Hace un tiempo la BBC publicó un interesante reportaje sobre los "dolores de parto" titulado: "Las verdaderas razones por las que el parto humano es tan doloroso y peligroso" (29/12/2016). El reportaje analiza los factores envueltos y los misterios (para la ciencia) sobre la contradicción (para la ciencia) biológica en cuanto a este asunto.
Pese a que las muertes en partos han disminuido considerablemente en el mundo gracias a la ciencia y las intervenciones médicas, alrededor de 830 mujeres mueren cada día en el mundo por complicaciones durante el parto y el embarazo.
"Es extremadamente raro en las madres mamíferos el pagar un precio tan alto por tener prole" - Jonathan Wells, Reino Unido.
Efectivamente es extraño y contradictorio que en la especie humana exista un imperativo biológico y genético en torno a la multiplicación de la especie ("háganse muchos") y a la vez se sufran tantas dificultades a la hora de parir a los hijos. De hecho, en la década de los 90 habían un 44% más de muertes al día asociadas a los partos (un 44 % sobre los 830 diarios del 2016). Y hace un par de siglos la cifra de mortandad era sin duda más espeluznante. En parte el aumento de la población de la Tierra en las últimas décadas se debe a esta reducción en cifras gracias a las mejoras en las cirugías y trabajos de parto. Pero durante milenios (incluso hasta hace relativamente poco) el panorama había sido otro.
El problema principal que causa los dolores de parto e incluso aumenta las posibilidades de muerte en la especie humana (a diferencia de la mayoría de los mamíferos) son el canal del parto en la pelvis. En la primera imagen de la entrada lo notamos. Hay una extraña disonancia entre la cabeza del bebé y el tamaño del orificio en el hueso de la pelvis (canal de parto) por donde debe salir el niño. Es como si hubiera una rara desarmonía entre los tamaños. La cabeza del niño humano tiende a ser algo más grande que dicho espacio en la mujer.
Pero antes de seguir quisiera explorar la famosa frase del Génesis:
“A la mujer dijo: En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos” – Génesis 3:16
En primer lugar es interesante la expresión multiplicaré o aumentaré, la cual indica un punto de contraste, que muestra que la mujer había tenido hijos antes.
Segundo, parece una "maldición divina" de Dios a la mujer y por siglos la teología la tomó de esa forma, un "castigo divino" ya que Dios en primera persona parece expresarse así. Sin embargo, ésto genera un contrasentido puesto que sería cruel actuar con el mandato "háganse muchos" (Gén. 1:28) si el mecanismo final de la procreación implica un porcentaje elevado de dolor y muerte. Debido a este halo cruel en la misma narrativa, las religiones modernas han intentado "ver" el pasaje con otros ojos aludiendo a que la imperfección causada por la caída y el pecado del hombre produjo este estado lamentable y no el explícito castigo del relato.
Lo cierto es que hasta la misma Ciencia también ha tenido problemas para conciliar este asunto. Como comenta el reportaje de la BBC:
"Los adultos
con cerebro grande empiezan la vida como bebés con cerebro grande, así que la
evolución entró en conflicto consigo
misma.
El
nacimiento se convirtió en algo penosamente doloroso y potencialmente letal, y
sigue siéndolo hoy en día.
En 1960, un
antropólogo llamado Sherwood Washburn le dio nombre a esta idea: el dilema
obstétrico".
En la
mayoría de los primates y animales, el canal del parto en la pelvis es relativamente
recto. En la segunda imagen podemos observar como la especie humana tiene dificultades al parir hijos, mientras que en los primates, el bebé nace con más facilidad. Las flechas rojas indican la facilidad en los unos y la dificultad en los otros.
Durante algún tiempo se pensó que el hombre al comenzar a caminar erguido habría tenido como consecuencias un estrechamiento de caderas. En 2015, Anna Warrener de la Universidad de Harvard, y sus colegas cuestionaron esta idea. Coleccionaron datos metabólicos de hombres y mujeres voluntarios y vieron que los que tenían caderas más anchas no eran menos eficientes caminando y corriendo que el resto, por lo que no parece haber nada que impida que los humanos evolucionen para tener caderas más anchas y hacer más fácil el parto.
Y el reportaje de la BBC menciona esta asombrosa conclusión reciente:
"Wells y sus colegas sospechan que el parto puede haber sido incluso un problema relativamente menor en nuestra especie, al menos al comienzo.
Durante algún tiempo se pensó que el hombre al comenzar a caminar erguido habría tenido como consecuencias un estrechamiento de caderas. En 2015, Anna Warrener de la Universidad de Harvard, y sus colegas cuestionaron esta idea. Coleccionaron datos metabólicos de hombres y mujeres voluntarios y vieron que los que tenían caderas más anchas no eran menos eficientes caminando y corriendo que el resto, por lo que no parece haber nada que impida que los humanos evolucionen para tener caderas más anchas y hacer más fácil el parto.
