Hay lectores que me han preguntado como conciliar el gran mensaje de la Paternidad de Dios y la hermandad entre los hombres con el mensaje sobre Jesucristo, la fe en él y el arrepentimiento. ¿Acaso la Biblia no da énfasis en lo último?
Para aclarar éstas interrogantes que muchos hemos tenido haremos un estudio que nos explicará las llamadas divergencias. Intentaré ser los más claro.
En la Biblia en primer lugar notamos que aparecen éstas situaciones:
1- Los Evangelios se concentran en el mensaje de Jesús, en lo que él predico, en el cual podemos captar a grandes rasgos el doble mensaje que él trajo: La Paternidad de Dios y la hermandad de los hombres. Lo notamos en el Sermón del Monte que enfatiza lograr relaciones fraternales entre los humanos, y refuerza nuestra confianza en un Dios Padre que suple hasta nuestras necesidades materiales. Los evangelios hablan enseñanzas de Jesús en torno al perdón, el buen samaritano que muestra que el amor fraternal no tiene fronteras y se refuerza lograr una relación estrecha con el Padre y los demás basada en el amor. Jesús da énfasis en los dos más grandes mandamientos que involucran su doble mensaje.
2- Las cartas apostólicas incluyendo al libro de Hechos (Actos) de los apóstoles se centran en predicar sobre la figura de Jesús, su resurrección y el arrepentimiento con fe en Cristo para la salvación. Observamos un mensaje en torno a Jesús, más que un mensaje en torno a lo que él predicó, aunque evidentemente las cartas apóstolicas si hablan del doble mensaje de Jesús, pero la proporción es inversa. Esto último ha llevado a que muchas Iglesias crean que el verdadero testimonio consiste en hablar sobre Jesucristo.
Cómo notamos, las Escrituras Griegas presentan ésta dualidad de información que ha llevado a que muchos opten por el segundo punto, en desmedro del otro. Para ver como se produce ésta divergencia es bueno estar atentos a las pistas que incluso nos dan la mismas Escrituras Griegas.
Por ejemplo, ¿le ha llamado la atención que la mayoría de los Apóstoles no son mencionados en los libros posteriores a los Evangelios? Hechos o Actos de los Apóstoles debería llamarse mejor los Actos del Apóstol Pablo, ya que practicamente la mayoría de los apóstoles van desapareciendo en la narración. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué los otros apóstoles no escribieron epístolas y Pablo es el gran interpretador del mensaje de Jesús? ¿Por qué Hechos no narra lo que ocurrió con los otros apóstoles? Estas preguntas no han podido nunca ser respondidas. Y da la impresión que hay una especie de omisión a lo que los otros apóstoles hicieron.
Durante años me hice esas interrogantes, y fué el Libro de Urantia el que logró armar todas las piezas de éste misterio:
(2059.3) 194:0.3 Estos hombres habían sido entrenados e instruidos para que predicaran el evangelio de la paternidad de Dios y la filiación del hombre, pero en ese preciso momento de éxtasis espiritual y triunfo personal, lo que ellos consideraron la noticia más importante, la mejor nueva, era el hecho del Maestro resucitado. Así pues salieron, dotados del poder de lo alto, predicando buenas nuevas al pueblo —incluso la salvación a través de Jesús— pero inintencionalmente cayeron en el error de sustituir algunos de los hechos relacionados con el evangelio por el mensaje mismo del evangelio. Pedro sin querer inició este error, y otros lo siguieron hasta llegar a Pablo, quien creó una nueva religión basada en la nueva versión de la buena noticia.
(2059.4) 194:0.4 El evangelio del reino es: el hecho de la paternidad de Dios, combinado con la verdad resultante de la filiación-hermandad de los hombres. El cristianismo, tal como se desarrolló de ese día en adelante, es: el hecho de Dios como Padre del Señor Jesús Cristo, en asociación con la experiencia de la comunidad de creyentes con el Cristo resucitado y glorificado.
(2059.5) 194:0.5 No es extraño que estos hombres infusos por el espíritu se aferraran de esta oportunidad para expresar su sentimiento de triunfo sobre las fuerzas que habían tratado de destruir a su Maestro y poner fin a la influencia de sus enseñanzas. En un momento como éste, era más fácil recordar la asociación personal con Jesús y entusiasmarse con la certeza de que el Maestro aún vivía, que su amistad no había terminado y que en efecto el espíritu había descendido sobre ellos como él había prometido.
(2059.6) 194:0.6 Estos creyentes se sentían de pronto trasladados a otro mundo, a una nueva existencia de gozo, poder y gloria. El Maestro les había dicho que el reino vendría con poder, y algunos de ellos pensaron que comenzaban a discernir lo que él quería decir.
(2059.7) 194:0.7 Cuando se toma todo esto en consideración, no es difícil comprender como estos hombres llegaron a predicar un nuevo evangelio sobre Jesús en lugar de su mensaje anterior de la paternidad de Dios y de la fraternidad de los hombres.
Comentario: Fué algo involuntario. Después de pasar por la amarga muerte de su Señor y ser humillados por los sacerdotes, luego al verle resucitado y sentir el catalizador del Espíritu, ellos involuntariamente hicieron una variación en el mensaje. Sus fuerzas y su ardor son dirigidos a reinvindicar a su amado Maestro. El Espíritu es una fuerza que da empuje poderoso, pero esa energía impersonal puede variar de dirección debido a la capacidad intelectual de los hombres y la época, para asumir una causa noble, pero no la causa original.
