sábado, 23 de junio de 2012

Una clave posible en L.U

Tal como analizamos en la entrada anterior, los Reveladores comentan que "no sabemos cuando" llegará Micael en su regreso, lo cual armoniza con la frase de Jesús en Mateo de "no saber el día y la hora". Aunque los Reveladores dan una opinión importante sobre el avance progresivo hacia una mentalidad más espiritual que estaría cerca del Advenimiento de Jesús, el mismo L.U ofrece una pista que en mi opinión la he considerado como una "clave".

En el Documento 52 llamado "Las épocas planetarias de los mortales" se narra lo que ocurre en un mundo normal, sin la influencia de una rebelión, tal como acontece con nuestro mundo llamado por los ángeles "Urantia".

En los mundos normales existen éstas épocas:

(589.2) 52:0.2 1. El Hombre antes del Príncipe Planetario.


(589.3) 52:0.3 2. El Hombre después del Príncipe Planetario.


(589.4) 52:0.4 3. El Hombre Postadánico.


(589.5) 52:0.5 4. El Hombre después del Hijo Magisterial.


(589.6) 52:0.6 5. El Hombre después del Hijo Autootorgador.


(589.7) 52:0.7 6. El Hombre después del Hijo Instructor.


(589.8) 52:0.8 7. La Era de Luz y Vida.

Algunos lectores de Urantia han llegado a creer precipitadamente que nos faltan varios miles de años para llegar a la Era de Luz y Vida. Pero cometen el error al pensar que Urantia está sujeta a éstas etapas que ocurren en los mundos normales. Pero Urantia no es un mundo normal, el órden de las épocas planetarias está alterado.

Cada Era representa un gran avance en cuanto al progreso espiritual, material y biológico de la humanidad. Sin embargo, la Rebelión de Lucifer y Satanás provocaron grandes retrasos en la Tierra cuando el Príncipe Planetario Caligastía se unió a ellos en la rebelión y posteriormente indujo a Adán y Eva a fracasar en su misión.

En un planeta normal, miles de años después de la aparición de Adán y Eva, el mundo llega a éste nivel:

(594.3) 52:3.12 Un gran avance ético caracteriza a esta era; la hermandad del hombre es el objetivo de su sociedad. La paz mundial —la cesación del conflicto racial y de la animosidad nacional— es el indicador de la madurez planetaria para el advenimiento de la tercera orden de filiación, el Hijo Magisterial.

Notamos que al término de la Edad Post Adánica la humanidad logra un gran avance en cuanto a la hermadad entre los hombres, practicamente los conflictos están cesando y el planeta logra una madurez. Entonces recibe el Privilegio de la llegada de un Hijo Magisterial, un Hijo superior Avonal que actúa como Maestro de esa humanidad y la precipita a que avance y consolide su logro.

Lo anterior ocurre en un mundo normal. Lo que podríamos llamar el advenimiento de "la Primavera Espiritual" tras un largo letargo materialista. Urantia dice claramente que:

(595.6) 52:5.1 Cuando se logra cierto estándar de desarrollo intelectual y espiritual en un mundo habitado, siempre llega un Hijo autootorgador Paradisiaco. En los mundos normales no aparece en la carne hasta que las razas no hayan ascendido a los niveles más altos de desarrollo intelectual y logro ético. Pero en Urantia el Hijo autootorgador, aun vuestro propio Hijo Creador, apareció al final de la dispensación adánica, pero ése no es el orden común de los acontecimientos en los mundos del espacio.

En otras palabras, Jesús tendría que haber llegado a la Tierra por primera vez después de nuestra era.

Lo que ocurrió en la Tierra
Sin embargo, en nuestro mundo las cosas ocurrieron de forma muy extraña y alterada. La rebelión local y la Misericordia hicieron que los planes fuera diferentes.

Nosotros deberíamos recién en el futuro haber recibido la visita de un Hijo Autootorgador Magisterial o Avonal Instructor.

(595.7) 52:5.2 Cuando los mundos han madurado para la espiritualización, llega el Hijo autootorgador. Estos Hijos siempre pertenecen a la orden Magisterial o Avonal, excepto en ese caso, una vez en cada universo local, en que el Hijo Creador se prepara para su autootorgamiento final en un mundo evolucionario, tal como ocurrió cuando Micael de Nebadon apareció en Urantia para otorgarse a sí mismo a vuestras razas mortales. Sólo un mundo entre casi diez millones puede disfrutar de dicho don; todos los demás mundos van avanzado espiritualmente por el autootorgamiento de un Hijo Paradisiaco de la orden Avonal.

La gran misericordia por este mundo hizo posible que el propio Gobernante del Universo, Miguel de Nebadón y no otro Hijo Instructor decidiera tomar la custodia de la Tierra. Miguel quiso visitar la Tierra y  utilizando sus facultades adelantó la visita agendada para los mundos.

Sí, Jesús alteró el orden de los asuntos debido a la emergencia de nuestro planeta. Vino en una época retrasada, actuando de forma distinta al rumbo normal que ocurre en los mundos sin rebeliones.

(596.1) 52:5.3 El Hijo autootorgador llega en un mundo de alta cultura e instrucción y encuentra una raza espiritualmente capacitada y preparada para asimilar las enseñanzas avanzadas y para apreciar la misión del autootorgamiento.

Pero aquí en la Tierra no fué así. La misericordia hizo que el Hijo vienese al mundo cuando éste estaba en oscuridad. Por eso Jesús es admirado en todo el universo.

(596.2) 52:5.4 El Hijo autootorgador vive y muere para la elevación espiritual de las razas mortales de un mundo. Establece el «camino nuevo y viviente»; su vida es una encarnación de la verdad paradisiaca en la carne mortal, esa misma verdad —aún el Espíritu de la Verdad— por cuyo conocimiento los hombres serán libres.

(596.3) 52:5.5 En Urantia el establecimiento de este «camino nuevo viviente» fue asunto de hecho así como también de verdad. Por el aislamiento de Urantia en la rebelión de Lucifer se había suspendido el procedimiento por el cual los mortales pueden pasar, cuando mueren, directamente a las orillas de los mundos de estancia. Antes de los días de Cristo Micael en Urantia todas las almas dormían hasta las resurrecciones dispensionales o milenarias especiales. Aun Moisés no tuvo el permiso para ir al otro lado hasta la ocasión de una resurrección especial, pues el Príncipe Planetario caído, Caligastia, estaba en contra de dicha liberación. Pero desde el día de Pentecostés, los mortales de Urantia nuevamente pueden proceder directamente a las esferas morontiales.

(597.2) 52:6.1 El Hijo autootorgador es el Príncipe de la Paz. Llega con el mensaje, «Paz sobre la tierra y buena voluntad entre los hombres». En los mundos normales esta es una dispensación de paz mundial; las naciones ya no se aprenden la guerra. Pero estas influencias saludables no acompañaron la llegada de vuestro Hijo de autootorgamiento, Cristo Micael. Urantia no procede en el orden normal. Vuestro mundo está fuera del ritmo de la procesión planetaria.

Sería justo decir que cuando vino Jesús a la Tierra hace dos mil años, el mundo ya debería haber llegado al umbral de la Paz Mundial. Tenemos un atraso de 2000 años en relación al avance normal de un planeta.

Sin embargo, aquí hay una jugada maestra de Jesús de Nazaret.

En una entrada posterior intentaré explicarlo.