Y el reportaje de la BBC menciona esta asombrosa conclusión reciente:
"Wells y sus colegas sospechan que el parto puede haber sido incluso un problema relativamente menor en nuestra especie, al menos al comienzo.
Hay muy pocos esqueletos de recién nacidos entre
los restos humanos de los primeros grupos de cazadores-recolectores, lo cual puede indicar que las tasas de mortalidad entre los recién
nacidos eran relativamente bajas.
La situación cambió hace unos milenios, cuando se empezó con la agricultura y los esqueletos de recién nacidos se hicieron más comunes en los registros arqueológicos, al menos en algunos lugares".
La situación cambió hace unos milenios, cuando se empezó con la agricultura y los esqueletos de recién nacidos se hicieron más comunes en los registros arqueológicos, al menos en algunos lugares".
Notemos como estas conclusiones recientes concuerdan con el Libro de Urantia, el cual nos habla sobre los andonitas (nativos del planeta):
63:4.2 (713.8) Estos
primeros seres humanos no eran tan sensibles al dolor ni tan reactivos a las situaciones
desagradables como lo era gran parte de los mortales que evolucionaron
posteriormente. A Fonta y a su progenie
el parto no les fue una experiencia de dolor ni aflicción. - Libro de Urantia
Guau. Las pruebas arqueológicas con escasos restos de niños lo demuestra tal como dice la BBC. Las razas antiguas no tenían dolores de parto, y por ende, no había mortandad infantil. Es precisamente posterior a la raza andita y a los mestizajes (que coinciden con la expansión de la agricultura) cuando en la Historia incluso aparecen las muertes de bebés por problemas de parto:
76:4.2 (850.8) No sufrió
Eva dolores de parto; tampoco los sufrieron las primeras razas evolucionarias.
Sufrieron las punzadas del parto únicamente las razas mezcladas que habían sido
producidas por la unión del hombre evolucionario con los noditas y,
posteriormente con los adanitas. - Libro de Urantia
Sí, todos somos mestizos, híbridos raciales. Precisamente el mestizaje en perros, vacas y otros seres demuestra los problemas asociados al parto, problemas en tamaño, etc.
El que el canal de parto y las caderas en la especie humana sean ligeramente más pequeños en relación a la nueva cabeza humana nos recuerda que somos mestizos. Los adanitas otorgaron al hombre una mayor capacidad cerebral. Pero el cuerpo y la parte inferior del tronco presenta genes dominantes mayormente de las tribus andonitas nativas. Esta disonancia es la que causa el problema del parto.
Es interesante que los adanitas precisamente eran más altos y sus hijos eran proporcionales a esa altura. La BBC sorprendentemente también dice:
"Hay evidencia de un vínculo entre la altura de una mujer y el
tamaño y forma de su pelvis. En general, cuanto más baja sea la mujer, más
estrechas son sus caderas".
Nuestra cabeza es ligeramente más grande en proporción al cuerpo. La cabeza (cerebro) es el don de los adanitas a nuestra Humanidad. Pero puesto que los adanitas se mestizaron prematuramente con poblaciones mayores de nativos andónicos más pequeños, nuestra estatura tendió a la baja, con esa discordancia entre una cabeza mayor y un cuerpo más pequeño.
En la última imagen aparece esta diferencia en donde notamos como un bebé humano es más cabezón en comparación con un bebé "mono". Sin embargo, el niño humano mantiene un cuerpo ligeramente más pequeño en torno a su cerebro. El cuerpo y contextura parece ser el don de las razas nativas, los genes se organizaron para estas zonas, mientras que el cerebro, como asiento de la mente, es claramente un don de origen más elevado:
81:5.1 (905.6) El don de Adán mejoró el poder cerebral de las razas, de este modo acelerando grandemente el proceso de la evolución natural. - Libro de Urantia.
El reportaje de la BBC intenta explicar que la dieta fue un factor en este cambio, pero notamos que el factor genético es la clave finalmente (los hechos ocurridos en animales lo demuestra).
En la última imagen aparece esta diferencia en donde notamos como un bebé humano es más cabezón en comparación con un bebé "mono". Sin embargo, el niño humano mantiene un cuerpo ligeramente más pequeño en torno a su cerebro. El cuerpo y contextura parece ser el don de las razas nativas, los genes se organizaron para estas zonas, mientras que el cerebro, como asiento de la mente, es claramente un don de origen más elevado:
81:5.1 (905.6) El don de Adán mejoró el poder cerebral de las razas, de este modo acelerando grandemente el proceso de la evolución natural. - Libro de Urantia.
El reportaje de la BBC intenta explicar que la dieta fue un factor en este cambio, pero notamos que el factor genético es la clave finalmente (los hechos ocurridos en animales lo demuestra).
Los dolores de parto demuestran crudamente que todos los habitantes de la Tierra somos mestizos. No hay ninguna "raza" pura hoy. Las llamadas razas modernas son solo los restos mestizados de las primeras razas de color que se unieron a los adanitas ya hibridados en la forma de anditas.