sábado, 18 de agosto de 2012

El peligro de la revolución

Últimamente mucho se ha especulado sobre un despertar masivo de la Conciencia de la humanidad a una nueva etapa de iluminación espiritual y el advenimiento inmediato a una Nueva Era. Esto ocurriría supuestamente el 21 de diciembre de 2012.  En ésta entrada veremos como esa propaganda tiene todas las características del estilo rebelde del enemigo de Dios.

(613.3) 54:1.1 De todos los problemas confusos que surgieron de la rebelión de Lucifer, ninguno ha ocasionado más dificultad que el fracaso de los mortales evolucionarios inmaduros para distinguir entre la verdadera libertad y la falsa libertad.

(754.3) 67:1.2 En el transcurso de esta inspección, Satanás informó a Caligastia sobre la entonces «Declaración de Libertad» de Lucifer, que éste proponía, y como ahora sabemos, el Príncipe acordó en traicionar al planeta cuando se anunciara la rebelión. Las personalidades leales del universo alimentan particular desdén hacia el Príncipe Caligastia por su traición premeditada del encargo. El Hijo Creador (Miguel) expresó este desacato al decir: «Eres como tu jefe Lucifer, y has perpetuado pecaminosamente su iniquidad. Fue un falsificador desde el comienzo de su exaltación de sí mismo, porque no moraba en la verdad».

Notamos ahora como Caligastia ha propuesto desde los comienzos el progreso rápido por Revolución, más que la paciente Evolución:

(758.6) 67:5.1 Imperó gran confusión en Dalamatia y sus inmediaciones por casi cincuenta años después de la instigación a la rebelión. Se intentó la reorganización completa y radical de todo el mundo; la revolución desplazó a la evolución como política de progreso cultural y mejoramiento racial. Avanzó repentinamente la condición cultural entre los residentes temporales superiores, los que se habían capacitado parcialmente en Dalamatia y sus alrededores; pero, cuando se pusieron a prueba estos nuevos y radicales métodos entre los pueblos más remotos, hubo inmediatamente confusión indescriptible y pandemonio racial. Los primitivos hombres, a mitad de evolución, de aquellos días no tardaron en convertir la libertad en libertinaje.
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(759.1) 67:5.3 El esquema de Caligastia para la reconstrucción inmediata de la sociedad humana de acuerdo con sus conceptos de la libertad individual y los derechos de los grupos, resultó un veloz y, en cierto modo, rotundo fracaso. La sociedad pronto revirtió a su antiguo nivel biológico, y volvió a comenzar la lucha progresiva a partir de un punto no mucho más adelantado de donde se encontraba al principio del régimen de Caligastia; pues este levantamiento había dejado al mundo en un estado de suma confusión.

La prisa y la ansiedad, el egoísmo para lograr el éxito rápido y con atajos morales,  hizo que las primeras civilizaciones humanas avanzaran rápidamente en sentido cultural y técnico, pero la precipitación no fué a la par con el desarrollo espiritual interno de las masas. Esto provocó el desastre y ha sumido a nuestro mundo en un terrible atraso hasta el día de hoy.

Y una advertencia para nosotros:

(846.4) 75:8.5 Jamás en tu ascenso al Paraíso, te ganarás nada intentando impacientemente eludir el designio divino establecido mediante atajos, invenciones personales u otros artificios para facilitar el avance en el camino de la perfección, para la perfección y hacia la perfección eterna.

Solo cuando nos rendimos voluntariamente a la Guía y Voluntad del Padre, cuando experimentamos la rendición del yo, del ego y las prisas, nos inmunizamos contra la precipitación del pecado. El pecado siempre va acompañado de un deseo de gratificación inmediata y cosecha prematura de éxito y felicidad. Sin embargo, su ilusión es un castillo de naipes.

Notemos el contraste de la técnica de Jesús para cambiar al mundo:

