El nuevo gobierno italiano, encabezado por el tecnócrata Mario Monti, ha empezado su duro plan de ajuste para rebajar la gigantesca deuda y salvar al país de la quiebra y lo ha hecho con un anuncio que ha causado revuelo por su injusticia: todos los italianos con propiedades serán gravados con un impuesto sobre bienes inmuebles que en su día fue eliminado por el ex primer ministro Silvio Berlusconi; todos excepto los miembros de la Iglesia.
Según recuerda el diario “El País”, la Iglesia es la mayor propietaria de Italia, con entre el 20% y el 30% de todo el patrimonio inmobiliario, con nada menos que 115 mil casas, 36 mil parroquias, 9 mil escuelas, y 4 mil hospitales y centros sanitarios.
Ira en la red. Nada más conocerse la noticia de la reinstauración del impopular Impuesto de Bienes Inmuebles (ICI) y, sobre todo, de que la Iglesia iba a seguir gozando de un privilegio que les concedió el gobierno de Giuliano Amato desde 1992, en apenas 48 horas se recogieron 100 mil firmas para que se elimine dicho privilegio.
Las redes sociales se han convertido en las principales instigadoras de la revuelta: “Si la Iglesia es la casa del Señor”, reza una irreverente página de Facebook, “¿por qué Dios no paga el ICI?”.
Demanda ante la UE. El grupo Radicales interpuso una demanda interpuesta ante la Unión Europea (UE) contra el Gobierno italiano por trato de favor a la Iglesia.
Antes del próximo mes de mayo, Bruselas debe contestar a la demanda del grupo Radicali y decidir si las ayudas de Italia al Vaticano son legales. En el caso de que no lo sean, el Estado italiano puede ser condenado a entregar a Europa el importe de las exenciones sobre los bienes inmuebles, incluidas las que no se cobraron durante los años en los que gobernaba Berlusconi. “¿Será capaz el nuevo primer ministro de reclamarle a la Iglesia los cuartos que se ahorró cuando lo era el pecador Berlusconi?”, se pregunta el rotativo madrileño.
Los italianos ya están notando en carne propia la dureza del ajuste —sube el combustible, bajan las pensiones— y, muy pendientes del difícil momento histórico que les ha tocado vivir, recuerdan con nitidez unas palabras pronunciadas el pasado mes de septiembre por el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), cardenal Bagnasco: “La evasión fiscal es un cáncer social”. Un cáncer y también un pecado. Lo cometa quien lo cometa. - La Crónica de Hoy
No solo el Vaticano tiene estos privilegios. Decenas de religiones, entre las cuales están las con sede en Nueva York, están libres de impuestos, y se defienden con desespero cuando les tocan sus arcas... Son capaces de contratar los mejores abogados con fin de librarse de pagar los impuestos.
Pero, ¿quién dijo dar a César las cosas de César?
Y ¿quién dijo al que pide impuesto, el impuesto; al que pide tributo, el tributo?