martes, 11 de diciembre de 2018

¿Piensan en nosotros los resucitados?

Esta pregunta surge a raíz de una pregunta de un lector en una entrada  pasada. ¿Piensan en nosotros los resucitados? ¿Pueden vernos? ¿Sienten alegría o pena al ver el desarrollo de nuestra vida sin ellos? Está claro que NO pueden establecer contacto con nosotros desde los lejanos planetas moronciales. Sin embargo, ¿podrían visualizarnos con alguna técnica similar a la que permite observar a los antiguos planetas nativos?

En realidad, al parecer no pueden ver nuestras vidas individuales (aunque sí el desarrollo del planeta). Sin embargo, tampoco hay una respuesta categórica sobre este asunto. Para algunos, en etapas moronciales avanzadas, se adquieren capacidades no comprendidas para nosotros que impliquen posiblemente grados de reflectividad (ver donde sea), pero esto también es algo especulativo y no aparece narrado y vinculado directamente en los Documentos en torno a que los resucitados "vean" nuestras vidas.

Sin embargo, no podemos negarlo. Es posible que en algunas etapas avanzadas de la vida moroncial, ellos adquieran una capacidad de reflectividad. Por ejemplo, alguien que desee ver a sus antiguos hijos podría verlos con ese sistema. De todas formas, será bueno aclarar que lo harán con un enfoque totalmente nuevo sobre la vida y los lazos humanos:

47:4.7 (535.3) Las deficiencias biológicas fueron en gran parte corregidas en el primer mundo de estancia. Allí se corrigieron los defectos de la experiencia planetaria pertenecientes a la vida sexual, la asociación familiar, y la función de los progenitores o se proyectaron para la rectificación futura entre las familias de los Hijos Materiales en Jerusem.

Al parecer en este primer mundo de estancia se provoca una especie de "muerte" y "renacer" de sueños, esperanzas y perspectivas en torno a la vida familiar terrestre. Nuestro concepto de ser pequeño, limitado y posesivo se amplía a una concepción más cósmica, segura y desapegada. Y una gran paz se apodera finalmente de nosotros. Pero pareciera que ésto no ocurre por arte de magia. Las escuelas moronciales de éstas primeras etapas ajustan nuestra alma, nos confrontan con nuestras expectativas y nos enfrentan con lo real, lo seguro y lo que verdaderamente nos llena y hace felices.

48:6.36 (555.4) Así como los mortales, estos ángeles también han engendrado muchas desilusiones, y te harán notar que a veces tus desencantos más desilusionantes se transformaron en tus mayores bendiciones. A veces la semilla plantada necesita morir, la muerte de tus esperanzas más apreciadas, antes de poder renacer para dar los frutos de nueva vida y nueva oportunidad. De ellos aprenderás a sufrir menos penas y desencantos, primero, haciendo menos planes personales relacionados con otras personalidades, y luego, aceptando tu destino después de haber cumplido fielmente tu deber.

Otro asunto que se conjuga con lo anterior es el "discernimiento mota" que nos amplia el discernimiento cósmico, y en el cual los maestros de los mundos de estancia son claves:

48:5.9 (551.4) Han tenido experiencia real con estos mortales en avance en los mundos habitados. Son maestros prácticos y compasivos, sabios y comprensivos instructores, guías peritos y eficientes. Están totalmente familiarizados con los planes del esquema ascendente y tienen experiencia profunda en las fases iniciales de la carrera de progresión.

Así que parece ser que los celos, la preocupación y ansiedad, son sanados de nuestras mentes y almas en nuestro estado moroncial. Aunque para algunos podría sernos muy difícil asimilarlo ahora en la carne (con nuestro cerebro animal), allá "arriba" no sentiremos celos o ira si nuestra antigua pareja en la Tierra se ha casado otra vez, sino que una especie de comprensión misericordiosa nos "cortará" el cable de la antigua posesión carnal que tenemos. Una paz compensará eso mientras nos llenamos de comprensión por nuestros antiguos seres amados si es que han tomado una elección que no esperábamos. Aprendemos a "soltar".

Esta capacitación nos confronta con nosotros mismos y obtenemos una paz cósmica. Una seguridad se apodera hacia el Plan universal, así que la incertidumbre sobre el estado de nuestros seres queridos deja de ser tal. Los atesoramos en nuestra mente y les recordamos, pero no hay un deseo frenético por verles (tal como falsamente transmiten algunos mediums), sino que el "soltar", el "desapego" basado en la seguridad cósmica de que todos estamos bajo el amor del Padre, nos invade. No hay "almas en pena" atormentándose por el estado de sus parientes "vivos". Por lo menos, un estado de inquietud podríamos tenerlo en las primeras jornadas moronciales, pero a los pocos días somos sometidos a la disciplina transformadora del alma. 

47:4.5 (535.1) Tu memoria Ajustador permanece plenamente intacta a medida que asciendes en la vida morontial. Aquellas asociaciones mentales que eran puramente animalísticas y totalmente materiales perecieron con el cerebro físico, pero todo lo que en tu vida mental era valioso, y que tenía valor de supervivencia, fue duplicado por el Ajustador y está retenido como parte de la memoria personal durante todo el camino de la carrera ascendente. Tendrás conciencia de todas tus experiencias valiosas a medida que avanzas de un mundo de estancia a otro y de una sección del universo a otra —incluso hasta el Paraíso.

47:3.8 (533.6) Casi la entera experiencia del mundo de estancia número uno pertenece al ministerio de la deficiencia. Los sobrevivientes que llegan a esta primera esfera de estadía tienen tantos y tan variados defectos de carácter de la criatura y deficiencias de experiencia mortal que las actividades principales del reino consisten en la corrección y cura de estas múltiples herencias de la vida en la carne en los mundos evolucionarios materiales del tiempo y del espacio.

Luego de éstas correcciones de las "desarmonías mentales" los pupilos moronciales son introducidos en un sin fin de actividades pletóricas y rebosantes para el alma: viajes, instrucción, trabajos, humorismo y recreación celestial llenan de actividades a los seres moronciales.

Así que yo creo que sin duda los resucitados sí piensan en nosotros. Pero no están llenos de la angustia que nosotros tenemos hacia ellos. Más bien, están muy ocupados con un sin fin de cosas. Podríamos ilustrarlo con un hijo que se va de viaje al extranjero (y sabes que llegó bien) pero te es imposible comunicarte por varias semanas con él, no obstante,  hay una sensación de confianza. La muerte deberíamos verla así o intentar mitigarla un poco de esa forma.

Los resucitados han avanzado a un estado mental y espiritual que los vuelve cósmicamente maduros, seguros y llenos de Fe en el glorioso futuro que nos aguarda a todos. Así que pacientemente esperan el momento en que nos reunamos con ellos, y además el "tiempo" para ellos también pierde su frenesí y gran longitud. El tiempo pierde su hierro. No hay ansiedad por vernos pronto, tal como nosotros la tenemos. Están realmente bien, y ellos desearían que nosotros también estemos bien y menos angustiados.


Así que haríamos bien en practicar la gimnasia espiritual, aquella que fortalece el alma para el gran viaje.

Aprender a soltar en cada fracaso, en cada despedida y en cada dormir. Aprender a confiar en que nos reuniremos de nuevo y que el amor unificará lo real y que incluso los lazos espirituales con antiguos amigos en la carne, se pueden mantener, pero ahora serán sublimados al nivel del espíritu que todo lo llena.