Cierto lector quiso
colocar el ejemplo de la Familia Ingalls como base para razonar que lo más
antiguo debería ser lo más apegado a la realidad y por ende, lo más nuevo, es
lo menos confiable:
“La serie de
TV de la Familia Ingalls es POSTERIOR a los escritos que detallaron (?) la vida
real de la familia. EL Escrito sirve como BASE para verificar si la serie
(POSTERIOR) es correcta respecto de la apreciación de la familia real que
vivió”.
Este razonamiento quiso ser
utilizado para transmitir la conclusión de que la “Biblia” siendo más antigua
es más confiable que los Escritos de Urantia, siendo éstos más recientes. ¿Pero
es un tipo de razonamiento válido o es más bien una deducción carente de
soporte real y más bien ajustado a un razonamiento superficial?
Si notáis bien, en la
frase del lector he insertado deliberadamente el signo (?) que es mío porque él
parte de una premisa errada que llevan a silogismos deliberados y conclusiones
falsas que son más bien producto de la ignorancia.
Lo cierto queridos amigos es
que los escritos detallados que narraron la verdadera historia de la Familia
Ingalls solo recién fueron dados a conocer al público en el año 2014 con el
título Pioneer Girl, o sea mucho después de concluida la serie de TV.
Para entender esto debemos
comprender bien los hechos. Laura Ingalls escribió un borrador que fue editado
y novelado por ella misma. Fue en 1932 que comenzó a escribir la serie de
novelas autobiográficas que habrá de denominarse La casa de la pradera. Fue ella misma la que noveló y creó los
escritos en un estilo romántico narrando la vida en lo que es hoy el medio
oeste estadounidense. Estos fueron una serie de 11 volúmenes, publicados entre
1932 y 1943.
Así que el mito y leyenda de la misma Familia
Ingalls narrando una época idílica es escrito por ella misma y antecede a la
serie de televisión de 1974. De
hecho la serie de TV simplemente lleva a la pantalla chica esas mismas
historias.
El libro de 2014 Pioneer Girl es el que se basa en una
investigación más acabada y expone como realmente vivía la Familia Ingalls. Los
editores comentaron que la decisión de "publicar una edición documentada" fue
tomada luego de una amplia investigación. "Primero precisamos lo que
queríamos documentar". Con ello se alcanzaron varios objetivos.
"Queríamos asegurarnos de que lo que estaba escrito era cierto”. Así que este último libro que relata la vida
real de Laura realmente apareció después de la serie de TV, y mucho después de
los escritos públicos en los que se inspiró la serie.
Por lo tanto, en el
supuesto símil el Libro de Urantia vendría a ser realmente el último y más
reciente Libro que despeja las narrativas casi épicas de los escritos bíblicos,
aún en el caso que éstos hayan sido escritos por los mismos personajes bíblicos, algo que incluso se
aleja de los hechos ya que la mayoría de los escritos son compilaciones de
Esdras varios siglos después, pero de todas formas esto nos sirve para
comprender que lo publicado originalmente puede estar más revestido de épica y
maravilla, que una investigación posterior. El que algo sea antiguo no quiere
decir que esa misma antigüedad le confiera por sí misma validez narrativa, de
lo contrario, la Epopeya de Gilgamesh que es más antigua que la Biblia debería
ser considerada la "fuente madre", pero los estudiosos bíblicos sin duda no lo
aceptarán en este punto.
Esto no solo ocurre en la
literatura. Un caso muy simpático es el del Arte. Entre 1801 y 1805
Jacques-Louis David realizó la pintura “Napoleón cruzando los Alpes”, hecho que
ocurrió en 1800. Esta pintura más cercana en tiempo al hecho real podría ser
considerada la representación más fidedigna, por el solo y mero hecho de la cercanía
en el tiempo. Sin embargo, la investigación demostró que era una versión
fuertemente idealizada del auténtico cruce de los Alpes por Napoleón y su
ejército.
Porque décadas después, entre 1848 y
1850 Paul Delaroche pintó una nueva versión de este cruce de los Alpes.
Investigó varias fuentes fidedignas que muestran el realismo de la situación y
a un Napoleón con frío y preocupado, y con vestimentas propias de los hechos reales.
Una diferencia de importancia (dejando de
lado el verdadero escenario, los hombres que se ven a la distancia, etc.) es
respecto al animal en el cual está montado Napoleón. En la versión de David,
Napoleón se encuentra sobre un corcel grande y fuerte de larga crin; esta
cuestión en la versión de David es irrefutablemente falsa: es sabido que
Napoleón montó una mula durante la travesía (la cual tomó prestada de un
campesino local), y no un caballo. La
presencia de un caballo en lugar de una mula fue uno de los principales motivos
de crítica formulados por Delaroche respecto de la versión de David y la base
de su afirmación en cuanto a que Bonaparte cruzando los Alpes, donde sí hay una
mula, es una representación más realista de la escena.
Lo anterior nos enseña una lección importante. No porque algo que sea lo más antiguo o cercano a los hechos es por sí mismo una
afirmación de exactitud o realidad. Una investigación posterior que utilice
evidencia encontrada posteriormente (como lo hace la Arqueología) o se base en distintos archivos y fuentes
coherentes y sea presentada posteriormente puede tener la suficiente
racionalidad y credibilidad para ser tomada en cuenta. Esto ocurre con los
Documentos de Urantia. Por ejemplo, los escritos de la vida de Jesús están
basados en investigaciones sobre las notas del apóstol Andrés y las
observaciones de los Seres Intermedios que presentaron su análisis en tiempos
posteriores, algo similar a la técnica usada por los investigadores modernos
que recrearon la verdadera vida de Laura Ingalls en el año 2014.
Lo anterior nos muestra
que la antigüedad por sí misma no es sinónimo de exactitud o una credencial de autenticidad. De
hecho, entre más antiguo es un escrito, más está sujeto a haber experimentado
deformaciones. Por ende, el juicio para abordar un Documento como revelado no
debe basarse en la tradición popular religiosa o antigüedad literaria, sino en
el contenido espiritual del mismo, y el fruto que provoca.
Jesús mismo enseñó que al árbol se le conocía por su fruto, y él mismo en su época y generación aparecía como una nueva Revelación de verdad viviente muchas veces en pugna con la anterior tradición religiosa y humana heredada por los siglos. Jesús para resolver esto no creó una competencia de antigüedad, sino más bien declaró que al "árbol se le conoce por su fruto".