jueves, 26 de enero de 2012

Joseph y el ángel - Parte III

La historia de las planchas doradas (laminas de oro) que recibió el auto proclamado profeta Smith está muy relacionada con otra fascinante historia, que de alguna forma ha conectado los dos sucesos.

En 1969  Juan Moricz, un experto en leyendas ancestrales, encaró un apasionante misterio del oriente selvático del Ecuador. Aunque Moricz no era el primero en tropezarse con el intrincado de túneles y galerías subterráneas que dan cobijo a los Tayos, es innegable su valentía y arrojo al haber sido, sin duda, el primero en dar a conocer a nivel mundial la existencia de este sistema intraterrestre.


Leyendo tan sólo la acta notarial de su hallazgo, con fecha 21 de julio de 1969, en la ciudad costeña de Guayaquil, a cualquiera se le encrespan los cabellos frente a estas detonantes afirmaciones:


"...he descubierto valiosos objetos de gran valor cultural e histórico para la humanidad. Los objetos consisten especialmente en láminas metálicas que contienen probablemente el resumen de la historia de una civilización extinguida, de la cual no tenemos hasta la fecha el menor indicio..."


Frente a esto, es inevitable pensar en la posible relación entre las planchas que menciona Moricz -halladas en una cámara secreta de la Cueva de los Tayos- con las planchas metálicas de complejos ideogramas que fueron visualizadas muchas tiempo antes por el joven José Smith. Sobre todo porque algunos asociados con  Juan Moricz hablaron de Guías extraterrestres que llamaron al libro de Ecuador "El Libro de los de las Vestiduras Blancas". Esto nos recuerda la apariencia del ángel Moroni.


Una de las aseveraciones más inquietantes es la existencia de una presunta biblioteca metálica oculta en esas galerías subterráneas. De existir, y siempre bajo el testimonio de Moricz, allí encontraríamos registrada la historia de la humanidad, y de muchas civilizaciones perdidas.



Un punto a tener en cuenta en relación a estas planchas, nos lleva en línea recta a los extraños objetos que en su momento custodió el padre salesiano Carlo Crespi, en el patio de la Iglesia María Auxiliadora de Cuenca. Los objetos habían sido encontrados por nativos quienes, en acto de amabilidad y gratitud, se los cedieron al padre Crespi para su custodia. Muchos de estos objetos -por no decir todos- posteriormente fueron robados. Si el padre Crespi aun estuviese con vida, quizá podríamos rastrear el origen exacto de tan enigmáticas piezas que parecían ser muy antiguas, mostrando indiscutibles ideogramas en relieve, una suerte de "código de información" o "escritura". Sobre las llamadas planchas doradas, se dice que desaparecieron misteriosamente (al igual que las de José Smith). Sin embargo, algunas laminas sueltas de algunos libros dorados han quedado y han sido exhibidas al público.


En julio de 1976 se llevaría a cabo una expedición Ecuatoriano-Británica a las cuevas, con un intimidante personal militar y científico y, para añadir la cereza a la torta, la presencia del astronauta norteamericano Neil Armstrong. ¿Qué hacía Neil en el Ecuador? Con su silencio tras el primer viaje a Luna resultaba más misteriosa su presencia.

El espeleólogo argentino Julio Goyen Aguado -presente en las primeras expediciones a la Cueva de los Tayos, incluyendo la incursión ecuatoriano-británica- sostenía que la expedición de 1976 fue financiada por la Iglesia Mormona, ya que las planchas metálicas que aludía Moricz recordaban las propias planchas de oro que recibiera el profeta Smith de manos del ángel Moroni. Teniendo en cuenta diversas leyendas mormonas apuntan a que los citados registros estarían ocultos actualmente en algún lugar de la cordillera de los Andes, es curioso notar que la zona donde se ubica la Cueva de los Tayos se denomina "Morona", similar al nombre del "enviado" que contactara a Smith. Sea como sea, Aguayo -ya fallecido- sospechaba que muchos en la expedición pertenecían a los Servicios Secretos del Reino Unido, además de formar parte de la masonería inglesa, sumamente interesada en encontrar la biblioteca metálica. Neil Armstrong, y recordemos bien esto, también era masón y se le vincula con los mormones.

Cómo iré relatando en entradas posteriores hay elementos verdaderos en la narración de Smith. Uno de ellos, tal como se analizó en la entrada pasada, era el contacto con el ángel Moroni. Aunque Moroni no le dijo en absoluto que iniciara una religión y solo lo envió a investigar la Biblia. Por lo tanto, José manipuló su propia historia. El otro elemento real son las planchas metálicas, que efectivamente José Smith tuvo en su poder cierto tiempo. Al parecer dichas laminas son la narración de los periplos de una civilización americana extinta, con una vinculación real con las tribus perdidas de Israel. José solo alcanzó a comprender éstos elementos, pero los detalles, la narración novelítsica y los nombres de los lugares y personajes son claramente inserciones de José Smith quién creó una historia con un material base real, mezclándola con pasajes copiados textualmente de la Biblia. Y finalmente los documentos que aparecen en la "Perla del Gran Precio" proceden de otra fuente que analizaremos posteriormente.