domingo, 19 de agosto de 2012

Reflexiones en torno al fin del mundo

Una de las situaciones más difíciles expuestas en éste blog ha sido tratar con la impregnación mental asociada al "fin del mundo". Personalmente he tenido que "rehacer" mi mente para liberarme de la manifestación apocalíptica que ha mermado la capacidad espiritual de muchos seres humanos. Hay mucha confusión mental, temores y ansias equivocadas con respecto a éste asunto. En realidad somos víctimas y solo una auténtica comprensión del mensaje de Jesús puede sanarnos.

Antes de que muchos lectores me empapelen, quisiera hacerlos reflexionar en unas preguntas: ¿Cuantas religiones nos hablan del fin de los tiempos y un juicio final? Practicamente todas las religiones, incluyendo a los Mormones, Testigos de Jehová,  Adventistas, cientos de Iglesias Evángelicas, e incluso el Islam nos hablan de un inminente fin de los tiempos.  Solo personas miopes pueden alegar que su Iglesia es la única que les ayuda a mantenerse alertas. Cientos de confesiones hablan de los mismos puntos, con variaciones en los detalles. Este solo hecho, debería ser suficiente para comprender que aquí hay algo raro. No existe una singularidad que debería caracterizar a los cristianos verdaderos. ¡Hasta los grupos de la Nueva Era han entrado en alguna variante del fin apocalíptico del mundo! Puesto que todos se mantienen alerta en base a los sucesos mundiales, ¿cuál es la diferencia entre uno y otro? Ninguno. Podríamos deducir que Dios de alguna forma ha alertado a todos. Pero, ¿es esa la conclusión correcta?

Dijo: “Cuidado que no los extravíen; porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, y dirán: ‘Yo soy ese’, y: ‘El debido tiempo se ha acercado’. No vayan en pos de ellos. 9Además, cuando oigan de guerras y desórdenes, no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder primero, pero el fin no [sucede] inmediatamente”.- Lucas 21:8,9

Muy pocos reparan o desean enfatizar éstas advertencias introductorias de Jesús. Casi nadie repara en que Jesús no deseaba que los sucesos mundiales nos provocarán un falso estado de alarma. Carl Olof Jhonsons y Raymond Franz llegaron a esa sabia conclusión que comparto plenamente tras contrastarla con el Libro de Urantia. De hecho, ésta última obra (muy desconocida a nivel mundial), parece ser el único Libro en la Tierra que va en contra de la corriente Armagedónica de todas las religiones.

No es que el Libro de Urantia descarte la posibilidad de un término de Era, Juicio Terminal de Epoca u Advenimiento de Cristo. Tampoco descarta una Tercera Guerra Mundial , o Colapso de la Civilización, e incluso una Evacuación Planetaria por ángeles. Todas éstas son posibilidades reales. Quizás los profetas visualizaron fragmentos de ésas situaciones posibles. Pero éstos asuntos claramente son de una importancia menor para las criaturas de lo que realmente imaginamos. El énfasis de la solución verdadera a los problemas no radica en la destrucción, sino en la construcción de un mundo mejor.  El Padre "no se deleita en la muerte de los inicuos", "no desea que ninguno sea destruído", "vino a buscar a pecadores, no a justos". Cuando estudiamos la vida de Jesús en los mismos Evangelios Bíblicos notamos una actitud positiva y de esperanza con respecto al género humano y los pecadores. Es esa actitud esperanzadora la que domina finalmente al Libro de Urantia.

El problema del "fin del mundo".

(1090.2) 99:4.6 Durante los tiempos psicológicamente agitados del siglo veinte, en el medio de los trastornos económicos, las corrientes encontradas de la moral y las mareas sociológicas de las transiciones ciclónicas de la era científica, miles y miles de hombres y mujeres se han dislocado humanamente; están ansiosos, desapacibles, temerosos, inseguros e inestables; como nunca antes en la historia del mundo, necesitan el consuelo y la estabilización de una religión sólida. Frente a los logros científicos y al desarrollo mecánico sin precedentes existe un estancamiento espiritual y un caos filosófico.

Muchas personas creen que si no existe una "presión" con el garrote del fin del mundo, la gente se volverá inmoral, materialista y baja. Pero éstos miedos son en realidad producto de los estados cambiantes de ánimo humanos y temores meramente infundados. Las religiones son prestas a edificar su mensaje de predicación en base a la Destrucción, la urgencia de los tiempos y el crear un estado de preocupación y excitación permamente. Así, incluso ciertas organizaciones han experimentado un considerable aumento en sus filas en base a ésas predicas. Pero yo me pregunto: ¿Qué clase de amor a Dios y lealtad religiosa puede estar basada en la amenaza de la destrucción? ¿Puede edificarse el Amor a Dios basado en el temor? ¿Es una moralidad verdadera la edificada por las religiones, o se basa en una recompensa inmediata, liberación de los problemas, o el castigo?

