Lo anterior ha cobrado fuerza y en años anteriores, administraciones políticas incluyeron dichas agendas, y se han sancionado a profesores universitarios, medios de comunicación y a personas corrientes que han expresado puntos de vista opuestos. Debido a esa “presión mediática” y política, empresas comenzaron a modificar sus productos para hacerlos “inclusivos” y no sufrir cancelación. Las empresas del entretenimiento de masas comenzaron a hacer reestructuraciones de algunas películas o hechos históricos, para incluir personajes “diversos”. Pero el paroxismo llegó cuando activistas furiosos comenzaron a derribar por el mundo varias estatuas de Cristóbal Colón, por considerarlo un símbolo de racismo, imperialismo y misoginia, en una marea de protestas y quemas.
El movimiento woke es la
exageración de ciertas bases y deseos justos originales: que debe existir un
trato respetuoso a ciertas minorías. En cierto modo es similar al “cristianismo”
de los siglos III al V, donde las ideas basales de Jesús ya habían sido hace
tiempo transformadas en cuestiones de justicia social, como banderas de lucha
de esas iglesias que ya penetraban en las elites del mundo romano.
Hagamos un resumen: Jesús parte con unas enseñanzas espirituales de la Paternidad de Dios y la Hermandad entre los Hombres. Los apóstoles y especialmente Pablo crean una versión centrada en la persona de Jesús. Luego ese mensaje se transforma en el “cristianismo”. Posteriormente se vuelve un elemento atractivo y se ve como algo humanista, un nuevo ideal, pero que es entendido erróneamente como un “evangelio social”. De las originales persecuciones a los cristianos en los primeros siglos, se pasa a un nivel de estatus y penetración en las capas altas de la sociedad. Muchas esposas de los oficiales, administradores e intelectuales del imperio se sienten atraídas por esta visión. Van a las reuniones y foros cristianos.
Comienzan a plantearse cuestiones relativas a las mujeres, los niños y
la esclavitud. El cristianismo sería un verdadero progresismo en la
decadente civilización romana. En teoría, la revitalizaría. Si, era un wokismo o despertar para
éste antiguo mundo brutal.
Pero lamentablemente ya
era una causa política, una ideología
que sería usada convenientemente por el Emperador Constantino, para unificar
por la fuerza al Imperio. Todas las demás corrientes serían canceladas. Los
Documentos de Urantia comentan esta evolución:
195:0.3 (2069.3) Sobre
este foro de la sociedad humana fueron arrojadas de pronto las enseñanzas de
Jesús, comprendidas en el mensaje cristiano. Un nuevo orden de vida se presentó así a los corazones hambrientos de
estos pueblos occidentales. Esta situación significó un conflicto inmediato
entre las viejas prácticas religiosas y la nueva versión cristianizada del
mensaje de Jesús al mundo. Tal conflicto debe resolverse o en una victoria
absoluta de lo nuevo o de lo antiguo, o en cierto grado de transigencia. La
historia enseña que esta lucha terminó en una transigencia. El cristianismo
presumió abarcar demasiado, para ser asimilado por un pueblo en una o dos
generaciones. No era un sencillo llamado espiritual, tal como Jesús había
presentado a las almas de los hombres; muy pronto adoptó una actitud
decidida sobre ritos religiosos, educación, magia, medicina, arte, literatura,
ley, gobierno, moral, reglamentación sexual, poligamia y, en forma limitada,
incluso sobre la esclavitud. El cristianismo no vino solamente como una
nueva religión —cosa que estaba esperando todo el imperio romano y el Oriente— sino
como un nuevo orden de sociedad humana. Y siendo tal pretensión como era el cristianismo precipitó rápidamente
el conflicto sociomoral de los siglos. Los ideales de Jesús, tal como
fueron reinterpretados por la filosofía griega y socializados en el cristianismo, desafiaron audazmente las
tradiciones de la raza humana, contenidas en la ética, moral y religiones de la
civilización occidental.
