jueves, 2 de agosto de 2018

Las causas y motivos de la rebelión planetaria - parte 1



Para entender las implicancias es esencial comprender el tipo y orden de criaturas a las que pertenecen quiénes fueron los cabecillas de la rebelión.

En la Biblia se asocia al diablo con un “querubín cubriente” y se cree que era un ángel. Pero curiosamente en ninguna parte de la Biblia se dice que Satanás o el Diablo sea explícitamente un ángel. El relato alusivo al “querubín que cubre” es una endecha (canción poetica) contra el rey de Tiro en la cual simbólicamente se le llama un “querubín” adornado con “piedras preciosas”  que “tiene artículos de venta”, etc. (Ezequiel 28:11-19). Los estudiantes de la Biblia lo han asociado con el Diablo, lo cual es cierto y correcto desde cierto punto de vista, pero el término “querubín” en esa endecha más bien es un recurso poético literario alusivo a lo vanidoso del rey del Tiro junto a su lujo y ornamento. Cuando se dice que Satanás “se transforma en ángel de luz” (2 Corintios 11:14) se declara en un sentido moral de fraude tal como lo hacen sus ministros (ver. 15). No se declara explícitamente que sea un ángel, aunque la deducción no estaría alejada de la realidad al ser una Entidad espiritual.

La Revelación de Urantia declara que este Ser espiritual pertenece a la categoría de los Lanonandek, y no es técnicamente un ángel o mensajero. De estos seres  se nos dice:

35:8.1 (392.1) Aunque se ocupan de tareas variadas en conexión con las administraciones de los sistemas, son mejor conocidos como Soberanos de los Sistemas, los gobernantes de los sistemas locales, y como Príncipes Planetarios, los jefes administrativos de los mundos habitados.

Así que Jesús se refiere a uno de éstos seres cuando se declara en el evangelio de Juan que este Ser es el “príncipe de este mundo” (Juan 12:31). Su rango y posición indican claramente que es un administrador o gobernante de mundos y no un mensajero o ángel en sentido específico.

35:8.7 (392.7) No es posible, como ocurre con los seres evolucionarios, que estos Hijos progresen de un grupo a otro. Una vez pasado el curso de capacitación Melquisedek, y una vez probados y clasificados, sirven continuamente en el rango asignado. Tampoco pueden estos Hijos reproducirse. Su número en el universo es estacionario.

Aquí se nos revela que los Lanonandek no son seres ascendentes como los humanos. Tampoco han visto al Padre Universal ya que son creados por el Hijo Creador (Micael) en su universo local. No han trascendido al Universo Central de Havona (donde mora el Padre), sino que son asignados como administradores de los mundos del tiempo y del espacio después de ser capacitados por los Melquisedek en el universo local. Cuando en el Libro de Job se relata a Satanás hablando con Dios es realmente una conversación con el Padre de la Constelación local (un Gobernante Vorondadek, un Altísimo o Elyon) que fue asociado con Dios mismo por el escritor de Job.

En Lucifer y Satanás

El que los Lanonandek sean asignados a interactuar más directamente con las creaciones más bajas del espacio-tiempo,  supone un beneficio y a la vez un riesgo incrementado, además asociado a la versatilidad que ellos poseen:

35:8.15 (392.15) Puesto que los Lanonandek son una orden ligeramente más baja de filiación que los Melquisedek y los Vorondadek, son de una utilidad aun mayor en las unidades subordinadas del universo, ya que son capaces de acercarse más a las criaturas más bajas de las razas inteligentes. También corren un mayor peligro de descarriarse, de desviarse de la técnica aceptable del gobierno universal. Pero estos Lanonandek, especialmente los de la orden primaria, son los más peritos versátiles de todos los administradores de los universos locales. En habilidad ejecutiva son solamente superados por Gabriel y sus asociados no revelados.

Podríamos asemejarlo a un administrador de un edificio que tiene que encargarse del mantenimiento del mismo y terminar de construir algunas zonas. La situación aún incompleta implica que tiene un margen más amplio de libre albedrío y además puede buscar procedimientos alternativos para lograr su tarea. Eso implica un riesgo de desviarse de la técnica aceptable para el mantenimiento del edificio. Entonces, en un sentido más amplio, es en cuanto a la administración de los mundos.