Considerable ha sido la presión para que la actividad ministerial de las religiones sea puesta como máquina tras exhortaciones al inminente fin. Un miedo mórbido a que las personas se vuelvan inmorales o materilistas y dejen las filas de las iglesias movilizan a los líderes de éstas. Ellos creen que reencantaran el entusiasmo de los miembros tras electrizantes discuros y artículos que enfatizen la urgencia de los tiempos.

Pero surgen varias preguntas: ¿Es correcto edificar la Fe verdadera en base a la destrucción? ¿Será una Fe resistente a las verdaderas adversidades, al paso de los años, al cambio de las Eras?

Sabemos que la moral es provechosa y necesaria para una sociedad, pero los seres humanos no pueden construir una Fe estable ni un movimiento religioso duradero solo basado en premios, recompensas o temores al castigo. Realmente es triste el énfasis otorgado en considerar la espiritualidad en términos de provecho espiritual, como si fuera una transacción basad en el interés. Se suele insinuar que los hombres de Fe prostituyeron su esperanza solo porque no veían un futuro mejor en el lugar que les tocó. Eso es falso, ya que se enfatiza que la  mejor razón para servir a Dios es para obtener un provecho personal o un alivio a las dificultades de la vida.
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Tales religiones están destinadas a tener permanentes puertas giratorias en dónde cada ciertas temporadas miles de ingenuos entran, para luego tras desencantarse tras varios años salen, y a la vez entran otros nuevos, basados en una especie de estrategia comercial con sus arengas de batalla. Tal espectáculo triste de usar generaciones de recambio y luego agotarlas tras las esperas de un fin, no tiene nada que ver con lo que Jesús trajo a la Tierra. Es probable que los líderes de esas Iglesias intuyan éste mecanismo, pero tercamente están resueltos a seguir usándolo.

(1091.1) 99:5.2 Recuerda siempre: la verdadera religión consiste en conocer a Dios como a tu Padre y al hombre como a tu hermano. La religión no es la creencia esclavizadora en las amenazas de castigo ni las promesas mágicas de premios místicos futuros.

(1091.2) 99:5.3 La religión de Jesús es la influencia más dinámica que haya activado jamás a la raza humana. Jesús destruyó la tradición, derrumbó el dogma e invitó a la humanidad al logro de sus ideales más elevados en el tiempo y en la eternidad —ser perfectos, así como el Padre en los cielos es perfecto.

La verdadera religión no puede producir frutos verdaderos si solo fomenta la evasión de la realidad basada en castigos, premios o recompensas futuras. La religión institucional puede crear hombres de gran conocimiento bíblico, pero ciertamente inútiles en practicar el amor al prójimo.

En casos de crisis, problemas de personalidad, y asuntos inferiores, cuando las cuerdas se ponen tensas, se nota de que están hechos los religiosos. A menudo sucumben rapidamente al desánimo o relajación moral cuando son privados de reprimendas externas o cobijos psicológicos exteriores (grupos) para seguir funcionando. Una vez un miembro del Cuerpo Gobernante expresó que si los testigos eliminaran la anotación de horas en su actividad, muy pocos saldrían al ministerio. Esta poca fe, ésta poca fe incluso en los mismos miembros, esta edificación sobre la arena,  es lamentable.

Jesús de Nazaret nos invita a un nuevo camino, a un nuevo comienzo. Una religión suprema basada en el Amor, y en una visión positiva sobre la humanidad.

La religión verdadera no busca evadirte de la vida. Pretende iluminar tu vida, ayudarte a que vivas esta existencia de una forma más significativa. No te saca de los problemas, más bien te da herramientas para que puedas sobrellevarlos y solucionarlos. No es pasiva ni inactiva. Es una aventura para el día a día. La religión verdadera hace que dejes de quejarte por tu suerte en la vida, por un mundo en crisis. Te invita a que dejes de pensar como víctima, te invita a contribuir a salinizar al mundo, a iluminarlo.

(1093.1) 99:7.3 La religión (verdadera) inspira al hombre a vivir valerosa y alegremente sobre la tierra; combina la paciencia con la pasión, la compenetración con la dedicación, la simpatía con el poder y los ideales con la energía.

(1093.2) 99:7.4 El hombre no puede jamás decidir sabiamente sobre los asuntos temporales ni trascender el egoísmo de los intereses personales a menos que medite en presencia de la soberanía de Dios y tome en cuenta las realidades de los significados divinos y de los valores espirituales.

Conocer a Dios como tu Padre personal, sentir la guía de su cuidado ahora, y descubrir que todos somos hermanos, es la experiencia más poderosa para el ser humano. Comparado con este tesoro actual, con este estilo de vida que trajo Jesús de Nazaret, cualquier otra expectativa es desplazada a un plano totalmente secundario.

La vida cobra significado, la religión verdadera interior solo puede producir esa transformación. Y los frutos serán evidencia de tu asociación con Dios.

Esto es más magnífico que todos los finales de mundo que el hombre pudiera desear jamás.