195:3.1 (2073.5) Los
cristianos aceptaron el imperio; el imperio adoptó el cristianismo. Los romanos
aportaron unidad de gobierno político; los griegos, unidad de cultura y
conocimiento; el cristianismo, unidad de pensamiento y prácticas religiosas.
Los cristianos en tres
siglos pasaron de ser un culto proscrito y perseguido, a ser miembros de las
elites de aquel mundo greco-romano que desaparecía. Y esas elites cristianas
hicieron valer su poder. De perseguidos, los
cristianos se volvieron perseguidores.
Cuando joven tuve la oportunidad de estudiar el Baldor de Algebra. Dentro de sus muchas ilustraciones, me llamó la atención aquella dedicada a Hypatia de Alejandría. Veía con asombro la ilustración de su ataque a la derecha. ¿Quiénes habían sido los perpetradores?
Posteriormente investigué
que ésta matemática fue linchada por una horda de cristianos. Fue desollada y
vejada hasta la muerte. Grupos furiosos de cristianos estaban derribando las
estatuas del antiguo mundo pagano injusto, y cancelando a todos los que aún
eran simpatizantes de ese mundo antiguo, de aquellos que intentaban “conservar”
algo de la cultura griega de los tiempos heroicos. Es curioso e irónico que los
cristianos de ese siglo actuaron como los progres o wokes de hoy, y los
cancelados y vetados eran los “conservadores” que intentaban salvar el mundo griego.
Todo lo anterior ilustra
como un movimiento que inicialmente parte con buenas metas, después de penetrar
en el poder, y ser adoptado con novedad por las elites, rápidamente puede
marear las cabezas, y volverse un asunto de imposición política estatal,
incluso de “lenguaje políticamente correcto”, de buenismo y declaración de
iluminación como la única verdad, el nuevo evangelio a ser impuesto en la
Tierra. En otras palabras, de pasarse “varios pueblos” en su exageración y delirio.
La aparición de Trump y
los otros personajes, es una reacción casi opuesta natural que
surge cuando los movimientos exageran. Se parece un poco a la “inercia-resistencia”
que aparece ante algo que se extralimita en el sentido común.
En otras palabras, aparece un contra wokismo, que es inversamente proporcional a la exageración del movimiento. Debe contener la misma fuerza opuesta a la exageración inicial.
Por esa razón, Trump podría parecer loco, exagerado, y radical en lo que hace.
Pero es simplemente ese espejo inverso de los otros grupos que lo antecedieron.
No deben alarmarse quiénes se asustan con sus políticas y retórica. Es un fenómeno
natural, e incluso necesario, una barrera que traerá algo positivo en el
futuro: El equilibrio.
El anti wokismo es la barrera dura y áspera que frena la energía psicológica del tsunami anterior. Luego vendrá la calma, el equilibrio y la reconstrucción. Después de Trump y de estos movimientos de contra ofensiva, aparecerán otros actores, hijos del equilibrio.
Así siempre ha sido en la Historia. Y así volverá a ser...
Cuando en el siglo XIX,
y en los albores del siglo XX existieron movimientos y marchas que lucharon
para abolir la esclavitud y el trabajo infantil, y establecer el voto femenino, entre
otras causas, algo bueno se logró. La esclavitud en occidente fue erradicada, y los
niños y las mujeres adquirieron ciertos derechos. Y ya no es necesario impulsar
agendas exageradas para hacer valer esos derechos. Se respetan naturalmente. Incluso
no son tema de contingencia.
En el futuro tampoco se deberá recurrir a la cancelación y a que el Estado obligue un cierto tipo de lenguaje o asuma una posición combativa por una causa social. Es de esperar que por efecto inverso natural, aparezcan más Trumps y Mileis que frenen esas dinámicas.
Luego vendrán los equilibrios.
Se entenderá que los Conservadores tienen valiosas herencias positivas que
conservar. De hecho, uno conserva objetos valiosos por esa cualidad. Y
perfectamente coexistirán con algunas causas originales del progresismo, como
la igualdad plena de la mujer, y el respeto a todas las personas, pero sin estridencias ni exageraciones.
Tranquilos, después
viene la paz, reconstrucción y madurez.