(1519.3) 136:6.10 Con esta decisión, Jesús de Nazaret demostraba para un universo espectador, cuán tonto y pecaminoso es prostituir los talentos divinos y la capacidad dada por Dios para el engrandecimiento personal o para beneficio y gloria puramente egoístas. Había sido ése el pecado de Lucifer y Caligastia.  Esta gran decisión de Jesús ilustra dramáticamente la verdad de que la satisfacción egoísta y la gratificación sensual, de por sí solas, no pueden dar la felicidad a los seres humanos evolutivos. Hay valores más elevados en la existencia mortal —maestría intelectual y avance espiritual— que trascienden de lejos la gratificación necesaria de los apetitos e impulsos puramente físicos del hombre. Las dotes naturales de talento y habilidad del hombre deberían aplicarse principalmente al desarrollo y ennoblecimiento de sus más elevados poderes de mente y espíritu.
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(1519.4) 136:6.11 Jesús revelaba así a las criaturas de su universo la técnica de un camino nuevo y mejor, los valores morales más elevados del vivir y las satisfacciones espirituales más profundas de la existencia humana evolucionaria en los mundos del espacio.
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(1521.3) 136:8.8 Jesús ilustró para todos los mundos de su vasto universo la tontería de crear situaciones artificiales con el propósito de exhibir una autoridad arbitraria o de permitirse un poder excepcional para perfeccionar los valores morales o acelerar el progreso espiritual. Jesús decidió que no prestaría su misión en la tierra a una repetición de la desilusión del reinado de los Macabeos. Se negó a prostituir sus atributos divinos para adquirir una popularidad no merecida o para ganar prestigio político. No consentiría a la transmutación de la energía divina y creadora en poder nacional o en prestigio internacional. Jesús de Nazaret se negó a hacer compromisos con el mal, mucho menos a asociarse con el pecado. El Maestro colocó triunfalmente la fidelidad a la voluntad de su Padre por encima de toda otra consideración terrena y temporal.
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(1523.1) 136:9.9 Con estas decisiones estableció Jesús un digno ejemplo para todos los seres de todos los mundos de un vasto universo, al negarse a aplicar pruebas materiales a la verificación de los problemas espirituales, al negarse al desafío presuntuoso de las leyes naturales. Y dio un ejemplo inspirador de lealtad universal y de nobleza moral al negarse a tomar el poder temporal como preludio de la gloria espiritual.

A pesar de realizar milagros durante su ministerio, Jesús no fundó su trabajo en la Tierra en modificaciones violentas de la sociedad. Por esa razón fué rechazado por los impacientes judíos en el siglo I, y por esa razón hoy miles prefieren abrazar religiones que predican la liberación inminente de los pesares de la vida y un escape para las realidades cotidianas.  Estas religiones caen en el mismo error de los impacientes judíos del siglo I, y olvidan que han pasado casi 2000 años desde la venida de Jesús.

Y también otros pregonan cambios de conciencia o culturales violentos a la par con un supuesto cambio  el 21 de diciembre de 2012.

Todas las ideas anteriores son ilusiones y conducen a fracasos morales y decepciones.

(804.1) 71:4.1 La economía, la sociedad y el gobierno tienen que evolucionar si han de perdurar. Las condiciones estancadas en un mundo evolucionario son indicativas de decadencia; sólo perduran aquellas instituciones que avanzan con la corriente evolucionaria.

Pero los mismos documentos reiteran muchas veces que los cambios sociales, económicos y culturales humanos deben ser lentos y pacientes. Se previene de experimentos violentos para modificar, por ejemplo, el sistema financiero mundial. Sabemos que el grado de desarrollo espiritual de los grupos humanos va por debajo del desarrollo técnico. Cuando la humanidad pierde su avance técnico o queda sin la tecnología o se introduce algún cambio brusco, el resultado es solo caos y anarquía.  Por ejemplo, algunos ya hablan de reemplazar todo el sistema monetario, por dinero virtual. Si los soportes tecnológicos no son los adecuados, solo generará una inminente anarquía.
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Los auténticos seguidores del mensaje de Jesús son la levadura para promover las transformaciones adecuadas, pacientes y duraderas. Jesús desea que el hombre edifique sobre la masa rocosa de sus enseñanzas, no sobre la arena de lo fácil.  Los verdaderos creyentes ya que son y serán personas que viven los ideales de Jesús, ellos serán las palancas internas para transformar el mundo.

(782.5) 69:9.18 El orden social presente no es forzosamente correcto —no es ni divino ni sagrado— pero la humanidad hará bien en instituir los cambios en forma lenta.  Lo que tenéis supera con mucho a todos los sistemas que conocieron vuestros antepasados. Cuando cambiéis el orden social, no os olvidéis de cambiarlo por otro mejor. No os dejéis persuadir de experimentar con las fórmulas descartadas de vuestros antecesores ¡Avanzad, no retrocedáis!

Así que las propuestas de cambios por revolución, que incluso violen el libre albedrío humano, ya sea el 21 de diciembre u en otras fechas, son solo evasiones de la realidad, engaños que cuadran más con la técnica nefasta de los rebeldes.