viernes, 17 de agosto de 2012

Intentando responder algunas preguntas

Primero agradezco vuestros comentarios. Son muy valiosos. Muchas gracias.

Ahora vamos a las preguntas.

Pregunta: ¿Que debo hacer en mi congregacion? ¿podré convivir con mis hermanos? ¿es posible transmitir el mensaje de Jesús sin salirme de la religión?

Respuesta: En muchas ocasiones he dicho que estar en una religión puede ser una oportunidad estupenda y una gran plataforma para servir y expresar el mensaje del Hijo del Hombre: La paternidad de Dios y la hermandad del hombre.

Jesús no deseaba que nos saliéramos de los sistemas humanos. La solución no está en esperar que un sistema cambie. Más bien, nosotros somos el agente del cambio, somos como la Sal del mundo, como la Levadura silenciosa en el pan, y debemos ser agentes positivos de ese cambio.

No existe ninguna religión, corporación, sociedad ni empresa que pueda ser “precursora de nuevas filosofías espirituales” sin que antes los individuos alcancen la espiritualización consciente de sus mentes por medio del crecimiento espiritual personal. La estabilidad de la humanidad sólo puede ser sustentada por la estabilidad personal espiritual de los individuos iluminados interiormente por el amor de Dios y la adoración verdadera a El.

Al participar de una religión organizada debes establecer límites y no confundir prioridades. Tu deber principal es en relación a tu adoración, relación con Dios y mostrar de formas prácticas y reales el amor a tu prójimo, sea parte de esa comunidad religiosa o no. Pero no debes dejarte seducir por cambiar el Servicio al prójimo por el Servicio a una Corporación. Debes tener la suficiente fuerza para discriminar entre las normas puramente humanas, y lo esencialmente verdadero.

Por ejemplo, si deseas participar en la predicación u otra faceta religiosa, nunca debes olvidar trascender más allá del rito. De lo contrario, la mecanización, el trabajo por horas, los títulos basados en la exaltación del ego o la presión de grupo crean ambientes irreales que con el tiempo son derrumbados por el cambio. Y solo lo esencial y verdadero permanece.

Nunca descuides el servicio a los débiles, enfermos y ser una fuente que irradia amor y gozo, y que se expande más allá de tu comunidad. En tus mensajes, conversaciones e incluso participaciones públicas puedes luchar por la fraternidad entre los hombres, mientras los incitas a la relación y confianza con el Padre.

Pablo dijo que al judío se hizo judío, al griego se hizo griego. Puede ser una magnífica oportunidad para inspirar a otros con tu vida y servicio. En cuanto a la información y conocimiento sobre algunos temas, eso pasa a un segundo plano.

Se necesitan hombres y mujeres comprometidos como trigo esparcidos en todas partes. En todas las religiones y en todas las facetas del quehacer humano. Lentamente y de forma poderosa se establecerá la realización de la hermandad entre los hombres.

Nunca he fomentado abandonar una religión, aunque sabemos que tarde o temprano la persecusión es una posibilidad. El cristianismo primero fué atacado por sus hermanos judíos.  Sed prudentes como serpientes e inocentes como palomas. A veces arrojar luz por hacerlo no es lo mejor. Más que entregar información, lo importante es inspirar a otros. Deseamos lograr un ambiente de amor y fraternidad verdaderos. De esa forma nos convertimos en la luz del mundo.

Cada cual debe evaluar y analizar sus propias circunstancias antes de tomar cualquier opción. Nadie tampoco debe presionar a nadie. Si alguién decide un sendero diferente, confiad en que el Padre ampliará su horizonte. En realidad, nuestros hermanos están repartidos en todas partes. La humanidad es una familia y nos unimos al deseo de Jesús cuando abrazmos la verdad de ésta forma, estemos donde estemos.

L.U dice que las últimas palabras de Jesús en la Tierra fueron:

(2057.4) 193:5.2 «Os he pedido que permanezcáis en Jerusalén hasta que seáis dotados de un poder de las alturas. Ahora estoy a punto de despedirme de vosotros; estoy a punto de ascender hacia mi Padre, y pronto, muy pronto, enviaremos al Espíritu de la Verdad a este mundo donde he residido; cuando haya venido, empezaréis la nueva proclamación del evangelio del reino, primero en Jerusalén, y luego hasta los lugares más alejados del mundo. Amad a los hombres con el amor con que yo os he amado, y servid a vuestros semejantes mortales como yo os he servido. Mediante los frutos espirituales de vuestra vida, impulsad a las almas a creer en la verdad de que el hombre es un hijo de Dios, y de que todos los hombres son hermanos. Recordad todo lo que os he enseñado y la vida que he vivido entre vosotros. Mi amor os cubre con su sombra, mi espíritu residirá con vosotros y mi paz permanecerá en vosotros. Adiós.»