35:9.8 (393.8) De todos los universos locales en Orvonton, nuestro universo, con la excepción de Henselón, ha perdido el más grande número de esta orden de Hijos. En Uversa, es opinión general que hemos tenido tantos problemas administrativos en Nebadon debido a que nuestros Hijos de la orden Lanonandek fueron creados con un grado tan amplio de libertad personal de elección y planificación.

35:9.7 (393.7) El gran número de estos Hijos que han sufrido un desliz en la integridad no es indicativo de alguna falla en sus creadores. Podrían haber sido hechos divinamente perfectos, pero fueron creados así para que pudiesen entender mejor, y acercarse más, a las criaturas evolucionarias que habitan en los mundos del tiempo y el espacio.

Así que estos Seres son versátiles al adaptar las técnicas divinas en ambientes aún en desarrollo en el tiempo y en el espacio. Esto explica las circunstancias iniciales que los podrían alentar en una futura desviación del Procedimiento Celestial, incluso entrar en la confusión. Sin embargo, la persistencia en el error ya sería una cuestión netamente de elección personal deliberada como veremos más adelante.

Hay miles y miles de Lanonandek fieles a Micael, y los humanos ascendentes en las otras moradas tendrán la posibilidad de aprender de ellos sobre las técnicas de la administración de los mundos.

Los Documentos revelan que de los 10.000 sistemas de mundos habitados del universo local, solo tres en toda su Historia sucumbieron a la rebelión Lanonandek. Así que desde una perspectiva cósmica más ampliada, la rebelión es una rareza. Y nuestro sistema de mundos (que es una agrupación de varios sistemas solares) fué uno de esos hace más de 500.000 años:


53:0.1 (601.1) LUCIFER era un brillante Hijo Lanonandek primario de Nebadon. Había servido en muchos sistemas, había sido un consejero elevado de su grupo, y se distinguía por su sabiduría, sagacidad y eficiencia. Lucero, o sea, Lucifer era el número 37 de su orden, y cuando fue comisionado por los Melquisedek, se le distinguió como una de las cien personalidades más hábiles y brillantes entre más de setecientos mil de su tipo. Desde comienzos tan magníficos, a través del mal y del error, abrazó el pecado y ahora se lo numera como uno de los tres Soberanos del Sistema en Nebadon que sucumbieron al impulso del yo y se rindieron a los sofismas de la libertad personal espuria —el rechazo de la lealtad universal y el descuido de las obligaciones fraternales, la ceguera a las relaciones cósmicas.


Se nos revela que él tenía una vasta experiencia e inteligencia en los asuntos cósmicos. Comenzó a errar mal, ésto es mediante el fomentar desviarse de los procedimientos divinos para aplicar otras técnicas. Aquello lo llevó finalmente al pecado, y esto se relaciona con sucumbir al impulso egocéntrico del "yo y se rindieron a los sofismas de la libertad personal espuria —el rechazo de la lealtad universal y el descuido de las obligaciones fraternales, la ceguera a las relaciones cósmicas".

53:1.1 (601.3) Lucifer no era un ser ascendente; fue un Hijo creado del universo local, y de él se dijo: «Perfecto eras en todos tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló en ti injusticia». Muchas veces había estado en consejo con los Altísimos de Edentia. Y Lucifer reinaba «sobre la montaña sagrada de Dios», la montaña administrativa de Jerusem, porque era el ejecutivo en jefe de un gran sistema de 607 mundos habitados.


53:1.3 (601.5) Lucifer es ahora el Soberano caído y depuesto de Satania. La autocontemplación es sumamente desastrosa, aun para las personalidades excelsas del mundo celestial. De Lucifer se dijo: «Tu corazón se enalteció por tu hermosura; tu esplendor corrompió tu sabiduría». Vuestro antiguo profeta vio este triste estado cuando escribió: «¡Cómo caíste de los cielos, O Lucero, hijo de la mañana! ¡Cómo has sido derribado, tú que te atreviste a confundir a los mundos!».