(2066.4) 194:4.4 ¿Que les ha ocurrido a estos hombres a quienes Jesús ordenó para que salieran a predicar el evangelio del reino: la paternidad de Dios y la hermandad del hombre? Poseen un nuevo evangelio; arden con una nueva experiencia; están llenos de una nueva energía espiritual. Su mensaje repentinamente ha pasado a la proclamación del Cristo resucitado: «Jesús Nazareno, un varón quien Dios aprobó por obras poderosas y prodigios; a él, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, crucificasteis y matasteis. Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas. A este Jesús rusucitó Dios. Dios lo ha hecho tanto Señor como Cristo. Exaltado a la diestra de Dios, habiendo recibido del Padre la promesa del espíritu, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Arrepentíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que el Padre envíe a Cristo, que os fue antes anunciado, incluso a Jesús, a quien el cielo ha de recibir hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas».
(2066.5) 194:4.5 El evangelio del reino, el mensaje de Cristo, súbitamente se ha transformado en el evangelio del Señor Jesucristo. Ahora, proclamaban los hechos de su vida, muerte y resurrección y predicaban la esperanza de su pronto retorno a este mundo, para terminar la obra que comenzó. Así el mensaje de los primeros creyentes tenía que ver con predicar los hechos de su primer advenimiento y con enseñar la esperanza de su segundo advenimiento, un acontecimiento que ellos consideraban ser muy próximo.
(2067.1) 194:4.6 Cristo estaba a punto de volverse el credo de la iglesia en rápida formación. Jesús vive; él murió por los hombres; él dio el espíritu; él regresará de nuevo. Jesús colmaba todos sus pensamientos y determinaba todo su nuevo concepto de Dios y de todo lo demás. Estaban demasiado entusiasmados con la nueva doctrina de que «Dios es el Padre del Señor Jesús» para preocuparse por el antiguo mensaje de que «Dios es el Padre amante de todos los hombres», aun de cada persona. Es verdad que, de estas primeras comunidades de creyentes, brotó una maravillosa manifestación de amor fraternal y de inigualada buena voluntad. Pero fue una asociación de creyentes en Jesús, no una asociación de hermanos en la familia del reino del Padre en el cielo. Su buena voluntad brotaba del amor nacido del concepto del autootorgamiento de Jesús y no del reconocimiento de la hermandad de los hombres mortales, Sin embargo, estaban llenos de gozo y vivieron vidas tan nuevas y singulares que todos los hombres fueron atraídos a sus enseñanzas sobre Jesús. Cometieron el gran error de usar el comentario vivo e ilustrativo del evangelio del reino para ese evangelio, pero aun eso representó la religión más magnifica que la humanidad haya conocido jamás.
Comentario: Como notamos, cambiaron el mensaje de Jesús, por un mensaje sobre Jesús. Se centraron más en el cartero (Jesús) que en la carta que él traía (su mensaje). Y ésto provocó una discrepencia entre los íntimos. Una divergencia no narrada explícitamente en la Biblia, pero que un buen lector puede descubrir al ver las piezas faltantes.
(2058.2) 193:6.3 Los once apóstoles entonces fueron al piso de abajo, y allí acordaron echar la suerte para determinar cual de estos hombres se volvería un apóstol para servir en lugar de Judas. Matías fue quien ganó, y fue declarado el nuevo apóstol; fue debidamente puesto a cargo y luego nombrado tesorero. Pero Matías tuvo poco que ver con las actividades subsiguientes de los apóstoles.
(2058.3) 193:6.4 Poco después de Pentecostés, los gemelos volvieron a sus casas en Galilea. Simón el Zelote permaneció en retiro cierto tiempo, antes de salir a predicar el evangelio. Tomás se preocupó por un período de tiempo más corto y luego reanudó sus enseñanzas. Natanael tuvo cada vez más diferencias de opinión con Pedro en cuanto a la predicación sobre Jesús en lugar de la proclamación del original evangelio del reino. Este desacuerdo se tornó tan agudo a mediados del mes siguiente, que Natanael se retiró, yendo a Filadelfia para visitar a Abner y Lázaro. Después de permanecer allí más de un año, prosiguió hasta las tierras más allá de la Mesopotamia predicando el evangelio tal como él lo entendía.
(2058.4) 193:6.5 Todo esto significó que tan sólo quedaron seis de los doce apóstoles originales que se convirtieron en actores en el escenario de la primera proclamación del evangelio en Jerusalén: Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Felipe y Mateo.
Comentario: De alguna forma, esta especie de divergencia y separación fué capital. Algunos deseaban predicar sobre la Paternidad de Dios y la hermandad del hombre y fueron a tierras lejanas. En cambio, solo 6 apóstoles permanecieron en Jerusalén hasta que las circunstancias los hizo irse de Jerusalén. Estos últimos eran los más afines a la idea impulsada originalmente por Pedro (y luego llevada a los gentiles por Pablo), de predicar sobre Jesús, más que sobre el mensaje de Jesús.
De ésta forma, Pedro, Santiago y Juan siguen siendo mencionados en Hechos, y con el tiempo son diluidos para dar paso a Pablo. Y los sucesos en cadena sobre la historia humana dejaron ésta imagen final en los anaqueles del Planeta.
Así se hace la historia.