martes, 7 de agosto de 2018

Las causas y motivos de la rebelión planetaria - parte 2


En la entrada pasada se analizaron como varios elementos negativos en la mente de Lucifer y Satanás convergieron para iniciar su rebelión. Recomiendo leerla antes de seguir aquí. 

Es interesante que se habían autoconvencido que sus postulados redundarían en el bien del sistema de mundos, incluso del universo. Con respecto a Caligastia se nos informa:

66:1.2 (741.4) Antes del reinado de Lucifer en Satania, a Caligastia se le había adscrito al consejo de los asesores de los Portadores de Vida en Jerusem. Lucifer ascendió a Caligastia a un puesto en su séquito personal, y éste desempeñó satisfactoriamente cinco misiones sucesivas de honor y confianza.

66:1.3 (741.5) Muy temprano solicitó Caligastia un nombramiento para un cargo de Príncipe Planetario; pero, reiteradamente, cada vez que su petición se sometía a consideración en los consejos de la constelación, no lograba recibir la anuencia de los Padres de la Constelación. Caligastia parecía particularmente deseoso de ser enviado a un planeta decimal o mundo de modificación de la vida en calidad de gobernante planetario. Su petición se había denegado varias veces antes de que, finalmente, se le asignara a Urantia.

Aquí notamos que se indica que "parecía particularmente deseoso de ser enviado a un planeta decimal o mundo de modificación de la vida en calidad de gobernante planetario". Además, tenía experiencia al trabajar con los Portadores de la Vida, así notamos un particular interés en esto. Como veremos más adelante, parece de capital importancia esta cuestión para nosotros. 

66:1.4 (741.6) Con admirables antecedentes de lealtad y dedicación al bienestar del universo de su origen y residencia temporal, y a pesar de cierta inquietud característica, junto con cierta tendencia a discrepar del orden establecido en ciertos asuntos menores, Caligastia salió de Jerusem, encomendado con el dominio de un mundo.

66:1.5 (741.7) Yo estaba en Jerusem cuando el brillante Caligastia partió de la capital del sistema. Ningún príncipe de los planetas se había embarcado jamás en una carrera de autoridad mundial con experiencias preparatorias más ricas ni con perspectivas mejores que las de Caligastia en aquel memorable día hace medio millón de años. Lo cierto es que, al ejecutar el cometido que se me había asignado, el de difundir la narración de aquel acontecimiento en las transmisiones del universo local, jamás se me pasó por la mente ni la menor idea de que este noble Lanonandek, dentro de tan poco tiempo, traicionaría su encomienda sagrada de custodia planetaria y, de forma tan repugnante, mancharía el nombre honrado de su orden exaltada de filiación de un universo. Yo, en verdad, consideraba que Urantia figuraba entre los cinco o seis planetas más bienhadados de toda Satania, ya que había de asumir el mando de los asuntos mundiales una mente tan original, brillante y experta. No comprendí por aquel entonces que Caligastia se estaba enamorando insidiosamente de sí mismo; en ese momento, no entendía yo tan a fondo las sutilezas del orgullo de la personalidad.

Debo comentar tras haber leído varias veces estos Documentos, que los Lanonandeks se diferencian de otros seres espirituales en torno a un factor decisivo. Es cierto que están más cercanos a nosotros en el orden espacio-temporal y de nivel de la realidad cercano a lo material. Por ende, al poder visualizar a las criaturas humanas, parecen más cercanos a nosotros. Pero hay algo en su naturaleza que parece que los hace diferentes de otros seres espirituales. 

Recodemos que esta Orden tiene encomendada  la Administración de los mundos, no de los individuos. Ellos piensan especialmente en términos grupales, masivos, en cuanto a especies y civilización colectiva. Los Lanonandeks nos ven tal como nosotros vemos a las plantas. Estamos cerca de ellas, pero un abismo nos separa de la empatía que podamos tener con los animales.

No les preocupa mayormente el individuo, a diferencia de los Hijos Creadores o el Padre Universal, que están muy interesados en el contacto interior con los seres humanos.

Así, Jesús y el Padre, son por naturaleza, mucho más empáticos y afines a nosotros. Ellos se han reservado el contacto con los individuos. Su trabajo va por ese lado. Mientras que otros seres celestiales, como los Lanonandeks parecieran más interesados en la especie grupal humana, y no tanto en los individuos.

Esa característica en su diseño no implica algo negativo. Más bien es por su trabajo o función encomendada de "custodios planetarios". El Padre ha delegado los asuntos grupales u organizativos a entidades que piensan más en esos términos, mientras que Él se ha reservado el contacto personal con sus Hijos. Pero aunque esto no es en sí negativo, si explica las razones mayormente aumentadas, de la indiferencia de éstos seres ante las vicisitudes humanas a causa del desvío (con alevosía) de los planes divinos. Son juzgados más duramente ya que en palabras de los Documentos, han traicionado la "encomienda sagrada de custodia planetaria".

Notamos que Caligastia estaba ansioso por trabajar en un mundo experimental o de modificación de la vida. Es como un científico que trabaja con plantas. Esto implica que de alguna forma deseaba intervenir en el proceso ya previsto para esta esfera de estudio. Quería alterar aún más la modificación de la vida (ya diseñada por los Portadores), con el fin de obtener resultados nunca vistos, y revolucionarios en corto tiempo.

Estos deseos unidos al orgullo de la personalidad de lograr algo inédito que cumpliese los objetivos planetarios en poco tiempo, y de formas nunca vistas, lo precipitó a abrazar la causa de Lucifer e integrarla a su dominio planetario.

Y por lo que hemos discernido por los fenómenos históricos: 

53:8.6 (610.2) “Caligastia, vuestro Príncipe Planetario apóstata, aún está libre en Urantia de perseguir sus nefastos designios”...