sábado, 28 de abril de 2018

El interesante caso de Pablo


Hemos visto en entradas pasadas como Gabriel se apareció a María sin aviso previo y con un mensaje preciso. Esto parecer ser característico de los encuentros celestiales verdaderos. Evidentemente aquella narrativa sobre aquel encuentro real sufrió cierta distorsión con el tiempo.

Un caso sumamente interesante es el de Pablo. Por lo que sabemos tenía un Ajustador especial. Y esto lo constatamos por muchas de sus experiencias avaladas. Sin embargo, eso no quiere decir que éstas sucedieron exactamente como él las narró y describió. Los Documentos nos hablan de su conversión en Damasco:

100:5.3 (1099.1) El apóstol Pablo experimentó precisamente tal conversión repentina y espectacular, ese día pletórico en el camino a Damasco.

Los Documentos después agregan que esto se refiere al contacto más directo con su Ajustador en una situación crítica y excepcional. Posiblemente también haya intervenido un ser celestial en armonía con la instrucción de ese Ajustador en cuanto a la manifestación relatada. Pero notamos que conscientemente Pablo no buscó esa experiencia como los típicos místicos:

“Ahora bien, al ir viajando se acercó a Damasco, cuando de repente una luz del cielo fulguró alrededor de él,  y él cayó a tierra y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo?”.  Dijo él: “¿Quién eres, Señor?”. Él dijo: “Soy Jesús, a quien estás persiguiendo.  Sin embargo, levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que tienes que hacer”.  Ahora bien, los varones que viajaban con él estaban parados sin poder hablar, oyendo, en realidad, el sonido de una voz, pero sin ver a nadie” – Hechos 9:3-7.

Los varones descritos solo oyeron EL SONIDO de la voz, pero el contenido solo Pablo lo captó y el entendió que era Jesús el que se le había aparecido. Esto queda confirmado por el mismo Pablo en el capitulo posterior de Hechos:

”Mas al ir caminando y acercándome ya a Damasco, hacia el mediodía, de repente fulguró desde el cielo una gran luz en derredor de mí,  y caí al suelo y oí una voz que me decía: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo?’. Contesté: ‘¿Quién eres, Señor?’. Y me dijo: ‘Soy Jesús el Nazareno, a quien estás persiguiendo’.  Ahora bien, los hombres que estaban conmigo contemplaron, en realidad, la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba”. – Hechos 22:6-9

Esto indica claramente que el mensaje fue recibido solo por Pablo. Pero los Documentos de Urantia nos enseñan que muchas  las comunicaciones con el Ajustador pueden ser abortadas o distorsionadas, y la mente tiende a llenar dichos huecos con ideas preexistentes. Esto parece claro porque Pablo está convencido que Jesús fue el que se le apareció. Esto queda más patente en su carta a los Corintios:

“Después de eso se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles;  pero último de todos también se me apareció a mí como si fuera a uno nacido prematuramente”- 1 Corintios 15:7, 8.

Notamos que Pablo se incluye en la lista de quienes habían visto al Jesús resucitado (compárese con 1 Corintios 9:1). Pero claramente los relatos indican que Jesús ya había partido de la Tierra y se había despedido de sus apóstoles desde hace un buen tiempo para cuando ocurrieron los sucesos descritos por él. Incluso los textos bíblicos no cuadran con esa cronología de sucesos.

Lo anterior tiene significativa importancia, porque aunque la experiencia repentina y no buscada de Pablo fue real, la comunicación y la interpretación que él le dio es otra. Pablo creyó que fue Jesús quién le habló cuando en realidad su Ajustador o un Ángel involucrado estuvieron en el proceso. Posiblemente influyó en él un sentimiento de culpabilidad inmediatamente posterior que le embargó al haber perseguido a los seguidores de Jesús y una expectativa psicológica que antes tenía sobre ese tal Jesús, que ahora él llegó a asociarlo para sí como su propio maestro y con quién había tenido un contacto que le cambió la vida. Así él entendió todo y lo interpretó.

Esto tiene grandes implicancias porque sabemos que hay personas de todas las edades que en experiencias cercanas a la muerte (ECM) o en otros casos no buscados afirman haber visto a Jesús. Pero en Oriente dicha experiencia será vinculada con Krishna, Mahoma, etc. Así también en otros casos, los huecos mentales de dichas experiencias quizás sean asociadas y llenadas con familiares fallecidos, maestros ascendidos, extraterrestres, etc.

Un cordial saludo.