sábado, 22 de septiembre de 2012

Conclusiones: La vida y el símbolo

La conclusión bíblica es que la prohibición de la sangre solo aplica a la alimentación, y no es transferible a las transfusiones. Comer morcillas de sangre no es lo mismo que una transfusión. La sangre es un órgano o tejido y la transfusión solo sería comparable a un trasplante.

Aunque hay riesgos implicados en el uso de las transfusiones, cada cristiano debería tomar éstas decisiones por un asunto de conciencia, elección personal y libertad para escoger o rechazar un tratamiento médico, de la misma forma como cada cristiano elige o no la quimioterapia con efectos adversos colaterales para su cuerpo. Así, cada cual en la medida de lo posible debería intentar en operaciones quirúrgicas programadas evitar el uso de la sangre, pero finalmente el asunto solo quedaría en base a la conciencia personal, y sin la presión de la expulsión, actual desasociación y pecado grave como elementos coercitivos para hacer elecciones.

Sin embargo, en el asunto de elecciones rápidas, de vida o muerte (hemorragias severas), en situaciones fuera del control personal, o en países carentes de los aparatos sofisticados (mencionados en los DVD de los testigos), las acciones moralmente correctas, claramente deben inclinarse para honrar la vida humana misma, y no el símbolo de esa vida. El símbolo recordaba lo sagrado de la vida que representaba y no al revés.  No puede existir una distorsión de los valores supremos, de los significados verdaderos. Cuando las religiones evolutivas mantienen éstos parámetros distorsionados de los mandamientos, hay una cosecha de muertes y penas innecesarias.

Si la Watchtower desea sobrevivir deberá en los próximos años realizar ajustes realistas con respecto a ésta cuestión. Para partir, podrían dejar claro que en operaciones programadas y controladas, cada testigo debería hacer lo posible por evitar la sangre, siempre y cuando las circunstancias hospitalarias, médicas y financiera del paciente lo permitan. Es bueno ser realista, y destacar que en muchos países en vías de desarrollo los centros asistenciales no cuentan con las sofisticadas máquinas que se muestran en los DVD de la Watchtower. Si bien es notable el avance que puede hacer la Medicina en ésta cuestión, también debe dejarse claro que esa no es la realidad en muchos países. En éstos casos, el sentido común y las acciones basadas en el buen juicio no deberían tener represalías por parte de la confesión religiosa. Por ejemplo, si no hay otra alternativa disponible en su localidad, y el único método parece ser la posibilidad de una transfusión, el asunto tiene que dejarse a la Conciencia del testigo, y sin la presión de que está cometiendo una gran maldad.

Y en asuntos de decisiones rápidas sobre la vida o muerte, o que exceden a las elecciones conscientes humanas (accidentes), o superan el campo de acción personal como una enfermedad repentina y terminal, la Watchtower debería dejar en claro que la vida humana está sobre el símbolo de la misma, y una comprensión verdadera de la santidad de la vida implica honrar la misma vida que la sangre simboliza. En estos casos y al igual que en los ejemplos bíblicos citados en las entradas pasadas, ésto sería el verdadero entendimiento sobre respetar la santidad de la sangre y la vida. Nadie debería sufrir represalias religiosas por éstos asuntos.

Y  también debería explicarse con claridad que la sangre que usualmente es utilizada en las transfusiones es sangre reconstituida en laboratorio (no es la misma sangre sacada de una persona, sino que sus componentes son separados, y luego armados con componentes de distintos almacenajes). Esto hace que las supuestas "transfusiones" no sean una violación al mandato de evitar la sangre, el cual fué dado en referencia a ingerir el mismo compuesto derramado como alimentación.

Además debe quedar claro que de igual forma que las fracciones menores no son en realidad sangre, tampoco hay razón bíblica y lógica para prohibir los componentes mayores, los cuales como el Plasma, tienen una gran cantidad de agua y fracciones menores que sí son permitidas. También durante el embarazo hay una transferencia de glóbulos rojos entre el feto y la madre, lo cual genera el asunto del fractor RH.  Si Dios fuera intransigente en su ley, ¿por qué en el embarazo humano está diseñado dicho intercambio?

Todos éstos puntos deben ser explicados a los testigos. Ellos merecen tener toda la información para que su elección sea auténica y no en base a los entendimientos de otros. En este punto, al parecer un temor a una avalancha de demandas, es lo que frena un ajuste de la política en torno a la sangre. Pero mientras tanto, ésto sigue poniendo en peligro potencial la vida de millones.