Así que ya vamos notando las causas y motivos que se anidaron en el corazón de Lucero. Y esta misma vanagloria y adoración de sí mismo exaltando la inteligencia puede ocurrir incluso en la mente de los humanos, en todas las criaturas volitivas. Luego fueron comentados estos planes a Satanás quién también los maduró:

53:2.2 (602.5) No existían en el sistema de Satania condiciones peculiares o especiales que sugiriesen o favoreciesen la rebelión. Creemos que la idea se originó y formó en la mente de Lucifer, y que pudo haber instigado dicha rebelión sin importar donde estuviera estacionado. Lucifer anunció primero sus planes a Satanás, pero se requirieron varios meses para que éste se convirtiera a las teorías rebeldes, se volvió un defensor atrevido y entusiasta de la «la autoaserción y libertad».

53:2.3 (602.6) Nadie jamás le sugirió a Lucifer la idea de una rebelión. La idea de la autoaserción, en oposición a la voluntad de Micael y a los planes del Padre Universal, tal como los presentaba Micael, tuvo origen en su propia mente. Sus relaciones con el Hijo Creador habían sido íntimas y siempre cordiales. En ningún momento antes de la exaltación de su propia mente expresó Lucifer abiertamente falta de satisfacción respecto de la administración del universo. A pesar de su silencio, por más de cien años del tiempo estándar, el Unión de los Días en Salvington había estado reflectivando a Uversa que no reinaba completamente la paz en la mente de Lucifer.

53:2.4 (602.7) A lo largo de este período Lucifer se volvió cada vez más crítico del plan total de la administración universal, pero siempre profesó lealtad sincera a los Gobernantes Supremos. Su primera deslealtad abierta se manifestó con motivo de una visita de Gabriel a Jerusem, apenas unos pocos días antes de la proclamación abierta de la Declaración Luciferina de Libertad.

53:2.5 (603.1) Es muy difícil señalar la causa o las causas exactas que finalmente culminaron en la rebelión de Lucifer. Tan sólo estamos seguros de una cosa, y eso es: sean cuales fueren estos comienzos, tuvieron origen en la mente de Lucifer. Debe haber existido una vanagloria del yo que se alimentó hasta el punto del autoengaño, de modo que Lucifer, durante un período, verdaderamente se convenció de que su idea rebelde realmente redundaría en el bien del sistema, si no del universo entero. Para cuando sus planes ya le habían llevado al desencanto, sin duda estaba demasiado metido como para que su orgullo original y dañino le permitiese detenerse. En algún momento durante esta experiencia se volvió insincero, y el mal evolucionó en pecado deliberado y volitivo.

Como vemos, Lucifer y su asociado Satanás no deben ser considerados como monstruos que solo ansían la destrucción de los humanos. Al contrario, han estado firmemente convencidos que "su idea rebelde realmente redundaría en el bien del sistema, si no del universo entero". Ninguno de los ángeles y criaturas que se les unieron lo hubiesen hecho si el asunto hubiese sido considerado un suicidio destructivo ante las potestades de Dios. Ellos estaban convencidos (y aún es probable que mantengan esa idea) que estaban realmente haciendo un bien a la creación. Esta forma era realmente seductora y logró atrapar a miles de ángeles. Porque, ¿quién no se uniría a una causa justa? Lucifer en su manifiesto (que veremos en otra entrada) invirtió los asuntos mirando a Micael con sus propios ojos ambiciosos. El acusó que Micael había implantado una tiranía en toda la creación.

Cuando analizamos la Historia humana vemos un patrón similar en los emperadores y dictadores humanos. Aún hasta Adolf Hitler convenció al pueblo Alemán de que ellos eran los buenos, y era enteramente justo el proceder de invasión y guerra, incluyendo la exterminación de la amenaza a su nación. Cuando se plantean las cosas inviertiendo los asuntos, no hay escape contra el pecado. Se ha producido la mezcla del bien y del mal. Aparentes motivos buenos utilizando técnicas inacepatbles y fuera de las directrices divinas. Esto solo trae confusión y destrucción. 

Continúa en parte II