielo una gran luz en
derredor de mí, y caí al suelo y oí una voz que me decía: ‘Saulo,
Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo?’. Contesté: ‘¿Quién eres, Señor?’. Y me
dijo: ‘Soy Jesús el Nazareno, a
quien estás persiguiendo’. Ahora bien, los hombres que estaban conmigo contemplaron, en realidad, la luz, pero no
oyeron la voz del que me hablaba”. – Hechos 22:6-9
Esto
indica claramente que el mensaje fue recibido solo por Pablo. Pero los
Documentos de Urantia nos enseñan que muchas
las comunicaciones con el Ajustador pueden ser abortadas o
distorsionadas, y la mente tiende a llenar dichos huecos con ideas
preexistentes. Esto parece claro porque
Pablo está convencido que Jesús fue el que se le apareció. Esto queda más
patente en su carta a los Corintios:
“Después
de eso se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles; pero último
de todos también se me apareció a mí como si fuera a uno nacido prematuramente”-
1 Corintios 15:7, 8.
Notamos que Pablo se incluye en la lista de quienes habían visto al Jesús resucitado (compárese con 1 Corintios 9:1). Pero claramente los relatos indican que Jesús ya había partido de la Tierra y se había despedido de sus apóstoles desde hace un buen tiempo para cuando ocurrieron los sucesos descritos por él. Incluso los textos bíblicos no cuadran con esa cronología de sucesos.
Notamos que Pablo se incluye en la lista de quienes habían visto al Jesús resucitado (compárese con 1 Corintios 9:1). Pero claramente los relatos indican que Jesús ya había partido de la Tierra y se había despedido de sus apóstoles desde hace un buen tiempo para cuando ocurrieron los sucesos descritos por él. Incluso los textos bíblicos no cuadran con esa cronología de sucesos.
Lo
anterior tiene significativa importancia, porque aunque la experiencia
repentina y no buscada de Pablo fue real, la comunicación y la interpretación
que él le dio es otra. Pablo creyó que fue Jesús quién le habló cuando en
realidad su Ajustador o un Ángel involucrado estuvieron en el proceso.
Posiblemente influyó en él un sentimiento de culpabilidad inmediatamente posterior
que le embargó al haber perseguido a los seguidores de Jesús y una expectativa
psicológica que antes tenía sobre ese tal Jesús, que ahora él llegó a asociarlo
para sí como su propio maestro y con quién había tenido un contacto que le
cambió la vida. Así él entendió todo y lo interpretó.
Esto
tiene grandes implicancias porque sabemos que hay personas de todas las edades
que en experiencias cercanas a la muerte (ECM) o en otros casos no buscados
afirman haber visto a Jesús. Pero en Oriente dicha experiencia será vinculada
con Krishna, Mahoma, etc. Así también en otros casos, los huecos mentales de
dichas experiencias quizás sean asociadas y llenadas con familiares fallecidos,
maestros ascendidos, extraterrestres, etc.
Un
cordial saludo.